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CAPÍTULO 23
Navidad en el pabellón cerrado
¿Sería ésta la razón por la cual Dumbledore ya no miraba a Harry a los ojos? ¿Esperaba ver a Voldemort mirándolo fijamente a través de ellos, temiendo, tal vez, que su color verde vívido cambiara repentinamente a un color escarlata, con hendiduras similares a las de gato como pupilas? Harry recordó como la cara de Voldemort, semejante a la de una serpiente, se había impulsado a si misma fuera de la cabeza del Profesor Quirrell y recorrió con su mano la parte posterior de su propia cabeza, preguntándose qué se sentiría si Voldemort explotara fuera de su cráneo.
Se sintió sucio, contaminado, como si estuviera cargando algún tipo de germen, indigno de sentarse en el tren subterráneo de regreso del hospital con gente inocente, y limpia cuyas mentes y cuerpos estaban limpios de la mancha de Voldemort… no era que simplemente había visto la serpiente, él había sido la serpiente, ahora lo sabía…Y un pensamiento verdaderamente terrible se le ocurrió, un recuerdo emergió a la superficie de su mente. Uno que hizo que sus entrañas se retorcieran como serpientes…¿Qué estaba buscando él, aparte de adeptos?Algo que sólo podía conseguir con cautela… como una arma. Algo que no tenía la última vez.
”Soy el arma”, pensó Harry, y fue como si hubiera veneno bombeando a través de sus venas, dejándolo helado, haciéndolo sudar mientras se tambaleaba con el tren a través del túnel oscuro. “Soy el que Voldemort está tratando de usar, por eso hay guardias alrededor de mi a dondequiera que vaya, no es para mi protección, es para la protección de las demás personas, sólo que no está funcionando, no pueden tener a alguien vigilándome todo el tiempo en Hogwarts… sí ataqué al Señor Weasley anoche, fui yo. Voldemort me obligó a hacerlo y podría estar dentro de mí, escuchando mis pensamientos, justo ahora”.
-¿Estás bien, Harry querido?- susurró la Señora Weasley, inclinándose a través de Ginny para hablarle mientras el tren traqueteaba a través del oscuro túnel-. No te ves muy bien. ¿Te estás sintiendo enfermo?
Todos lo estaban mirando. Negó con la cabeza violentamente y se quedó mirando fijamente a un anuncio de seguros para el hogar.
-¿Harry, querido, seguro que estás bien?- insistió la Señora Weasley con un toque de preocupación en su voz, mientras caminaban por la descuidada porción de césped en el medio de Grimmauld Place-.Te ves tan pálido… ¿Estás seguro que dormiste esta mañana? Vas a subir a la cama ahora mismo, y vas a dormir un par de horas antes de la cena, ¿de acuerdo?Asintió; ahí estaba la excusa perfecta para evitar hablar con los demás, que era justo lo que quería, así que cuando ella abrió la puerta del frente corrió en línea recta, pasó el paragüero con forma de dos piernas de troll, subió la escalera y entró en el cuarto que compartía con Ron.Una vez allí, comenzó a andar de un lado para el otro, pasando por las dos camas y el marco vació de Phineas Nigellus, su cerebro hirviendo con preguntas y atroces ideas
¿Cómo se había convertido en serpiente? Quizás era un Animago… no, no podía serlo, lo sabría… tal vez Voldemort era un Animago… Sí, pensó Harry, eso lo explicaría, él se convertiría en una serpiente, por supuesto… “y cuando me está poseyendo, entonces ambos nos transformamos… aunque eso todavía no explica cómo llegué a Londres y regresé a mi cama en un espacio de cinco minutos… Pero dado que Voldemort es casi el mago mas poderoso del mundo, aparte de Dumbledore, es probable que no tenga ningún problema para transportar gente de esa manera.”
Y entonces, con una terrible punzada de pánico, pensó: “pero esto es demencial...¡si Voldemort me está poseyendo, le estoy dando una clara visión del interior del Cuartel General de la Orden del Fénix justo ahora!. Él descubrirá quién está en la Orden y dónde está Sirius… y he escuchado muchas cosas que no debería haber oído, todo lo que Sirius me dijo la primera noche que estuve aquí.......”
Solo había una cosa que podía hacer: tendría que irse de Grimmauld Place inmediatamente. Pasaría las navidades en Hogwarts sin los demás, así por lo menos estarían seguros durante las fiestas… pero no, no haría eso, aún habían muchas personas en Hogwarts para mutilar y lastimar, ¿que tal si la próxima vez eran Seamos, Dean o Neville? Detuvo su paseo y se paró mirando fijamente el marco vació de Phineas Nigellus. Una pesada sensación se instaló en la boca de su estomago. No tenía alternativa. Tendría que regresar a Privet Drive, alejarse completamente de los otros magos.
Bien, si lo tenía que hacer, pensó, no tenía sentido perder más tiempo. Evitando con todas sus fuerzas pensar en cómo los Dursleys iban a reaccionar cuando lo encontraran en el umbral de su puerta seis meses antes de lo esperado, camino a grandes pasos hacia su baúl cerrándolo de un golpe y pasándole el seguro, luego miró alrededor buscando a Hedwig de manera automática antes de recordar que todavía estaba en Hogwarts; bueno, su jaula sería una cosa menos que trasportar. Aferró uno de los extremos de su baúl y ya lo había arrastrado hasta la mitad de camino hacia la puerta cuando una voz despectiva le dijo:
-¿Así que nos estamos fugando?Miro a su alrededor. Phineas Nigellus había aparecido en el lienzo de su retrato y estaba reclinado contra el marco, mirando a Harry con una expresión divertida.-No me estoy fugando, no- replicó Harry brevemente, arrastrando su baúl unos cuantos pies más a través del cuarto.-¡Pensaba- comentó Phineas Nigellus acariciando su barba puntiaguda- que para pertenecer a la Casa Gryffindor se suponía que debías ser valiente! Aunque me parece que hubieras estado mejor en mi propia casa. Los Slytherins somos valientes, sí, pero no estúpidos. Por ejemplo dada la oportunidad, siempre escogeríamos salvar nuestro propio cuello.-No es mi propio cuello el que estoy salvando- declaró Harry lacónicamente, halando el baúl sobre un pedazo particularmente desigual, una alfombra desgastada por las polillas ubicada frente a la puerta.
-OH, ya veo- espetó Phineas Nigellus, todavía acariciando su barba – no es una huida cobarde, estás siendo noble.Harry lo ignoró. Su mano estaba en la perilla de la puerta cuando Phineas Nigellus informó perezosamente
-Tengo un mensaje de Albus Dumbledore para ti.
Harry se dio la vuelta.-¿Qué es?--Quédate donde estás.
-¡No me he movido!- replicó Harry, su mano aún sobre la perilla de la puerta-. Así que, ¿Cuál es el mensaje?
-Acabo de dártelo, tonto- dijo Phineas Nigellus secamente-. Dumbledore dice: "Quédate donde estás"
-¿Por qué?- preguntó Harry con impaciencia bajando el extremo de su baúl-.¿Por qué quiere que me quede?¿Qué más dijo?-Nada en absoluto- contestó Phineas Nigellus, elevando una delgada ceja negra como si considerara que Harry era impertinente.
El temperamento de Harry salió a flote como una serpiente que se alzaba de la larga hierba. Estaba exhausto, confundido mas allá de toda medida, había experimentado terror, alivio, y nuevamente terror en las ultimas doce horas, ¡y todavía Dumbledore no quería hablar con él!
-¿Conque esas tenemos, eh?- exclamó en voz alta-. “¡Quédate donde estás!”. ¡Eso fue todo lo que pudieron decirme después que fui atacado por esos Dementores! Simplemente quédate mientras los adultos arreglan eso fuera, Harry! ¡No nos molestaremos en decirte nada, sin embargo, porque tu minúsculo cerebro no sería capaz de hacerle frente.
-Sabes- comentó Phineas Nigellus, con voz aún más alta que la de Harry-, ¡Esta es precisamente la razón por la que detestaba ser profesor! ¡Los jóvenes están tan infernalmente convencidos de que tienen la absoluta razón en todo! ¿No se te ha ocurrido, mi pobre pedante egocéntrico, que puede haber una excelente razón por la que el Director de Hogwarts no te esté confiando cada minúsculo detalle de sus planes? ¿No te has detenido a pensar, mientras sentías que estabas siendo tratado injustamente, que las órdenes de Dumbledore nunca te han conducido a nada malo? No. no, como todos los jóvenes sólo estás seguro de lo que sientes y piensas, sólo tú reconoces el peligro, crees que eres el único lo suficientemente listo para darse cuenta de lo que el Señor Oscuro pueda estar planeando .....
-¿Entonces está planeando hacer algo conmigo?- preguntó Harry rápidamente.-¿Yo dije eso?- contestó Phineas Nigellus, examinando ociosamente sus guantes de seda-. Ahora, si me disculpas, tengo mejores cosas para hacer que escuchar a un adolescente atormentado. . . que tengas un buen día.
Y vagando por el borde del cuadro desapareció de su vista.
-¡Bien, váyase entonces!- bramó Harry al cuadro vacío-. ¡Y dígale a Dumbledore que gracias por nada!
El lienzo vacío permaneció silencioso. Echando humo, Harry arrastró su baúl de regreso al pie de su cama, se tiró boca abajo sobre las cobijas comidas por las polillas, con los ojos cerrados, su cuerpo pesado y adolorido.
Sentía como si hubiera viajado millas y millas... parecía imposible que menos de veinticuatro horas atrás Cho Chang se hubiera acercado a él bajo el muérdago... estaba tan cansado...tan temeroso de dormir...no sabía cuanto tiempo podría luchar...Dumbledore le había dicho que se quedara...eso debía significar que podía dormir...pero estaba asustado...¿y si sucedía de nuevo?Se estaba hundiendo en sombras...Fue como si una película en su cabeza hubiera estado esperando para empezar. Estaba bajando por un corredor desierto hacia una sencilla puerta negra, pasando ásperas paredes de piedra, antorchas, y hacia una entrada abierta con un tramo de peldaños de piedra que bajaban hacia la izquierda...
Alcanzó la puerta negra pero no podía abrirla... se quedó parado mirándola fijamente, desesperado por entrar... algo que anhelaba con todo su corazón se encontraba detrás... un premio más allá de sus sueños... si sólo su cicatriz dejara de arderle... entonces podría pensar más claramente...
-Harry- se escuchó la voz de Ron, desde lejos, muy lejos-. Mamá dice que la cena está lista, pero te guardará algo si te quieres quedar en la cama.Harry abrió los ojos, pero Ron ya se había ido de la habitación.
“No quiere estar a solas conmigo”, pensó Harry. “No después de escuchar lo que dijo Moody.”Supuso que ninguno de ellos lo querría más allí, ahora que sabían lo que había dentro de él.
No bajaría a cenar, no les impondría su compañía. Se dio vuelta hacia el otro lado y, después de un rato, se volvió a dormir. Se despertó mucho más tarde, en las primeras horas de la mañana, sus entrañas doliéndole por el hambre y Ron roncando en la cama contigua. Dando un vistazo alrededor de la habitación, vio el oscuro contorno de Phineas Nigellus parado de nuevo en su retrato y se le ocurrió que Dumbledore probablemente lo había enviado para que lo vigilara, en caso de que atacara a alguien más.
El sentimiento de estar sucio se intensificó. Casi deseó no haber obedecido a Dumbledore.... si así era como iba a ser la vida para él en Grimmauld Place de ahora en adelante, quizá estaría mejor en Privet Drive después de todo.
***
Todos los demás pasaron la mañana siguiente colocando las decoraciones de Navidad. Harry no podía recordar que Sirius hubiera estado nunca de tan buen humor; estaba cantando villancicos, aparentemente feliz de tener compañía para Navidad. Harry podía escuchar su voz haciendo eco a través del piso desde la fría habitación apartada donde estaba sentado solo, observando el cielo tornarse más blanco afuera de las ventanas, amenazando con nevar, todo el tiempo sintiendo un salvaje placer al darle a los demás la oportunidad de seguir hablando de él, como debían estar haciendo. Cuando escuchó a la Señora Weasley llamándolo suavemente desde las escaleras a la hora del almuerzo, se retiró aún más y la ignoró.Alrededor de las seis de la tarde, el timbre sonó y la Señora Black empezó a gritar otra vez. Asumiendo que Mundungus o algún otro miembro de la Orden había venido, Harry simplemente se acomodó contra la pared del cuarto de Buckbeak donde se estaba escondiendo, intentando ignorar lo hambriento que estaba mientras daba de comer ratas muertas al Hipogrifo. Sufrió un ligero impacto cuando alguien golpeó la puerta con fuerza unos minutos después.
-Sé que estás ahí- dijo la voz de Hermione-.¿Podrías salir por favor? Quiero hablar contigo.-¿Qué estás haciendo aquí?- le preguntó Harry, abriendo la puerta mientras Buckbeak seguía arañando el suelo lleno de paja buscando fragmentos de rata que pudiera haber dejado caer-.Pensé que estabas esquiando con tu mamá y tu papá.-Bueno, para ser sincera, esquiar realmente no es lo mío- comentó Hermione-. Así que vine aquí para Navidad- había nieve en su pelo y su cara estaba rosa por el frío-. Pero no se lo menciones a Ron. Le dije que esquiar es muy bueno porque se seguía riendo mucho. Mamá y papá están un poco decepcionados, pero les comenté que todos lo que son serios acerca de los exámenes se quedan en Hogwarts a estudiar. Ellos quieren que me vaya bien, así que entenderán. De todas formas- continuó enérgicamente- vamos a tu dormitorio, la mamá de Ron ha encendido un fuego allí y ha enviado emparedados.
Harry la siguió de regreso hasta el segundo piso. Cuando entró en la habitación, se sorprendió al ver a Ron y a Ginny esperándolos, sentados en la cama de Ron.-Vine en el Autobús Noctámbulo- mencionó Hermione despreocupadamente, quitándose la chaqueta antes que Harry tuviera tiempo para hablar-. Dumbledore me contó lo que pasó a primeras horas de la mañana, pero tuve que esperar a que el trimestre terminara oficialmente antes de ponerme en camino. Umbridge estaba de verdad lívida ante el hecho de que hubieran desaparecido justo bajo sus narices, aún cuando Dumbledore le dijo que el Señor Weasley estaba en San Mungo y les había dado permiso para visitarlo. Así que...
Se sentó al lado de Giny, y tanto las dos chicas como Ron miraron a Harry.-¿Cómo te sientes?- preguntó Hermione.-Bien- respondió Harry fríamente.-Oh, no mientas, Harry- reclamó ella con impaciencia-. Ron y Ginny dicen que te has estado escondiendo de todos desde que regresaste de San Mungo.
-¿Eso dicen?- inquirió Harry, mirando con furia a Ron y a Ginny. Ron bajó la mirada a sus pies pero Ginny parecía bastante imperturbable.
-¡Bueno, lo has hecho!- replicó ésta-. ¡Y no mirabas a ninguno de nosotros!-Son ustedes los que no me miraban a mí- se defendió Harry airadamente.
-Quizás se han estado mirando por turnos, y perdiéndose unos a otros- sugirió Hermione, con las esquinas de su boca crispadas.
-Muy gracioso- dijo Harry bruscamente, dándose vuelta..-Oh, dejen de sentirse todos incomprendidos- expresó Hermione con severidad-. Mira, los demás me dijeron lo que oyeron por casualidad con los Oídos Extensibles....-¿Sí?- gruñó Harry, las manos metidas en sus bolsillos mientras observaba la nieve caer densamente afuera-. Todos han estado hablando de mí, ¿no? Bueno, ya estoy acostumbrado.-Queríamos hablar contigo, Harry- habló Ginny-, pero como te has estado escondiendo desde que regresamos...
-No quería que nadie me hablara- espetó Harry, quien se estaba sintiendo cada vez más irritado.-Bueno, eso fue un poco estúpido de tu parte- replicó Ginny furiosa-, dado que no conoces a nadie más que a mí que haya sido poseído por Tú-Ya-Sabes-Quién , y puedo decirte como se siente.
Harry permaneció en silenció mientras el impacto de estas palabras lo golpeaba. Luego giró en redondo.-Lo olvidé- confesó.-Tienes suerte- dijo Ginny fríamente.-Lo siento- musitó Harry, y realmente lo sentía-. Entonces... entonces ¿piensas que estoy siendo poseído?-Bueno, ¿puedes recordar todo lo que has estado haciendo?- preguntó Ginny-.¿Hay grandes períodos en blanco donde no sabes qué has hecho?
Harry se devanó los sesos.-No- contestó.-Entonces Tú-Ya-Sabes-Quien nunca te ha poseído- aseveró Ginny simplemente-. Cuando me poseyó a mí, no podía recordar lo que había estado haciendo por horas. De repente me encontraba en un lugar y no sabía cómo había llegado allí.Harry difícilmente se atrevía a creerle, aunque su corazón estaba alegrándose casi a pesar suyo.-Sin embargo, ese sueño que tuve sobre la serpiente y tu papá....-Harry, has tenido esos sueños antes- le recordó Hermione-. Tuviste destellos de lo que Voldemort hacía el año pasado.
-Esto fue diferente- afirmó Harry, moviendo la cabeza-. Estaba dentro de la serpiente. Era como si yo fuera la serpiente... ¿y si Voldemort me transportó a Londres......?
-Algún día- estalló Hermione totalmente exasperada- leerás Hogwarts: Una Historia, y quizás te recordará que no puedes Aparecer o Desaparecer dentro de Hogwarts. Ni siquiera Voldemort podría haberte hecho volar fuera de tu dormitorio, Harry.
-No saliste de tu cama, compañero- agregó Ron-. Te vi retorciéndote en sueños al menos por un minuto antes que te pudiéramos despertar.
Harry empezó a pasearse nuevamente arriba y abajo por la habitación, pensando. Lo que le estaban diciendo no era sólo reconfortante, tenía sentido... sin ni siquiera pensarlo, tomó un emparedado del plato sobre la cama y se lo tragó hambriento.
“No soy un arma después de todo”, pensó. Su corazón se hinchó de felicidad y alivio y sintió que le gustaba participar mientras escuchaban a Sirius pasando frente a su puerta, hacia la habitación de Buckbeak, cantando 'God Rest Ye, Merry Hippogriffs' en el tono de voz más alto que pudo.
***¿Cómo pudo haber soñado volver a Privet Drive para Navidad? La alegría de Sirius al tener la casa llena otra vez, y especialmente por tener a Harry de vuelta, era contagiosa. Ya no era su hosco anfitrión del verano, ahora parecía determinado a que todos disfrutaran tanto o quizás más que si hubieran estado en Hogwarts, y trabajó incansablemente antes de Navidad, limpiando y decorando con ayuda de todos, de forma que cuando se fueron a la cama en Nochebuena la casa estaba apenas reconocible. Las deslustrados candelabros ya no tenían telarañas colgadas sino guirnaldas de acebo, y serpentinas doradas y plateadas; nieve mágica brillaba intensamente amontonada sobre las raídas alfombras; un gran árbol de Navidad, conseguido por Mundungus y decorado con hadas vivas, bloqueaba el árbol familiar de Sirius de la vista, y hasta las cabeza de elfo disecadas en la pared de la sala vestían sombreros y barbas de Papá Noel.Harry se despertó la mañana de Navidad para encontrar un cúmulo de regalos al pie de su cama y a Ron, que ya iba por la mitad abriendo su propio, y bastante más grande, montón.
-Buen botín este año- le informó a Harry entre una nube de papel-. Gracias por la Brújula de Escoba, es excelente; mejor que el de Hermione, me dio un organizador de tareas.Harry revolvió sus regalos y encontró uno con la letra de Hermione en él. También le había dado un libro que se parecía a un diario, excepto que cada vez que abría una página decía en voz alta cosas como: ‘¡Hazlo hoy o más tarde pagarás!'
Sirius y Lupin le habían dado una colección de excelentes libros titulados Defensa Mágica Práctica y su Uso Contra las Artes Oscuras, con soberbias ilustraciones móviles a color de todos los maleficios y contra-maleficios que describía. Harry hojeó el primer volumen con entusiasmo; podía ver que iba a ser muy útil en sus planes para la AD. Hagrid le había enviado una peluda billetera marrón, que era presumiblemente un sistema anti-robo, pero desafortunadamente evitaba que Harry pusiera algún dinero en ella sin que sus dedos fueran arrancados. El regalo de Tonk era un pequeño modelo móvil de la Saeta de Fuego, el cual Harry vio volar alrededor de la habitación, deseando todavía tener su versión de tamaño completo; Ron le había dado una caja enorme de Grageas de Todos los Sabores , el Señor y la Señora Weasley el habitual jersey tejido a mano y algunos pasteles de carne picada, y Dobby una pintura verdaderamente espantosa que Harry sospechó había sido hecha por el propio elfo. Acababa de girarla para ver si así se veía mejor cuando, con un fuerte crack, Fred y George Aparecieron al pie de su cama.-Feliz Navidad- saludó George-. No vayan a bajar durante un rato.-¿Por qué no?- preguntó Ron.-Mamá está llorando de nuevo- aclaró Fred con dificultad-. Percy mandó de regreso su jersey de Navidad.-Sin una nota- agregó George-. No preguntó cómo está papá ni lo visitó ni nada.-Tratamos de consolarla- continuó Fred, moviéndose alrededor de la cama para mirar el retrato de Harry-. Le dijimos que Percy no era más que una enorme pila de caca de rata.
-No funcionó- comentó George, sirviéndose una Rana de Chocolate-. Entonces Lupin se puso a cargo. Considero que es mejor dejarlo que la anime antes de bajar para el desayuno.
-¿Qué se supone que es eso?- preguntó Fred, mirando de reojo la pintura de Dobby-. Parece un gibón con dos ojos negros.
-¡Es Harry!- exclamó George, señalando el reverso de la pintura-.¡Eso dice atrás!-Buen parecido- declaró Fred, sonriendo. Harry le tiró su nuevo diario de tareas; éste golpeó la pared de enfrente y cayó al piso donde dijo felizmente: 'Si has punteado las “ies” y cruzado las "tes" puedes hacer lo que quieras!’Se levantaron y se vistieron. Podían escuchar a los varios habitantes de la casa deseándose 'Feliz Navidad' unos a otros. Bajaron las escaleras y se reunieron con Hermione.-Gracias por el libro, Harry- dijo ella feliz-. ¡He estado deseando esa Nueva Teoría de Numerología por siglos! Y ese perfume es realmente único, Ron.
-No hay problema- contestó Ron-. ¿Y para quién es ese regalo?- agregó, asintiendo hacia el presente primorosamente envuelto que estaba transportando.
-Kreacher- contestó Hermione radiante.
-¡ Será mejor que no sean ropas!- le advirtió Ron-. Ya sabes lo qué Sirius dijo: Kreacher sabe demasiado, ¡no podemos dejarlo libre!-No es ropa- replicó Hermione-, aunque si estuviera en mis manos, ciertamente le daría algo que usar que no fuera ese viejo trapo asqueroso. No, es un edredón del retazos, pienso que podría alegrar su dormitorio.-¿Qué dormitorio?- preguntó Harry, bajando la voz hasta convertirla en un susurro cuando pasaban al lado del retrato de la madre de Sirius.-Bueno, Sirius dice que no es tanto un dormitorio sino más bien una clase de guarida- aclaró Hermione. Aparentemente él duerme bajo la caldera en la alacena de la cocinaLa Señora Weasley era la única persona en el sótano cuando llegaron allí. Estaba parada ante la estufa y sonó como si tuviera un mal resfriado mientras les deseaba ‘Feliz Navidad’; todos desviaron la mirada.-¿Así que éste es el dormitorio de Kreacher?- comentó Ron, vagando hasta una sucia puerta en una esquina enfrente de la despensa. Harry nunca la había visto abierta.-Sí- respondió Hermione, ahora sonando un tanto nerviosa-. Er.. . pienso que mejor deberíamos tocar.
-Ron llamó a la puerta con sus nudillos pero no hubo respuesta.-Debe estar oculto arriba- señaló y sin más preámbulos tiró abriendo la puerta-. ¡Urgh!
Harry miró hacia adentro. La mayor parte de la alacena estaba ocupada por una caldera de vapor, muy grande y anticuada, pero en el espacio de la base, por debajo de las tuberías, Kreacher había hecho para si mismo algo que semejaba a un nido. En el piso estaba apilada una heterogénea mezcolanza de harapos y viejas cobijas malolientes con una pequeña hendidura en el centro que mostraba el sitio donde Kreacher se enroscaba para dormir cada noche. Aquí y allí, entre el material, había mendrugos de pan rancio y viejos pedacitos mohosos de queso. En una esquina lejana centelleaban pequeños objetos y monedas que, según Harry suponía, Kreacher había rescatado, igual que una urraca, de las limpiezas de la casa de Sirius, y también se las había ingeniado para recuperar las fotografías con marcos de plata de la familia, que Sirius había botado en el verano. El cristal podía estar roto, pero todavía la pequeña gente en blanco y negro en su interior lo miraban con altivez incluyendo, y al notarlo sintió un pequeño salto en su estómago, a la mujer oscura, de párpados pesados, cuyo juicio había presenciado en el Pensadero de Dumbledore: Bellatrix Lestrange. Al parecer, ésta era la fotografía favorita de Kreachers; la había colocado delante de todas las demás y había reparado torpemente el cristal con Spellotape.-Creo que sólo dejaré su regalo aquí- murmuró Hermione, colocando el paquete cuidadosamente en el medio de la depresión de los trapos y mantas y cerrando la puerta silenciosamente-. La encontrará más tarde, eso estará bien.-Ahora que lo pienso - dijo Sirius, emergiendo desde la despensa, cargando un gran pavo mientras cerraba la puerta de la alacena- ¿Alguno de ustedes ha visto a Kreacher recientemente?-No lo he visto desde la noche que regresamos- respondió Harry-. Le ordenaste que saliera de la cocina.-Sí. . . - comentó Sirius, frunciendo el ceño-. Saben, creo que esa fue también la ultima vez que lo vi . . . debe estar ocultándose en alguna parte allá arriba.-No podría irse, ¿verdad?- preguntó Harry-. Quiero decir, cuando dijiste "fuera" quizás pensó que te referías a salir fuera de la casa.
-No, no, los elfos domésticos no pueden irse a menos que les ropa. Están atados a la casa de su familia- respondió Sirius.-Pueden salir de la casa si realmente desean hacerlo- lo contradijo Harry-. Dobby dejó a los Malfoy para darme una advertencia hace dos años. Después tuvo que castigarse, pero lo consiguióPor un momento, Sirius lució ligeramente desconcertado, luego comentó:
-Lo buscaré más tarde, espero encontrarlo arriba llorando con sus ojos saltones sobre los viejos calzones de mi madre, o algo así. Por supuesto, pudo haberse arrastrado hasta un armario y muerto. . . pero no debo esperanzarme demasiado.
Fred, George y Ron se rieron; Hermione, sin embargo, miró con reproche.Una vez que hubieron terminado su almuerzo de Navidad, los Weasleys, Harry y Hermione estaban planeando efectuar otra visita al Señor Weasley, escoltados por Ojo-Loco y Lupin. Mundungus se presentó a tiempo para el pudín y los juegos, luego de pedir un auto prestado para la ocasión ya que el subterráneo no funcionaba el Día de Navidad. El auto, del cual Harry tenia serias dudas que hubiera sido tomado con el consentimiento de su dueño, había sido agrandado con un hechizo similar al del viejo Ford Anglia que una vez habían tenido los Weasley . Aunque por fuera conservaba las proporciones normales, en su interior podían colocarse cómodamente diez personas, más Mundungus al volante. La Señora Weasleydudó antes de entrar. Harry sabía que su desaprobación hacia Mundungus estaba batallando contra su desagrado a viajar sin magia, pero finalmente el frío exterior y la súplica de sus hijos vencieron, y se sentó graciosamente en el asiento trasero, entre Fred y Bill.
El viaje a San Mungo fue bastante rápido ya que había poco tráfico en las calles. Un pequeño grupo de brujas y de magos se arrastraba furtivamente al otro lado de la calle desierta para visitar el hospital. Harry y los demás salieron del auto, y Mundungus condujo alrededor de la esquina para esperarlos. Caminaron de manera casual hacia la ventana donde estaba parado el maniquí vestido en nylon verde, entonces, uno por uno, pasaron a través del cristal.El área de recepción lucía agradablemente festiva: los orbes de cristal que iluminaban San Mungo habían sido coloreados de rojo y oro para convertirlos en gigantescos adornos de Navidad que brillaban intensamente; ramas de acebo colgaban de cada umbral; y en cada esquina resplandecían blancos árboles de Navidad cubiertos de nieve mágica y carámbanos, cada uno terminado en una brillante estrella dorada. Estaba menos abarrotado que la última vez que habían estado allí, aunque a medio camino a través del cuarto Harry se encontró desviado a un lado por una bruja con un Satsuma atorado en su fosa nasal izquierda.
-¿Disputa familiar, eh?- sonrió burlonamente la bruja rubia tras el escritorio-.Es la tercera que he visto hoy… Daños por Encantamientos, cuarto piso.Encontraron al Señor Weasley apoyado en la cama con los restos del pavo de su cena en una bandeja sobre su regazo y una expresión bastante avergonzada en su rostro.-¿Está todo bien, Arthur?- preguntó la Señora Weasley, después que todos habían saludado a su esposo y entregado sus presentes.-Bien bien- contestó el Señor Weasley, mostrándose como demasiado cordial- ¿Tú.....er.....no has visto a Curador Smethwyck, ¿verdad?-No- respondió la Señora Weasley con suspicacia-, ¿por qué?-Nada, nada- expresó el Señor Weasley con ligereza, comenzando a desenvolver su montón de obsequios-.¿Bien, todos pasaron un buen día? ¿Qué obtuvieron para Navidad?¡Ah, Harry, esto es absolutamente maravilloso!-. Acababa de abrir el regalo de Harry, un juego de fusibles y destornilladores.La Señora Weasley no parecía completamente satisfecha con la respuesta de su esposo. Cuando éste se inclinó para sacudir la mano de Harry, miró los vendajes bajo su camisa de dormir.-Arthur- dijo con un chasquido en su voz como el de una trampa para ratones-. Te cambiaron los vendajes. ¿Por qué han tenido que cambiarte de vendajes un día antes, Arthur? Me dijeron que no necesitarían hacerlo hasta mañana.-¿Qué?- preguntó el Señor Weasley, luciendo bastante espantado y estirando las cobijas para cubrir su pecho-. No, no...... no es nada......es........
Pareció desinflarse bajo la penetrante mirada de la Señora Weasley .-Bien......no te enfades, Molly, pero August Pye tuvo una idea… él es Aprendiz de Curandero, ya sabes, un joven encantador y muy interesado en… umm… medicina complementaria… es decir, algunos de esos viejos remedios Muggle….. bien, son llamados puntadas, Molly, y funcionan muy bien en......en heridas de Muggle......
- La Señora Weasley dejó escapar un ruido siniestro, una mezcla entre chillido y gruñido. Lupin caminó alrededor alejándose de la cama y se acercó al hombre-lobo, quien no tenía visitantes y miraba melancólicamente a la multitud que rodeaba al Señor Weasley; Bill murmuró algo acerca de conseguir una taza de té y Fred y George, sonriendo, saltaron para acompañarlo.-¿Me estás diciendo- preguntó la Señora Wealey, su voz elevándose con cada palabra y aparentemente ignorante de que sus compañeros se escabullían para salvarse- que has estado experimentando con remedios Muggle?
-No experimentando, Molly, querida- explicó el Señor Weasley suplicando- sólo fue....sólo fue algo que Pye y yo pensamos probar.... pero desafortunadamente....... bueno, con este tipo particular de heridas......parece que no funciona tan bien como esperábamos.-¿Explícate?- Bueno...bueno, no sé si sabes qué son..qué son las puntadas.- Suena como si hubieras tratado de coser tu piel- comentó la Señora Weasley con un bufido de risa sin alegría- pero ni siquiera tú pudiste ser tan estúpido, Arthur.....
-También se me antoja una taza de té- dijó Harry, saltando sobre sus pies.Junto con él, Hermione, Ron y Ginny casi corrieron a toda velocidad hacia la puerta. Mientras se cerraba detrás de ellos, escucharon a la Señora Weasley gritando
-¿QUÉ ES LO QUE QUIERE DECIR, ESA ES LA IDEA GENERAL ?????-Típico de papá- comentó Ginny, sacudiendo su cabeza cuando salían al corredor-.Puntadas... me pregunto...- Bueno, ya sabes, hacen un buen trabajo en heridas no mágicas- explicó Hermione siendo justa-. Supongo que algo en el veneno de esa serpiente las disuelve o algo así. ¿Dónde estará el salón de té?-Quinto piso- dijo Harry, recordando el cartel encima del escritorio de la bruja de recepción.Caminaron a lo largo del corredor, atravesaron unas puertas dobles y encontraron una desvencijada escalera alineada con más retratos de curanderos con aspecto brutal. Mientras ascendían, los curanderos les llamaban, diagnosticando extrañas enfermedades y sugiriendo horribles remedios. Ron se sintió seriamente insultado cuando un mago medieval le dijo que él claramente tenía un mal caso de spattergroit.-¿ Qué se supone que es eso?- preguntó enojado, mientras el Curandero lo perseguía por seis retratos más, empujando a los ocupantes fuera de su camino.-Es la más lastimosa aflicción de la piel, joven amo, que te dejará marcado y más horrible de lo que ya eres.-¡Mira a quien estás llamando horrible!- exclamó Ron, sus orejas poniéndose rojas.- El único remedio es tomar el hígado de un sapo, amarrarlo fuertemente sobre tu garganta, pararte desnudo bajo la luna llena en un barril de ojos de anguila......
-¡Yo no tengo spattergroit!-Pero las desagradables manchas en su cara, joven amo.-¡Son pecas! - gritó Ron furioso-. ¡Ahora regresa a tu propio retrato y déjame en paz!Se giró hacia los demás, quienes de manera resuelta mantenían las caras serias.-¿Qué piso es éste?-Creo que es el quinto- contestó Hermione.-No, es el cuarto- aseveró Harry-, uno más......Pero cuando se apuraba por el pasillo se detuvo abruptamente mirando fijamente el pequeño conjunto de ventanas sobre las puertas dobles, que marcaban el inicio del corredor señalado con el cartel DAÑOS POR ENCANTAMIENTOS. Un hombre estaba mirando detenidamente a todos ellos con su nariz presionada contra el vidrio. Tenía un ondulado cabello rubio, brillantes ojos azules y una amplia sonrisa vacía que revelaba sus destellantes dientes blancos.....-¡Caray!- exclamó Ron, también mirando fijamente al hombre.-Oh, Dios mío- susurró Hermione de repente, sin aliento-. ¡Profesor Lockhart!Su ex-profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras empujó las puertas para abrirlas y se movió hacia ellos, vistiendo una larga bata color lila.-¡Bueno, hola ahí!- saludó-. Supongo que les gustaría mi autógrafo, ¿verdad?-No ha cambiado mucho,¿cierto?- le murmuró Harry a Ginny, quien sonrió abiertamente-Er.....¿cómo está, Profesor?- preguntó Ron, sonando ligeramente culpable. Había sido el mal funcionamiento de la varita de Ron lo que había dañado la memoria del Profesor Lockhart a tal grado que había terminado en San Mungo, aunque dado que Lockhart había intentado limpiar permanentemente las memorias de Harry y Ron en primer lugar, la simpatía de Harry era limitada.
-¡Estoy muy bien, gracias!- contestó Lockhart con exuberancia, sacando una muy maltratada pluma de pavo real de su bolsillo-. Ahora, ¿cuántos autógrafos van a querer?-Er........no queremos ninguno por el momento, gracias- dijo Ron, subiendo sus cejas hacia Harry, quién preguntó:
-¿Profesor, puede andar vagando por los corredores? ¿No debería estar en un pabellón?La sonrisa se desvaneció lentamente de la cara de Lockhart. Por unos pocos segundos miró fijamente a Harry, luego preguntó:
-¿Nos conocemos?-Er,.. sí, nos conocemos- contestó Harry-. Solía dar clases en Hogwarts, ¿recuerda?-¿Dar clases?- repitió Lockhart, luciendo ligeramente alterado-. ¿Yo? ¿Lo hice?Y luego su sonrisa reapareció en su rostro tan repentinamente que fue un poco alarmante.-Enseñándote todo lo que sabes, espero, ¿no? Bueno, entonces, ¿qué hay sobre esos autógrafos? ¡Digamos una docena, así le pueden dar a todos sus pequeños amigos y nadie será dejado fuera!
Pero justo en ese momento una cabeza se asomó por la puerta al final del corredor y una voz llamó:
-Gilderoy, niño travieso, ¿dónde te habías metido?
Una curandera de aspecto maternal luciendo una guirnalda de oropel sobre su cabello llegó apresuradamente por el corredor, sonriendo cálidamente a Harry y a los demás.-¡Oh, Gilderoy, tienes visitas!¡Qué encantador, y además en el Día de Navidad ! Saben, él nunca tiene visitas, pobre cordero, y no puedo imaginar por qué, es tan adorable, ¿no es así?-¡Estamos haciendo autógrafos!- explicó Gilderoy a la Curandera con otra sonrisa brillante-. ¡Quieren montones de ellos, no aceptan un no como respuesta! ¡Sólo espero que tengamos suficientes fotografías!-Escúchenlo- comentó la Curandera, tomando el brazo de Lockhart y sonriéndole tiernamente como si fuera un precioso niño de dos años-. Era bastante conocido hace unos años; tenemos muchas esperanzas de que esta afición a dar autógrafos sea una señal de que su memoria podría estar comenzando a regresar. ¿Van a entrar? ¡Está en una sala cerrada, ya saben, pero debe haberse escabullido mientras yo estaba trayendo los regalos de Navidad, usualmente la puerta permanece cerrada, ¡no es que sea peligroso! pero- bajó la voz hasta convertirla en un susurro- es un poco peligroso para si mismo, bendito sea........verán, no sabe quien es y camina sin rumbo y luego no recuerda cómo regresar.......es lindo que hayan venido a verlo.-Er- murmuró Ron, haciendo gestos inútilmente hacia el piso-, en realidad, nosotros estábamos solamente......er.
Pero la Curandera les sonreía con expectación, y el murmullo débil de Ron de ‘ir a por una taza de té ' se fue apagando hasta desaparecer. Se miraron unos a otros con impotencia, luego siguieron Lockhart y a su Curandera a lo largo del corredor.-No nos vamos a quedar mucho tiempo- aseveró Ron quedamente.La Curandera apuntó con su varita a la puerta de la Sala Janus Thickey y murmuró, Alohomora'. La puerta se abrió de golpe y ella los guió hacia el interior, aferrando firmemente el brazo de Gilderoy hasta que lo sentó en una butaca al lado de su cama.
-Esta es la sala de nuestros residentes a largo plazo- les informó a Harry, Ron, Hermione y Ginny en voz baja-. Para los daños permanentes por hechizos, ya saben. Desde luego, con pociones reparadoras intensivas , encantamientos y un poco de suerte, podemos lograralguna mejora. Gilderoy realmente parece estar recuperando algún sentido de si mismo; y hemos visto una verdadera mejora en el Señor Bode, quien parece estar recuperando la posibilidad de hablar muy bien, aunque todavía no hable ningún lenguaje conocido. Bien, debo terminar de entregar los regalos de Navidad, los dejaré para que conversen.Harry miró alrededor. La sala mostraba evidentes señales de ser un hogar permanente para sus residentes. Ellos tenían muchos más efectos personales alrededor de sus camas que los ocupantes de la sala del Señor Weasley; la pared alrededor de la cabecera de Gilderoy, por ejemplo, estaba tapizada con fotos de él, en todas sonriendo radiante y saludando a los recién llegados. Había autografiado muchas de ellas con una escritura desarticulada e infantil. En cuanto fue colocado en su butaca por la Curandera, Gilderoy tomo un montón de fotografías nuevas, aferró una pluma y comenzó a firmarlas febrilmente.-Puedes ponerlas en sobres- le dijo a Ginny, lanzando las fotos firmadas sobre su regazo, una por una a medida que terminaba-. No me han olvidado, ya saben, no, todavía recibo muchísimos correos de mis admiradores... Gladys Gudgeon me escribe semanalmente ... sólo desearía saber por qué- hizo una pausa, luciendo ligeramente desconcertado, luego sonrió nuevamente y volvió a firmar con renovado vigor-. Sospecho que es simplemente por mi atractivo..Un mago de piel pálida y mirada apesadumbrada yacía en la cama de enfrente mirando fijamente al techo; mascullaba para si mismo y parecía bastante inconsciente de lo que le rodeaba. Dos camas más allá había mujer cuya cabeza estaba completamente cubierta de piel: Harry recordó que algo similar le pasó a Hermione durante su segundo año, aunque afortunadamente el daño, en su caso, no había sido permanente. En el alejado extremo final de la sala unas cortinas floridas habían sido corridas alrededor de dos camas para dar a los ocupantes y sus visitantes algo de privacidad.
-Aquí tienes, Agnes- dijo la Curandera radiante a la mujer de cara peluda, dándole un pequeño montón de regalos de Navidad-. ¿Ves como no te olvidan? Y tú hijo envió una lechuza diciendo que te visitará esta noche, eso es lindo, ¿verdad?
Agnes dio varios sonoros ladridos .-Y mira, Broderick, te han enviado unas plantas en esta maceta y un calendario encantador con un Hipogrifo de fantasía diferente por cada mes; Te animan estas cosas, ¿verdad?- comentó la Curandera entusiasmada al hombre que mascullaba, poniendo una fea planta con largos y cimbreantes tentáculos sobre el gabinete situado al lado de su cama y fijando el calendario a la pared con su varita. Y.....oh, Señora Longbottom, ¿se marcha ya?La cabeza de Harry buscó alrededor. Las cortinas de las dos camas del fondo habías sido descorridas y dos visitantes regresaban por el pasillo entre las camas: una bruja anciana que lucía formidable portando un largo vestido verde, una piel de zorro apolillada y un sombrero puntiagudo decorado con lo que era, sin lugar a dudas, un buitre relleno, y a rastras detrás de ella, un completamente deprimido......Neville.
Con una repentina ráfaga de entendimiento, Harry comprendió quienes debían ser las personas que se encontraban en las camas del fondo. Buscó con desesperación algo que pudiera servir para distraer a los demás de forma que Neville pudiera salir de la sala sin ser notado y cuestionado, pero Ron también había alzado la vista al sonido de 'Longbottom', y antes de que Harry pudiera pararlo había llamado:
-¡Neville!Neville saltó y se encogió con temor, casi como si una bala le hubiera fallado por estrecho margen.-¡Somos nosotros, Neville!- exclamó Ron radiante, poniéndose de pie-. ¿Te fijaste? ¡Lockhart está aquí! ¿A quién estás visitando?-¿Amigos tuyos, Neville, querido ?- preguntó la abuela de Neville gentilmente, destacando sobre todos ellos.Neville lucía como si hubiera preferido estar en cualquier parte del mundo antes que aquí. Un apagado rubor púrpura había avanzado lentamente hacia su regordete rostro y era incapaz de mirar a los ojos a ninguno de ellos.- Ah, sí- continuó su abuela, mirando muy de cerca a Harry y sacando una arrugada mano, parecida a una garra, para saludarlo-. Sí, sí, sé quien eres, por supuesto. Neville habla muy bien de ti.-Er......gracias- expresó Harry, estrechando su mano. Neville no lo miró, sino que examinó sus propios pies, mientras el color de su cara se hacia cada vez más profundo.-Y ustedes dos son claramente Weasleys- prosiguió la Señora Longbottom, ofreciendo su mano regiamente a Ron y a Ginny-. Sí, conozco a sus padres......no bien, desde luego....pero buenas personas, buenas personas ... ¿y tú debes ser Hermione Granger?Hermione se veía muy sorprendida de que la Señora Longbottom supiera su nombre pero estrechó su mano igualmente.-Sí, Neville me ha contado todo sobre ti. ¿Lo ayudaste con unas manchas pegajosas, verdad? Él es un buen muchacho- comentó, lanzándole a Neville una severa mirada valorativa por encima de su huesuda nariz-, pero me temo que no tiene el talento de su padre- continuó, sacudiendo la cabeza en dirección a las dos camas al final de la sala, de modo que el buitre relleno de su sombrero tembló de modo alarmante.
-¿Qué?- preguntó Ron, asombrado. (Harry quería darle un pisotón a Ron, pero era mucho más difícil hacer esa clase de cosas sin ser notado, vistiendo vaqueros que llevando túnica). ¿Tú papá está al final de las sala?
¿Qué es esto?- interrogó la Señora Longbottom bruscamente-. ¿ Neville, no les has contado a tus amigos sobre tus padres?
Neville tomó una profunda bocanada de aire, levantó la vista hacia el techo y sacudió la cabeza. Harry no podía recordar haber sentido jamás tanta pena por nadie, pero no se le ocurría ninguna forma para ayudar a Neville a salir de esa situación.
-¡Bien, no es nada para avergonzarse!- espetó la Señora Longbottom airadamente-. ¡Deberías estar orgulloso, Neville, orgulloso! ¡Sabes, no dieron su salud y su cordura para que su único hijo se avergonzara de ellos!-No me avergüenzo- dijó Neville, muy débilmente, todavía mirando en cualquier dirección, menos hacia Harry y los demás. Ron estaba ahora de puntillas tratando de ver a los ocupantes de las dos camas.-¡Bien, tienes un modo muy curioso de demostrarlo!- declaró la Señora Longbottom-. Mi hijo y su esposa- continuó, girándose altivamente hacia Harry, Ron, Hermione y Ginny-, fueron torturados hasta la locura por seguidores de Ya-Saben-Quien.Tanto Hermione como Ginny cerraron las manos sobre sus bocas. Ron dejó de estirar el cuello para obtener un vislumbre de los padres de Neville y lució mortificado.-Eran Aurores, saben, y muy respetados dentro de la comunidad mágica- prosiguió la Señora Longbottom-. Sumamente talentosos, ambos. Yo....sí, querida Alice, ¿ qué es esto?La madre de Neville había venido desde el fondo de la sala en su camisón. Ya no tenía la regordeta cara de expresión feliz que Harry había visto en la vieja foto que tenía Moody de los miembros originales de la Orden del Fénix. Ahora su cara era delgada y consumida, sus ojos parecían enormes y su pelo, que se vuelto blanco, era etéreo y lucía muerto. No parecía querer hablar, o quizás no era capaz , pero hizo tímidos movimientos hacia Neville, sosteniendo algo en su mano extendida.-¿Otra vez?- preguntó la Señora Longbottom, sonando ligeramente cansada-. Muy bien, querida Alice, muy bien. Neville, tómalo, sea lo que sea.Pero Neville ya había estirado su mano, en la que su madre dejó caer una envoltura vacía del Mejor Chicle Bomba Drooble.-Muy lindo, querida- comentó la abuela de Neville con una voz falsamente alegre, palmeando a su nuera en el hombro.
Pero Neville susurró quedamente:
-Gracias mamá.Su madre se alejó tambaleándose, retrocediendo hacia la sala, murmurando para si misma. Neville miró a los demás, su expresión era desafiante, como si los retara a reírse, pero Harry pensó que no había encontrado algo menos gracioso en su vida.-Bueno, es mejor que regresamos- suspiró la Señora Longbottom-. Es muy agradable haberlos conocido. Neville, bota esa envoltura, ella ya te ha dado suficientes como para tapizar tu dormitorio.Pero mientras se marchaban, Harry estuvo seguro que vio deslizar a Neville la envoltura del dulce en su bolsillo.La puerta se cerro detrás de ellos.-Nunca supe- dijó Hermione, quien se veía acongojada.-Ni yo- agregó Ron con voz ronca.-Yo tampoco- susurró Ginny.Todos miraron a Harry.-Yo lo sabía- confesó abatido-. Dumbledore me lo dijo pero prometí que no le diría a nadie ... .. es la razón por la que Bellatrix Lestrange fue enviada a Azkaban , por usar la Maldición Cruciatus sobre los padres de Neville hasta que perdieron sus mentes.-¿Bellatrix Lestrange hizo esto?- susurró Hermione, horrorizada-. ¿La mujer de quien Kreacher tenía una foto en su guarida?Hubo un largo silencio, roto por la voz enfadada de Lockhart.-Bueno, no aprendí a escribir manuscrito para nada, no?
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