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Capítulo 33
Lucha y huída
Harry no tenía ni idea de lo que Hermione estaba planeando o de si realmente tenía un plan. Caminaba unos pasos detrás de ella mientras se dirigían hacia el pasillo que conducía a la oficina de Umbridge, sabiendo que sería demasiado sospechoso si aparentaba que no sabía a dónde estaban yendo. No hizo ningún intento de hablar con Hermione; Umbridge caminaba detrás de ellos, tan cerca que podía oír su respiración entrecortada. Hermione les conducía por las escaleras que iban al Hall de entrada. El estruendo de voces y el claqueteo de los platos rebotaba hacia el exterior de las puertas dobles del gran comedor -a Harry le parecía increíble que veinte pasos más allá hubiera personas que estuvieran disfrutando sus cenas, celebrando el final de los exámenes, sin importarles el mundo... Hermione caminaba derecha hacia las puertas principales de roble y bajó las escaleras de piedra hasta salir al relajante aire de la tarde. El sol estaba cayendo entre las copas de los árboles del Bosque Prohibido y mientras Hermione caminaba cruzando los campos del colegio -Umbridge haciendo footing para alcanzarles- sus largas sombras se enroscaban detrás de ellos, como mantos en la hierba. "¿Está escondida en la cabaña de Hagrid, verdad?" Umbridge le susurró en la oreja a Harry con entusiasmo. "Desde luego que no", dijo Hermione mordazmente. "Hagrid la habría hecho estallar accidentalmente". "Sí", dijo Umbridge, cuya excitación parecía haber aumentado. "Sí, problablemente lo habría hecho. Desde luego ¡el gran semi-gigante!". Se rió abiertamente. Harry sintió grandes deseos de dar media vuelta y colgarla del cuello, pero se resistió. Su cicatriz estaba dando punzadas en el suave aire de la tarde, pero no le quemaba demasiado, como sabía que le quemaría si Voldemort hubiera asesinado a alguien. "Entonces....¿dónde está?" preguntó Umbridge, con un deje incierto en su voz, mientras Hermione seguía caminando derecha hacia el bosque. "Allí dentro, desde luego", dijo Hermione, señalando hacia los oscuros árboles. "Tiene que estar en algún sitio enel cual los estudiantes no puedan encontrársela accidentalmente, ¿verdad?" "Por supuesto," dijo Umbridge, aunque ahora su voz sonaba aprensiva. "Por supuesto ....muy bien, entonces....vosotros dos podéis ir por delante de mí". "Entonces, si vamos primero ¿podemos recuperar nuestras varitas?" le preguntó Harry. "No, no lo creo, Señor Potter", dijo Umbridge cariñosamente, golpeando su espalda con la varita. "Me temo que el Ministerio tiene en más alta estima mi vida que las suyas". Mientras alcanzaban las frías sombras de los primeros árboles, Harry intentó que Hermione le devolviera la mirada; le parecía que estar caminando hacia el bosque sin sus varitas era la cosa más estúpida de todas las que habían hecho aquella tarde. Sin embargo, ella lanzó a Umbridge una mirada desdeñosa y se sumergió directamente entre los árboles, a un paso tan acelerado que Umbridge, con sus piernas cortas, podía difícilmente seguir. "Está en un lugar muy adentrado en el bosque?" preguntó Umbridge, mientras que su capa se enganchaba en una rama. "Oh sí," dijo Hermione, "sí, está muy bien escondida" Las dudas de Harry se incrementaron. Hermione no estaba cogiendo el camino que habían seguido para visitar a Grawp, sino el que habían tomado tres años antes para llegar al escondrijo de Aragog. Hermione no había estado con él en esa ocasión, por lo que dudaba que ella tuviera alguna idea del peligro que se escondía al final del sendero. "Eh- estás segura de que éste es el camino correcto?" le preguntó a propósito. "Oh, sí", dijo con voz segura, quebrando las ramas del suelo con un ruido que le pareció totalmente innecesario. Detrás de ellos, Umbridge tropezó contra un árbol caído. Ninguno de ellos se paró para ayudarle a incorporarse; Hermione continuó la marcha, diciendo por encima de su hombro, "Está sólo un poco más lejos". "Hermione, baja la voz", le susurró Harry, apresurándose para ponerse a su altura. "Todo puede oírse aquí-" "Quiero que nos oigan", le contestó tranquilamente, mientras Umbridge se apresuraba ruidosamente detrás de ellos. "Ya lo verás..." Siguieron andando lo que les pareció una eternidad, hasta que se encontraron de nuevo en lo profundo del bosque, de manera que la densidad de los árboles hacía que la luz no pudiera penetrar entre ellos. Harry tuvo un presentimiento que ya había tenido antes en el bosque, el presentimiento de estar siendo observados sin saber por quién. "Está mucho más lejos?" demandaba Umbridge enfadada, detrás de ellos. "No mucho más lejos de aquí!" gritó Hermione, mientras se sumergían en un espacioso claro. "Sólo un poco más..." Una flecha pasó flotando por el aire y aterrizó con un golpe sordo en un árbol, justo detrás de su cabeza. De repente el aire se llenó de sonidos de pezuñas; Harry pudo sentir el suelo del bosque temblando a sus pies; Umbridge soltó un pequeño grito y se colocó detrás de ellos, utilizando a Harry y a Hermione como si fueran escudos- Harry se deshizo de ella y se giró. Alrededor de cincuenta centauros estaban emergiendo por todos lados, con sus arcos alzados y cargados, apuntando hacia Harry, Hermione y Umbrigde. Retrocedieron lentamente hacia el centro del claro, Umbridge pronunciando pequeños lloriqueos de terror. Harry miró de lado a Hermione, a la cual se le había dibujado una sonrisa triunfante. "Quiénes sois?" dijo una voz. Harry miró a la izquierda. Un centauro de pecho acastañado, que Harry reconoció como aquél que llamaban Magorian, estaba caminando hacia ellos, destacándose en el círculo que les habían hecho: su arco, como los de los otros, estaba alzado. Al lado derecho de Harry, Umbridge todavía estaba sollozando, su varita temblando violentamente mientras la apuntaba hacia el centauro que había avanzado. "Te he preguntado quién eres, humana," dijo Magorian rudamente. "Soy Dolores Umbridge!" dijo Umbridge con un tono alto, la voz petrificada. "Subsecretaria Mayor del Ministro de Magia y Directora e Inquisidora Mayor de Hogwarts!" "Eres del Ministerio de Magia?"dijo Magorian, mientras muchos centauros del círculo de alrededor se revolvían inquietamente. "Eso he dicho!" dijo Umbridge, con un tono de voz aún más alto, "así que ten mucho cuidado! Con las leyes instauradas por el Departamento de Control de Criaturas Mágicas, cualquier ataque perpetrado por un medio-desarrollado en un humano-" "Cómo nos has llamado?" gritó un centauro negro con un aspecto bastante salvaje, que Harry reconoció como Bane. Los centauros murmuraban bastante enfadados y tensaban las cuerdas de sus arcos alrededor de ellos. "No les llame así!" dijo Hermione furiosa, pero Umbridge aparentaba no haberle oído. Todavía apuntando su temblorosa varita hacia Mangorian, continuo, "Ley Cincuenta "B" establece claramente que "cualquier ataque hecho por una criatura que parece tener inteligencia casi humana, se considera por ello que es responsable de sus actos-" "Inteligencia casi humana?" repitió Magorian, mientras Bane y algunos de los otros rugían con furia y pateaban el suelo. "Nosotros consideramos que eso es un gran insulto, humana! Nuestra inteligencia, por suerte, aventaja bastante a la vuestra." "¿Que estáis haciendo en nuestro bosque?" continuó el centauro de cara medio gris, que Harry y Hermione habían visto en su última visita al bosque. "¿Por qué estáis aquí?" "Vuestro bosque?" dijo Umbridge, agitando ahora su varita no sólo con miedo, sino con lo que parecía también indignación. "Tengo que recordaros que vosotros vivís aquí sólo porque el Ministerio de Magia os concede ciertas áreas de tierra-" Una flecha voló muy cerca de su cabeza, de forma que le cortó su parduzco pelo al pasar rozándole: soltó un ridículo gritito y se llevó las manos a la cabeza, mientras algunos de los centauros rugían con aprobación y otros se reían estridentemente. El sonido de sus salvajes risas relinchantes hacían eco alrededor del oscuro claro del bosque y el sonido de sus pezuñas pateando el suelo era bastante enervante. "De quién es el bosque ahora, humana?" rugió Bane. "Estúpidos medio-desarrollados!" gritó Umbridge, sus manos todavía envueltas alrededor de su cabeza. "Bestias! Animales salvajes!" "Cállese!" gritó Hermione, pero era demasiado tarde: Umbridge apuntó con su varita a Magorian y gritó, "Incarcerous!" Unas cuerdas empezaron a salir de la varita, flotando en el aire como gruesas serpientes, envolviéndose tensamente alrededor del torso del centauro y atrapando sus brazos. El centauro dio un grito de ira y se encabritó sobre sus piernas traseras, intentando liberarse, mientras los otros centauros cargaban sus arcos. Harry agarró a Hermione y la lanzó al suelo; cara abajo en el suelo del bosque, Harry conoció un momento de terror cuando las pezuñas empezaron a retumbar alrededor de él, pero los centauros se limitaron a rodearlos, bramando y gritando con ira. "Nooooooo!" oyeron chillar a Umbridge. "Nooooooo.....soy la subsecretaria mayor.... no podéis- Bajadme, animales....noooooo! Harry vio un flash de luz roja y supo que Umbridge había intentado dejar sin sentido a uno de ellos; entonces empezó a gritar muy alto. Levantando su cabeza unas pulgadas, Harry vio que Bane había asido a Umbridge por detrás y luego la había levantado muy alto, mientras ella se retorcía y chillaba con miedo. Su varita cayó de su mano al suelo y el corazón de Harry dio un brinco. Si sólo pudiera alcanzarla.... Pero, cuando estiró su mano para intentar cogerla, la pezuña de un centauro cayó sobre ella y la rompió limpiamente en dos mitades. "Ahora!" rugió una voz en la oreja de Harry y un gran brazo peludo descendió por el fino aire y le arrastró hacia la derecha. Hermione también había sido derribada a sus pies. A través de los coloridos pechos y cabezas de los centauros, Harry vio cómo Bane se llevaban a Umbridge hacia los árboles. Aunque no paraba de dar gritos, su voz se oía cada vez más y más lejos, hasta que no pudieron oír más que los pisoteos de pezuñas que les rodeaban. "Y éstos?" dijo el centauro de pelo gris y de expresión dura, agarrando a Hermione. " Son jóvenes", dijo una voz suave y parada que provenía detrás de Harry. "Nosotros no atacamos a los potros" "Fueron ellos los que la trajeron aquí, Ronan", dijo el centauro que tenía asido firmemente a Harry. " Y no son tan jóvenes... él es ya casi un hombre. Éste de aquí". Meneó a Harry agarrando el cuello de su túnica. "Por favor," dijo Hermione sin aliento, "por favor, no nos ataquen. Nosotros no pensamos como ella, no somos empleados del Ministerio de Magia! Sólo vinimos hasta aquí porque esperábamos que la apartaran de nosotros!" Harry supo a la primera, por el aspecto de la cara del centauro gris que estaba agarrando a Hermione, que ella había cometido un terrible error diciendo esto. El centauro gris echó atrás su cabeza, sus piernas traseras estampando furiosamente el suelo, y gruñó "Lo ves, Ronan? Ellos ya tienen la arrogancia de su clase! Entonces....nosotros tenemos que hacerte el trabajo sucio ¿es así, chica humana? ¿Nosotros tenemos que actuar como si fuéramos vuestros sirvientes, ahuyentando a vuestros enemigos, como si fuéramos perros obedientes?" "No!" dijo Hermione, soltando un chillido de horror. "¡Por favor... no quise decir eso! ¡Sólo esperaba que fuerais capaces de....ayudarnos...!" Pero parecía que, en lugar de arreglarlo, aquello iba de mal en peor. "¡Nosotros no ayudamos a los humanos!" gruñó el centauro que agarraba a Harry, apretando su brazo y encabritándose un poco al mismo tiempo, de modo que los pies de Harry tocaron el suelo por un momento. "¡Somos una raza aparte y estamos orgullosos de serlo. No permitiremos que caminéis por aquí, alardeando de que aceptamos vuestras ofertas!" "¡No vamos a decir nada de eso!" gritó Harry. "Sabemos que hacéis lo que hacéis porque queréis..." Pero nadie parecía estar escuchándole. Un centauro acastañado, detrás de la muchedumbre gritó, "¡Vinieron aquí sin que nadie les hubiera invitado, tienen que pagar las consecuencias!" Un rugido de aprobación se unió a estas palabras y un centauro bicolor gritó, "¡Pueden unirse a la mujer!" "¡Dijisteis que no hacíais daño a los inocentes!" rogó Hermione, con lágrimas deslizándose por la cara. "¡No hemos hecho nada para heriros! No hemos usado varitas ni trucos, simplemente queremos regresar al colegio ¡Por favor, dejadnos volver..! "¡No todos somos como el traidor Firenze, chica humana!" gritó el centauro gris, consiguiendo más relinchos y rugidos de aprobación de sus compañeros. "¿A lo mejor pensaste que éramos bonitos caballos parlantes? ¡Nosotros somos gente centenaria que no soportará las invasiones y los insultos de los magos! ¡No reconocemos vuestras normas. No reconocemos vuestra superioridad. Nosotros somos...! Pero no fueron capaces de oír que más cosas eran los centauros, porque en aquel momento se oyó un estrépito que provenía de los lados del claro, tan fuerte que Harry, Hermione y los casi 50 centauros que llenaban el claro, miraron a su alrededor. El centauro que agarraba a Harry le dejó caer de nuevo al suelo cuando sus manos volaron hasta su arco y su carcasa de flechas. Hermione también había sido soltada y Harry corrió hasta ella. De pronto oyeron cómo tres grandes troncos de árbol se partían amenazadoramente y la monstruosa forma del gigante Grawp apareció en el claro. Los centauros que estaban cerca de ellos recularon un poco. El claro era ahora un bosque de arcos y flechas esperando para ser disparadas, todas apuntando hacia la monstruosa cara que ahora estaba aproximándose hacia ellos, justo debajo de un grueso toldo de ramas. La boca torcida de Grawp estaba estúpidamente abierta de par en par, de manera que podían ver aquellos ladrillos amarillos que tenía por dientes brillando en la media luz del claro. Sus torpes ojos color fango se estrechaban mientras bizqueaba mirando a las criaturas que se encontraban a sus pies. Sus ropas sucias y rotas las iba arrastrando por los tobillos. Abrió la boca aún más. "Hagger" Harry no sabía qué era lo que significaba "Hagger" o que lengua era aquélla, pero realmente no le importaba demasiado; estaba mirando los pies de Grawp, los cuales eran por lo menos tan largos como el cuerpo entero de Harry. Hermione agarró su brazo con fuerza. Los centauros permanecían callados, de pie ante el gigante, cuya inmensa y redonda cabeza se movía de un lado a otro, escudriñando entre ellos como si estuviera buscando algo que se le hubiera caído. "Hagger!" dijo otra vez, más intensamente. "Vete de aquí, gigante!" le ordenó Magorian. "No eres bien recibido entre nosotros!" Estas palabras parecieron no hacer ningún tipo de efecto en Grawp. El gigante se quedó quieto un momento (los brazos de los centauros tensados en sus arcos) y entonces gruñó, "HAGGER!" Unos pocos centauros parecían preocupados ahora. Sin embargo, Hermione parecía sofocada. "¡Harry!" susurró. "¡Creo que está tratando de decir "Hagrid"! En ese preciso momento Grawp localizó a Harry y a Hermione, los únicos dos humanos en un océano de centauros. Inclinó su cabeza unos pocos pies más, fijándose atentamente en ellos. Harry pudo sentir a Hermione temblando mientras Grawp de nuevo abría profundamente su boca y decía con voz honda y atronadora, "Hermy". "Dios mío", dijo Hermione, apretando el brazo de Harry tan fuerte que se quedó paralizado de miedo y mirando, mientras Hermione parecía que se iba a marear, "¡él...él se acuerda!" "¡HERMY!" gruñó de nuevo Grawp. "DÓNDE HAGGER?" "¡No lo sé!" chilló Hermione, petrificada. "¡Lo siento, Grawp, no lo sé!" "¡GRAWP QUIERE HAGGER!" Una de las inmensas manos del gigante descendió hacia donde estaban ellos. Hermione dejó escapar un grito de terror, corrió unos cuantos pasos hacia atrás y se cayó. Desprovisto de su varita, Harry se preparó para golpear, patear, morder o cualquier cosa que pudiera ayudar, mientras la mano se dirigía hacia él y derribaba a un centauro color blanco. Era precisamente lo que los centauros habían estado esperando. Los dedos estirados de Grawp estaban a un pie de distancia de Harry cuando cincuenta flechas se dispararon por el aire hacia el gigante, salpicando su enorme cara, provocándole aullidos de dolor e ira. Grawp se irguió, restregándose la cara con sus enormes manos, y comenzó a romper las astas de las flechas, consiguiendo de esta forma que las cabezas de las flechas se hundieran aún más. Chilló y estampó sus enormes pies en el suelo, por lo que los centauros empezaron a escaparse de su camino; las gotas de sangre de Grawp, del tamaño de guijarros, ducharon a Harry cuando estaba intentando ayudar a Hermione a levantarse y los dos corrieron lo más rápido que pudieron al abrigo de los árboles. Una vez allí miraron atrás; Grawp estaba intentando agarrar a ciegas a los centauros mientras la sangre se deslizaba por su cara; los centauros se estaban retirando en desorden, galopando hacia los árboles, al otro lado del claro. Harry y Hermione vieron a Grawp dando otro alarido de ira para desplomarse poco después, aplastando más árboles con su caída. "Oh, no", dijo Hermione, estremeciéndose tanto que sus rodillas daban brincos involuntarios. "Oh, eso ha sido horrible. Y podría haberles matado a todos". "A mí me da un poco igual, la verdad" dijo Harry ácidamente. Los sonidos de los centauros galopando y el patinazo del gigante se fueron haciendo cada vez más débiles. Mientras Harry escuchaba todos estos acordes en el bosque, su cicatriz empezó a latir de nuevo y una ola de terror se difundió en su interior. Habían malgastado mucho tiempo- estaban más lejos de rescatar a Sirius de lo que habían estado cuando él tuvo la visión. Harry no sólo había sido incapaz de no perder su varita, sino que ahora estaban tirados en el medio del Bosque Prohibido sin esperanzas de encontrar algún tipo de transporte. "Un gran plan", le espetó a Hermione, intentando calmar un poco su ira. "Verdaderamente un gran plan ¿Cómo vamos a salir de aquí?" "Necesitamos volver al castillo", dijo Hermione débilmente. "¡En el tiempo en el que hagamos eso, Sirius probablemente esté muerto!" dijo Harry, dando patadas de impotencia a un árbol cercano. "Bueno, no podemos hacer nada sin las varitas", dijo Hermione desesperada, intentando ponerse de nuevo en pie. "De todos modos, Harry, exactamente ¿qué habías planeado para conseguir llegar a Londres?" "Sí, eso es justo lo que nos estábamos preguntando," dijo una voz familiar detrás de ella. Harry y Hermione se movieron instintivamente y asomaron su cabeza entre los árboles. Ron apareció, seguido por Ginny, Neville y Luna. Todos ellos iban hechos un desastre -había largos arañazos a lo largo de la mejilla de Ginny; un gran moratón morado se estaba hinchando debajo del ojo derecho de Neville; los labios de Ron estaban sangrando más que nunca- pero todos ellos parecían bastante satisfechos consigo mismos. "Entonces", dijo Ron, apartando una larga rama colgante y extendiéndole a Harry su varita, "¿tenéis alguna idea?" "¿Cómo os habéis escapado?" preguntó Harry sorprendido, cogiendo su varita. "Un par de Aturdidores, el Encantamiento de desarme y Neville logró hacer un pequeño Conjuro Impedimenta", dijo Ron airadamente, ahora tendiéndole también la varita a Hermione, "Pero Ginny fue la mejor, le echó a Malfoy un Encantamiento de Murciélago Aleteante, fue increíble, su cara entera estaba cubierta de cosas voladoras. De todos modos, vimos cómo os dirigíais al Bosque por la ventana y os hemos seguido. ¿Qué habéis hecho con Umbridge?" "Se la llevaron", dijo Harry. "Una manada de centauros". "¿Y os dejaron a vosotros aquí?" preguntó Ginny, mirándoles atónita. "No, Grawp les ahuyentó", contestó Harry. "¿Quién es Grawp?" preguntó interesada Luna. "El hermanito pequeño de Hagrid", dijo Ron inmediatamente. "Pero eso no importa ahora. Harry, ¿qué es lo que averiguaste en el fuego? ¿Tiene Quién-tú-sabes a Sirius o...? "Sí," dijo Harry, mientras su cicatriz empezaba a hormiguear de nuevo, "y estoy seguro de que Sirius todavía está vivo, pero no sé cómo vamos a llegar hasta allí para ayudarle". Todos se quedaron callados, mirándole bastante asustados; les parecía que el problema era insuperable. "Bueno, deberíamos ir volando ¿no creéis?" dijo Luna, con una voz que, de hecho, Harry nunca le había oído usar. "OK," dijo Harry irritado, dando vueltas alrededor de ella. "Lo primero de todo es que "nosotros" no vamos a hacer nada si por casualidad te estás incluyendo en el plan, y lo segundo es que Ron es el único que tiene una escoba que no está siendo guardada por un troll de seguridad, así que...." "¡Yo tengo una escoba!" dijo Ginny. "Sí, pero tú no vas a venir," dijo Ron enfadado. "¡Perdóname, pero me importa tanto como a ti lo que le pueda pasar a Sirius!" dijo Ginny, su mandíbula apretada de manera que su parecido a Fred y a George fue, de repente, más notorio que nunca. "Eres demasiado..." comenzó a decir Harry, pero Ginny le cortó ferozmente, "Tengo tres años más de los que tenías tú cuando luchaste contra Quién- Tú- Sabes para guardar la Piedra Filosofal, y es gracias a mí que Malfoy está ahora muy ocupado en la oficina de Umbridge con gigantescos bogies voladores atacándole.." "Sí, pero..." "Estamos todos juntos en AD", dijo Neville tranquilamente. "Se supone que estamos allí para luchar contra Quién- Tú- Sabes ¿verdad? Y es la primera oportunidad que tenemos de hacer algo real -o es que todo era un juego o algo así?" "No -por supuesto que no era un juego-" dijo Harry impacientemente. "Entonces nosotros deberíamos ir también", dijo Neville simplemente. "Queremos ayudar". "Es verdad", dijo Luna, sonriendo felizmente. Los ojos de Harry se encontraron con los de Ron. Sabía exactamente lo que Ron estaba pensando: si pudiera haber elegido algún miembro de la AD, además de él, Ron y Hermione, para acompañarles en el intento de rescatar a Sirius, no habría elegido a Ginny, a Neville o a Luna. "Está bien, de todos modos no importa", dijo Harry apretando los dientes "porque todavía no sabemos cómo vamos a llegar hasta allí.." "Creía que ya habíamos llegado a un acuerdo", dijo Luna casi enloquecida. "¡Iremos volando!" "Mira", dijo Ron, apenas conteniendo su enfado, "tú serás capaz de volar sin escoba, pero el resto de los que estamos aquí no podemos hacer que nos broten alas cada vez que..." "Hay diferentes maneras de volar que no sean con una escoba", dijo Luna tranquilamente. "¿Supongo que vamos a montar en la espalda de esos Kacky Snorgle o como quiera que se llamen?" preguntó Ron. "El Snorkack de Cuerno Arrugado no puede volar", dijo Luna con voz solemne, "pero ellos sí que pueden. Y Hagrid dice que son muy buenos encontrando los sitios que buscan quienes los montan". Harry se giró totalmente. De pie entre dos árboles, con sus ojos destellando de manera espeluznante, estaban dos Testrales, presenciando la conversación como si estuvieran entendiendo cada palabra. "Sí!" susurró, andando hacia ellos. Los testrales sacudieron sus cabezas de reptil, echando hacia atrás sus largas melenas negras, y Harry extendió su mano con impaciencia y le dio golpecitos al cuello brillante del que estaba más cerca; ¿cómo podía haber pensado alguna vez que eran feos? "¿Te refieres a esos caballos tarados?" preguntó Ron desconcertado, de pie, ligeramente a la izquierda del Testral que Harry estaba acariciando. "¿Esos que sólo puedes ver si has visto a alguno estirar la pata?" "Eso es", dijo Harry. "¿Cuántos hay?" "Sólo dos" "Bueno, por lo menos necesitamos tres," dijo Hermione, que todavía parecía un poco asustada y temblorosa, pero que estaba de acuerdo con el plan de dejar a los otros en tierra. "Cuatro, Hermione," dijo Ginny, frunciendo el ceño. "Creo que actualmente somos seis" dijo Luna calmadamente, contando. "¡No seáis estúpidos, no podemos ir todos!" dijo Harry enfadado. "mirad, vosotros tres" señaló a Neville, Ginny y Luna, "no estáis envueltos en esto, no estáis..." Los tres estallaron en nuevas protestas. Su cicatriz dio otra punzada aún más dolorosa. Cada momento que se retrasaban eran precioso; no tenía tiempo para estar allí discutiendo. "De acuerdo, bien, es vuestra elección," dijo cortantemente, "pero a menos que podamos encontrar más Testrales no vamos a ser capaces de ..." "Oh, van a venir muchos más", dijo Ginny confiadamente, aunque, como Ron, estaba echando un vistazo en la dirección contraria, aparentemente con la impresión de que estaba mirando a los caballos. "¿Qué es lo que te hace pensar eso?" "Porque, en caso de que no lo hayas notado, tú y Hermione estáis cubiertos de sangre," dijo fríamente, "y sabemos que el cebo que Hagrid usa para coger a lo Testrales es carne cruda. Probablemente por ese motivo aparecieron estos dos en un primer momento". En ese instante Harry sintió un suave tirón en su túnica y miró hacia abajo para ver al Testral más cercano lamiendo la manga, la cual estaba bañada en sangre de Grawp. "Bien, entonces," dijo Harry, se le acababa de ocurrir una gran idea. "Ron y yo cogeremos estos dos e iremos yendo y Hermione puede quedarse aquí con vosotros tres y ella atraerá más Testrales-" "¡Yo no voy a quedarme atrás!" dijo Hermione furiosa. "No hace falta que lo hagas," dijo Luna, sonriendo. "Mira! aquí vienen más....vosotros dos realmente debéis oler..." Harry se giró: no menos de seis o siete Testrales estaban llegando a través de los árboles, hacia donde ellos estaban, sus grandes alas de cuero plegadas fuertemente a sus cuerpos, los ojos brillando en la oscuridad. Ahora ya no tenía excusa. "De acuerdo," dijo enfadado, "entonces...coged uno y subiros
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