viernes, enero 27, 2006

CAPÍTULO 20


CAPÍTULO 20
LA HISTORIA DE HAGRID
Traduccion: Harrymanía pura ;-)

Harry corrió a toda velocidad al dormitorio de los muchachos para sacar la Capa de Invisibilidad y el Mapa del Merodeador de su baúl; fue tan rápido que él y Ron estaban listos para salir al menos cinco minutos antes que Hermione bajase a toda prisa del dormitorio de las chicas, llevando bufanda, guantes y uno de sus nudosos sombreros de elfo. -¡Bueno, hace frío allí fuera!- expresó a la defensiva, cuando Ron chasqueó su lengua con impaciencia. Se deslizaron a través del agujero del retrato y se cubrieron apresuradamente con la Capa. Ron había crecido tanto que ahora necesitaba agacharse para evitar que se viesen sus pies; moviéndose lenta y cautelosamente, procedieron a bajar las múltiples escaleras, deteniéndose de vez en cuando para inspeccionar en el mapa las señales de Filch o la Sra. Morris. Estaban de suerte; no vieron a nadie con excepción de Nick Casi Decapitado, quien se estaba deslizando distraídamente, canturreando algo que se parecía horriblemente a "Weasley es nuestro Rey". Cruzaron sigilosamente el Vestíbulo de Entrada y salieron a las silenciosas tierras nevadas. Con un gran salto de su corazón, Harry vio pequeños cuadrados de luz adelante y humo enrollándose encima de la chimenea de Hagrid. Apresuró la marcha mientras los otros dos se empujaban y golpeaban detrás de él. Hicieron crujidos agitados al caminar por la espesa nieve hasta que por fin alcanzaron la puerta de madera del frente. Cuando Harry levantó su puño y golpeó tres veces, en su interior un perro empezó a ladrar frenéticamente. -¡Hagrid, somos nosotros!- llamó Harry a través del ojo de la cerradura. -¡Debí suponerlo!- exclamó una voz hosca. Sonrieron bajo la capa; podrían asegurar, por la voz de Hagrid, que estaba contento.-He estado en casa tres segundos. . . fuera del camino, Fang. . . fuera del camino, eh, perro dormilón. . . El cerrojo se deslizó, la puerta rechinó al abrirse y la cabeza de Hagrid apareció en el dintel. Hermione gritó. -¡Por la barba de Merlin, contrólate!- dijo Hagrid apresuradamente, mientras miraba frenéticamente por encima de sus cabezas-. ¿Están bajo esa capa, verdad? ¡Bien, entren, entren! -¡Lo siento!- se disculpó Hermione sin aliento, mientras los tres se apretujaban para entrar en la casa de Hagrid y retiraban la capa para que pudiera verlos-. Yo sólo...... ¡oh, Hagrid! -¡No es nada¡, ¡no es nada!- aseguró Hagrid con rapidez, cerrando la puerta detrás de ellos y apresurándose a correr todas las cortinas, pero Hermione continuaba mirándole fijamente con horror. El cabello de Hagrid estaba enredado con sangre coagulada y su ojo izquierdo se había reducido a una abertura hinchada en medio de una masa magullada púrpura y negra. Había muchos cortes en su cara y manos, alguno de los cuales todavía sangraban, y se estaba moviendo cautelosamente, lo que hizo a Harry sospechar que tenía alguna costilla rota. Era obvio que acababa de llegar a su casa: una gruesa capa de viaje negra yacía en el respaldo de una silla y una mochila lo suficientemente grande para meter a varios niños pequeños se apoyaba contra el lado interno de la puerta. El propio Hagrid, dos veces del tamaño de un hombre normal, ahora se dirigía cojeando hacia el fuego y ponía una olla cobriza encima. -¿Qué te pasó?- preguntó Harry, mientras Fang bailaba alrededor de todos ellos, intentando lamerles las caras. -Ya te lo dije, nada- contestó Hagrid firmemente-. ¿Quieren una taza? -¡Deja eso!- exclamó Ron-. ¡Fíjate en tu estado! -Estoy diciendo que estoy bien- aseveró Hagrid, mientras se enderezaba y se volvía para sonreírles a todos, pero haciendo una mueca de dolor-. Demonios, es bueno verlos a los tres de nuevo. ¿Tuvieron un buen verano, eh? -Hagrid, ¡has sido atacado!- exclamó Ron. -Por última vez, ¡no es nada!- enfatizó Hagrid firmemente. -¿Dirías que no era nada si uno de nosotros regresara con una libra de carne picada en lugar de la cara?- exigió Ron -Tienes que ir a ver a la Señora Pomfrey, Hagrid- aconsejó Hermione ansiosamente-, algunos de esos cortes lucen muy mal. -Ya me estoy ocupando de ello, ¿de acuerdo?- declaró Hagrid cortante. Caminó hacia la enorme mesa de madera que se encontraba en el medio de su cabaña y tiró bruscamente de un paño de cocina que estaba allí. Debajo había un bistec crudo, ensangrentado, y teñido de verde, ligeramente más grande que un neumático común. -No te lo vas a comer, ¿verdad Hagrid?- preguntó Ron, mientras se inclinaba para ver más cerca - Parece venenoso.-Se supone que se vea así, es carne del dragón- explicó Hagrid-. Y no me lo voy a comer-cogió el bistec y lo apoyó con fuerza en el lado izquierdo de su cara. Sangre verdosa goteó hacia abajo de su barba mientras lanzaba un suave gemido de satisfacción. -Así está mejor. Ayuda con el ardor, ¿saben?.' -Entonces, ¿vas a decirnos que te pasó?- insistió Harry. -No puedo, Harry. Es ultra secreto. Peligraría más que mi trabajo si te lo dijera. -¿Te golpearon los gigantes, Hagrid?- preguntó Hermione quedamente. Los dedos de Hagrid resbalaron del bistec de dragón, el cual cayó húmedamente en su pecho. -¿Gigantes?- dijo Hagrid, mientras cogía el bistec antes que alcanzara su cinturón y volvía a lanzarlo encima de su cara-. ¿Quién ha dicho nada sobre gigantes? ¿Quién ha hablado de ellos? ¿Quién les ha contado que yo....quién ha dicho que yo......eh?-Lo adivinamos- aclaró Hermione disculpándose. -Oh, eso hicieron, ¿verdad?- preguntó Hagrid, mientras la inspeccionaba severamente con el ojo que no estaba oculto por el bistec. -Era bastante. . . obvio- intervino Ron. Harry asintió. Hagrid les miró ferozmente; luego resopló, tiró el bistec sobre la mesa y caminó hacia la tetera que ya estaba silbando. -Nunca he conocido chicos que les guste averiguar tanto como a ustedes tres- murmuró, vertiendo el agua hirviente en tres de sus tazas con forma de balde-. Y no es ningún cumplido, ninguno. Curiosos, les llaman algunos. Entrometidos. Pero su barba temblaba. -¿Así que fuiste a buscar a los gigantes?- señaló Harry, mientras sonreía abiertamente cuando se sentó a la mesa. Hagrid puso el té delante adelante de cada uno de ellos, se sentó, recogió su bistec de nuevo y lo volvió a colocar encima de su cara. -Sí, de acuerdo- gruñó-, lo hice.-¿Y los encontraste?- preguntó Hermione suavemente. -Bien, para ser sincero, no son difíciles de encontrar- contestó Hagrid-. Bastante grandes, verán.-¿Dónde están?- preguntó Ron. -Montañas- dijo Hagrid renuente. -¿Y por qué los Muggles no.......? -Lo hacen- explicó Hagrid sombríamente- Sólo que sus muertes siempre son atribuidas a accidentes de montaña. Ajustó el bistec un poco de manera que cubriera la parte más maltratada de su rostro. -¡Vamos, Hagrid, cuéntanos lo de has estado haciendo!- pidió Ron-. Cuéntanos sobre el ataque de los gigantes y Harry puede contarte sobre el ataque de los Dementores.Hagrid se atragantó con su taza y dejó caer su bistec al mismo tiempo; una gran cantidad de saliva, té y sangre de dragón fue rociada sobre la mesa cuando Hagrid tosió y farfulló y el bistec resbaló, con un suave rocío húmedo, hasta el suelo. -¿Qué quiere decir atacado por los Dementores?- gruñó Hagrid. -¿No lo sabías?- le preguntó Hermione, con los ojos desorbitados. -No sé nada de lo que ha pasado desde que me fui. Estaba en una misión secreta, ¿cierto?- ¡No quería tener lechuzas siguiéndome por todas partes!......¡Malditos Dementores! ¿Están hablando en serio?-Sí, es cierto, aparecieron en Little Whinging y nos atacaron a mi primo y a mí, y luego el Ministerio de Magia me expulsó.....-¿QUÉ? -.....y tuve que ir a una audiencia y todo; pero primero cuéntanos sobre los gigantes. -¡Te expulsaron! -Dinos sobre tu verano y yo te contaré sobre el mío.Hagrid le miró echando chispas a través de su ojo abierto. Harry le sostuvo la mirada con una expresión de inocente determinación en su rostro. -Oh, de acuerdo- claudicó Hagrid con voz resignada. Se agachó y sacó el bistec de dragón de la boca de Fang. -Oh, Hagrid, no, no es higiénico- empezó Hermione, pero ya Hagrid había colocado el trozo de carne sobre su ojo hinchado. Tomó otro fortificante sorbo de te , luego explicó-Bien, partimos en cuanto terminó el año..... - ¿Entonces Madame Maxime fue contigo?- preguntó Hermione.-Si, así es- contestó Hagrid y una expresión más suave apareció en los pocos centímetros de su cara que no estaban cubiertos por su barba o el verde bistec-. Sí, fuimos solamente nosotros, y les diré esto, ella no tiene miedo al peligro. Olympe, ya saben, es una fina dama bien vestida, y sabiendo a dónde íbamos me preguntaba que pensaría sobre escalar o dormir en cuevas, pero nunca se quejó. -¿Sabias a donde ibas?- repitió Harry-. ¿Sabías dónde estaban los gigantes? -Bien, Durnbledore sabía, y nos lo dijo- explicó Hagrid. -¿Están ocultos?- preguntó Ron- ¿Es un lugar secreto dónde están? -No realmente- señaló Hagrid, mientras agitaba su desgreñada cabeza-. Es solo que la mayoría de los magos no se preocupan en donde se encuentran, siempre y cuando estén lejos de sus caminos. Pero de cualquier modo, conseguirlos es difícil para los humanos, por lo que necesitamos las instrucciones de Dumbledore. Nos tomó cerca de un mes llegar hasta allí.-Un mes?- dijo Ron, como si nunca hubiera oído hablar de un viaje que durara un tiempo tan ridículamente largo-. Pero......¿por qué no pudiste utilizar simplemente un traslador o algo parecido? Había una extraña expresión en el ojo bueno de Hagrid mientras miraba a Ron; era casi de lástima. -Estábamos siendo vigilados, Ron- aclaró ásperamente. -¿Qué quieres decir? -No entiendes- insistió Hagrid-. El Ministerio tiene puesta la mira en Dumbledore y en cualquiera que sepan que está relacionado con él, y........ -Sabemos sobre eso- comentó Harry rápidamente, ansioso por escuchar el resto de la historia de Hagrid-, sabemos que el Ministerio vigila a Dumbledore.-¿Entonces no pudieron usar magia para llegar hasta allí?- preguntó Ron, luciendo perplejo-. ¿Tuvieron que actuar como Muggles todo el viaje? -Bueno, no exactamente todo el viaje- respondió Hagrid cauteloso-. Sólo tuvimos que ser cuidadosos, porque Olympe y yo, nosotros sobresalimos un poco........Ron lanzó un ahogado sonido, entre risa y gruñido, y se apresuró a tomar un sorbo de té.-........así que no somos difíciles de seguir. Pretendimos que íbamos de vacaciones juntos, así que nos fuimos a Francia, simulando que nos dirigíamos a la escuela de Olympe, pues sabíamos que alguien del Ministerio nos estaba siguiendo. Teníamos que ir despacio, porque yo realmente no estoy autorizado para el uso de la magia y estábamos conscientes que el Ministerio buscaba una razón para detenernos. Pero nos las arreglamos para perder al tipo que nos pisaba los talones cerca de Dee-John.-¿Ooooh, Dijon?- intervino Hermione animadamente-. Estuve allí en vacaciones, ¿sabes? Guardó silencio ante la expresión de la cara de Ron. -Nos arriesgamos a usar un poco de magia después de eso y no fue un mal viaje. Nos encontramos con un par de trolls enfadados en la frontera polaca y tuve un leve desacuerdo con un vampiro en una taberna en Minsk, pero aparte de eso no pudo ser mejor. Y luego llegamos al lugar, y empezamos a viajar a través de las montañas, buscando señales . . . Tuvimos que dejar de utilizar la magia una vez que nos acercamos a ellos. En parte por que no les gustan los magos y no queríamos alertarlos demasiado rápido, y en parte por que Dumbledore nos había advertido que Ustedes-Saben-Quien estaba seguramente detrás de los gigantes y todo eso. Dijo que era muy probable que ya les hubiera enviado un mensajero. Nos advirtió que tuviéramos cuidado de no llamar la atención cuando nos acercáramos en caso de que hubiera Mortífagos en la zona.Hagrid hizo una pausa para tomar un largo sorbo de té.-Continúa- lo apuró Harry.-Los encontramos- declaró Hagrid simplemente-. Íbamos por un barranco una noche y ahí estaban, esparcidos debajo de nosotros. Pequeños fuegos ardiendo y enormes sombras...era como ver pequeños pedazos de montaña moviéndose...-¿Cuán grandes eran?- preguntó Ron en un susurro. -Cerca de veinte pies- dijo Hagrid sin darle importancia-. Algunos de los más grandes deben haber tenido veinticinco.-¿Y cuántos había?- preguntó Harry. -Calculo que setenta u ochenta- contestó Hagrid. -¿Eso es todo?- dijo Hermione. -Si- respondió Hagrid tristemente-, quedan ochenta, cuando en un tiempo hubo montones, debía haber un centenar de tribus diferentes por todo el mundo. Pero han estado disminuyendo por años. Los magos mataron a unos, claro, pero principalmente se mataron entre si, y ahora están muriendo más rápido que nunca. No están hechos para vivir agrupados tan juntos. Dumbledore dice que es nuestra culpa, que fueron los magos los que les obligaron a irse y vivir bien lejos de nosotros y no tuvieron más alternativa que mantenerse unidos para su protección.-Así que- señaló Harry-, los viste ¿y luego qué? -Bien, esperamos hasta la mañana, no queríamos sorprenderlos en la oscuridad, por nuestra propia seguridad- explicó Hagrid-. Alrededor de las tres de la mañana se quedaron dormidos justo donde estaban sentados. No nos atrevimos a dormir. En primer lugar, queríamos asegurarnos que ninguno se despertase y apareciese dónde estábamos, y por otro, los ronquidos eran increíbles. Causaron una avalancha en la madrugada. De todas formas, una vez que amaneció bajamos a verlos.-¿Sólo así?- preguntó Ron, luciendo sobrecogido-.¿Simplemente caminaron directo hacia un campamento de gigantes? -Bien, Dumbledore nos había explicado cómo hacerlo- aclaró Hagrid-. Darle los regalos al Gurg, mostrar algún respeto, ya saben. -¿Darle regalos al qué?- preguntó Harry. -Oh, el Gurg....significa el jefe.¿Cómo pudieron saber quién era el Gurg?- preguntó Ron . Hagrid gruñó divertido. -Sin problema- dijo-. Era el más grande, el más feo y el más perezoso de todos. Sentado allí esperando a que los otros le trajeran la comida. Cabras muertas y cosas así. Su nombre era Karkus. Le calculo unos veintidós, veintitrés pies y el peso de un par de elefantes machos. Con la piel semejante al cuero de un rinoceronte. -¡¿Y simplemente caminaste hacia él?- exclamó Hermione sofocada. -Bueno. . . bajé hacia él, al lugar dónde estaba acostado en el valle. Estaban en una hondonada entre cuatro montañas bastante altas, ¿entendéis?, al lado de un lago de montaña, y Karkus estaba acostado a orillas del lago rugiendo para que les alimentasen a él y a su esposa. Olympe y yo bajamos por la ladera de la montaña...... -Pero ¿no intentaron matarlos cuándo los vieron?- interrogó Ron con incredulidad. -Definitivamente, era lo que algunos tenían en mente- comentó Hagrid, encogiéndose de hombros-, pero hicimos lo que Dumbledore nos dijo, es decir, sostener nuestros regalos en alto y fijar nuestros ojos en el Gurg ignorando a los demás. Así que eso hicimos y el resto se callaron y nos miraron mientras pasamos directo hacia los pies de Karkus y nos inclinamos y depositamos nuestros regalos delante de él.-¿Qué le regalas a un gigante, Hagrid?- preguntó Ron ansioso-. ¿Comida?-No, el puede conseguir su propia comida- replicó Hagrid-. Le llevamos magia.A los gigantes les gusta la magia, sólo que no les gusta que la usemos en su contra. Como decía, ese primer día le dimos una rama de fuego Gubraitano.Hermione exclamó ¡Wow! suavemente, pero tanto Harry como Ron, fruncieron el entrecejo desconcertados.-¿Una rama de qué?-Fuego eterno- explicó Hermione irritada-, ya deberían saberlo a éstas alturas.¡El Professor Flitwick lo mencionó por lo menos dos veces en la clase!-Bueno, de cualquier manera- dijo Hagrid rápidamente, interviniendo antes de que Ron pudiera responder-, Dumbledore había hechizado esta rama para que ardiera por siempre, lo cuál no es algo que cualquier mago puede hacer, así que la dejé en la nieve al lado de los pies de Karkus y le dije: "un regalo al Gurg de los gigantes de parte de Albus Dumbledore, quien envía sus respetuosos saludos".-¿Y qué fue lo que dijo Karkus?- preguntó Harry entusiasmado.-Nada- contestó Hagrid-, no hablaba inglés.-¡Estás bromeando!-No importaba- habló Hagrid imperturbable-, Dumbledore nos advirtió que esto podría pasar. Karkus sabía lo suficiente como para llamar a una pareja de gigantes que conocían nuestra lengua y tradujeron por nosotros.-¿ Y le gustó el regalo?- preguntó Ron.-Ohh si, les impactó cuando comprendieron lo que realmente significaba- comentó Hagrid, volteando la carne de dragón para presionar el lado más frío sobre su ojo lastimando-. Estaba muy agradecido, entonces le dije: "Albus Dumbledore le pide al Gurg que hable con su mensajero cuando regrese mañana con otro regalo".-¿Por qué no podías hablar con ellos ese día?- interrogó Hermione.-Dumbledore quería que fuéramos lentamente- respondió Hagrid-.Dejarlos ver que mantenemos nuestras promesas. Regresaremos mañana con otro obsequio , y de nuevo con otro obsequio......da una buena impresión, ¿comprenden? Y les da tiempo para poner en prueba el primer regalo y darse cuenta que es muy bueno, entonces dejarlos impacientes por conseguir más. De otro modo, a gigantes como Karkus los sobrecargas de información y te matarán sólo para simplificar las cosas. Así que hicimos una reverencia y nos fuimos, buscamos una linda y pequeña cueva para pasar la noche y regresamos a la mañana siguiente, encontrando a Karkus sentado, esperándonos con impaciencia.-¿Y hablaste con él?-Oh, si, primero nos presentamos ante él con un hermoso casco de batalla, hecho por duendes e indestructible, y entonces nos sentamos y comenzamos a hablar.-¿Qué fue lo que dijo?-No mucho- contestó Hagrid-. Escucharon la mayor parte del tiempo, pero eso era una buena señal. Él había oído de Dumbledore, escuchado que había estado en contra de la matanza de los últimos gigantes en Gran Bretaña. Karkus parecía estar bastante interesado en lo que Dumbledor tenía que decir. Y algunos de los otros, especialmente los que sabían inglés, estaban atentos alrededor. Estábamos esperanzados cuando nos fuimos ese día. Prometiendo regresar la mañana siguiente con otro regalo. Pero esa noche todo fue mal.-¿Qué quieres decir?- preguntó ron rápidamente.-Bueno, como les dije, ellos no soportan vivir juntos- continuó Hagrid con tristeza-. No en grandes grupos como esos. No pueden contenerse, se medio matan entre si cada pocas semanas. Los hombres pelean contra los hombres y las mujeres contra las mujeres; los restantes de las viejas tribus luchan entre ellos e incluso hay peleas por la mejor comida, o el mejor fuego, o el mejor lugar para dormir. Se podría pensar que al ver como están exterminando su raza pararían de atacarse unos a otros, pero.....Hagrid parecía deprimido.-Esa noche una Guerra comenzó, lo vimos todo desde la entrada de nuestra cueva, sobre el valle. Continuaron por horas, no creerían todo ese ruido. Y cuando el sol salió, la nieva era escarlata, y su cabeza estaba en el centro del lago.-¿La cabeza de quién?- jadeó Hermione.-La de Karkus- contestó Hagrid con pesar-. Había un nuevo Gurg, Golgomath- suspiró profundamente-. Bueno, no habíamos contado con un nuevo Gurg dos días después de haber hecho contacto amistoso con el primero y tuvimos el presentimiento que Golgomath no estaría tan dispuesto a escucharnos, pero teníamos que intentarlo.-¿Fuiste a hablar con él?- preguntó Ron incrédulo-. Después de verlo arrancando la cabeza de otro gigante?-Por supuesto que sí-aseveró Hagrid-. ¡No habíamos ido hasta allí para darnos por vencidos sólo un par de días después! Bajamos con el siguiente regalo que pensábamos entregar a Karkus. Sabía que no lo lograríamos incluso antes de que pudiera abrir mi boca. Estaba allí sentado, usando el casco de Karkus, mirándonos mientras nos acercábamos. Era mazizo, uno de los mas grandes de ahí. Con cabello negro y dientes haciendo juego y un collar de huesos, algunos de ellos de apariencia humana. Bueno, tenía que intentarlo, sostuve en alto un rollo de piel de dragon y dije: "un regalo para el Gurg de los gigantes".....y antes que pudiera darme cuenta estaba colgando del aire por las piernas, sostenido por dos de sus amigos..Hermione se llevó las manos a la boca.-¿Cómo saliste de esa?- preguntó Harry.-No lo hubiese logrado si Olympe no hubiese estado allí- explicó Hagrid-. Sacó su varita y lanzó uno de los más rápidos conjuros que he visto. Maravillosamente malicioso. Golpeó a los dos sujetos que me agarraban justo en los ojos con una maldición Conjuntivitis y me soltaron inmediatamente.....pero después de eso nos metimos en problemas, porque usamos magia en su contra, y eso es lo que los gigantes odian de lo brujos. Tuvimos que huir de allí, sabiendo que no había manera de volver a entrar en su campamento nuevamente.-Maldición, Hagrid- dijo Ron quedamente.-¿Entonces cómo te tomó tanto tiempo regresar a casa si sólo estuviste allí tres días?- preguntó Hermione.-¡No nos fuimos después del tercer día!- exclamó Hagrid, luciendo indignado-. ¡Dumbledore confiaba en nosotros!-¡Pero acabas de decir que no había manera de regresar!-No, con la luz del día no podíamos. Solo tuvimos que pensar en algo. Pasamos un par de días descansando dentro de la cueva y observando. Y lo que vimos no era nada bueno.-¿Arrancó más cabezas?- preguntó Hermione, impresionada.-No- replicó Hagrid-. ¡Ojalá lo hubiera hecho!-¿Qué quieres decir?-Quiero decir que descubrimos que no objetaba a todos los magos, sólo a nosotros.-¿Mortífagos?- dijo Harry rápidamente.-Sí- respondió Hagrid sombríamente-. Una pareja de ellos los visitaba todos los días, trayendo regalos al Gurg, y no estaba colgándolos de cabeza.-¿Cómo supiste que eran mortífagos?- inquirió Ron. -Porque reconocí uno de ellos- gruñó Hagrid-. Macnair, ¿lo recuerdan?¿El tipo que mandaron para matar a Buckbeak? Maníaco, eso es lo que es. Le gusta matar tanto como a Golgomath; no me extraña que se llevaran bien.-¿Entonces Macnair persuadió a los gigantes a unirse a Tu-Sabes-Quien?- preguntó Hermione desesperadamente.-¡Mantén tus Hipogrifos, aún no acabo mi historia!, exclamó Hagrid indignado quien, considerando que no quería contarles nada al principio, ahora parecía estarlo disfrutando-. Olympe y yo lo conversamos y acordamos que sólo porque el Gurg parecía favorecer a Ustedes-Saben-Quién, no significaba que todos los demás lo harían. Teníamos que tratar de persuadir a los demás, aquellos que no querían a Golgomath como Gurg.-¿Cómo podías saber cuáles eran esos?- preguntó Ron.-Bueno, ellos eran los que estaban siendo golpeados, ¿no?- dijo Hagridpacientemente-. Los que tenían algo de sentido común se mantenían apartados del camino de Golgomath, escondiéndose en cavernas en las montañas igual que nosotros. Así que decidimos que teníamos que ir a las cuevas en la noche, y ver si podíamos persuadir a algunos de ellos.-¿Fueron hacia las oscuras cuevas buscando a los gigantes?- interrogó Ron, con un respetuoso asombro en la voz.-Bueno, no eran los gigantes los que más nos preocupaban- admitió Hagrid-. Estábamos más inquietos por los mortífagos. Dumbledore nos dijo antes de partir que no nos cruzáramos con ellos si podíamos evitarlo y el problema era que sabían que estábamos alrededor.......de seguro Golgomath les habló sobre nosotros. En la noche, cuando los gigantes dormían y queríamos escabullirnos en las cuevas, Macnair y el otro estaban acechando por la montaña buscándonos. Fue difícil evitar que Olympe les saltara encima-continuó Hagrid, la sonrisa en su boca levantando su enmarañada barba-. Estaba preparada para atacarlos...es algo digno de ver, Olympe, cuando esta enfurecida.....salvaje ¿saben?.......supongo que es su sangre francesa......Hagrid observó el fuego con ojos nublados. Harry le concedió unos segundos para recordar, antes de aclarar su garganta ruidosamente.-¿Entonces, que pasó? ¿Te acercaste a alguno de los otros gigantes?-¿Qué?.. Oh ... oh, sí, lo hicimos, sí. En la tercera noche después del asesinato de Karkus, salimos de la cueva en la que nos ocultábamos y enfilamos hacia el valle, manteniendo nuestros ojos abiertos por los mortífagos. Entramos en algunas cuevas, nada, luego, más o menos en la sexta, encontramos tres gigantes escondidos-La cueva debió estar apretada- comentó Ron.-Pues no se podía columpiar un Kneazle- replicó Hagrid.-¿No te atacaron cuando te vieron?- preguntó Hermione.-Probablemente lo hubieran hecho si hubieran estado en condiciones, pero estaban gravemente lastimados, los tres; los ayudantes de Golgomath los habían dejado inconscientes a golpes; habían despertado y se arrastraron hacia el refugio más cercano que pudieron encontrar. Uno de ellos sabía un poco de ingles y tradujo por los demás, y lo que les dijimos, parecía que no era tomado a mal. Así que continuamos visitando al los heridos. creo que por un momento convencimos a seis o siete.-¿Seis o siete?- dijo Ron entusiasmado-, eso no está nada mal.¿Van a venir aquí y luchar contra Ya-Sabes-Quien con nosotros?Pero Hermione preguntó:-¿Qué quisiste decir con "por un momento", Hagrid?Hagrid la miró con tristeza.-La gente de Golgomath asaltaron las cuevas. Los únicos que sobrevivieron no quisieron saber nada de nosotros a raíz de eso.-Entonces ... entonces, ¿no hay algún gigante que venga?- preguntó Ron decepcionado .'No- contestó Hagrid lanzando un profundo suspiro al tiempo que daba vuelta al bistec de dragón, poniendo el lado más fresco sobre su cara-, pero hicimos lo que fuimos a hacer, les dimos el mensaje de Dumbledore y algunos de ellos lo escucharon, y espero que lo recuerden. Tal vez los que no quieran quedarse con Golomath se irán de las montañas, y quizás recuerden la amistad de Dumbledore hacia ellos. y podrían venir.La nieve estaba cubriendo la ventana. Harry notó que sus rodillas estaban empapadas: Fang estaba babeando con su cabeza en el regazo de Harry.-¿Hagrid?- dijo Hermione después de un rato.-Hmmm?-¿Encontraste...había algún signo de...averiguaste algo acerca de tu...tu...madre mientras estabas allí.?Hagrid la miró con su ojo sano y Hermione parecía algo asustada.-Lo siento... yo... Olvídalo...-Muerta- dijo Hagrid con voz gruesa-. Me dijeron que murió hace muchos años. -Oh...lo...lo siento mucho- habló Hermione con voz muy baja. Hagrid encogió sus enormes hombros.-No importa- dijo brevemente- no reacuerdo mucho de ella. No era una gran madre.Todos guardaron silencio otra vez. Hermione les dirigió una mirada nerviosa a Harry y Ron, obviamente esperando que dijeran algo.-Pero sigues sin explicar cómo llegaste a este estado, Hagrid- comentó Ron, observando hacia la cara ensangrentada de Hagrid.-O por qué te tardaste tanto en regresar- agregó Harry-. Sirius dijo que Madame Maxime regresó hace siglos....-¿Quién te atacó?- preguntó Ron.-¡No he sido atacado!- contestó Hagrid enfáticamente-.Yo.......Pero el resto de sus palabras fueron ahogadas por unos repentinos golpes en la puerta. Hermione dio un grito ahogado; su taza se resbaló de sus dedos y cayó en el suelo; Fang gruñó. Los cuatro contemplaron la ventana que estaba al lado de la puerta. La sombra de alguien pequeño y grueso se vislumbró a través de la delgada cortina-¡Es ella!- susurró Ron.-¡Metanse aquí!- dijo Harry rápidamente; tomando la capa de invisibilidad, la colocó sobre si mismo y Hermione, mientras Ron rodeó la mesa y se deslizó bajo la capa como pudo. Todos juntos se fueron hacia una esquina. Fang estaba ladrando hacia la puerta. Hagrid parecía confundido.-¡Hagrid, esconde nuestras tazas!Este levantó las tazas de Harry y Ron y las empujó debajo del almohadón de la cesta de Fang. El perro estaba ahora saltando hacia la puerta; Hagrid lo empujó fuera del camino con el pie y jaló la puerta.La Profesora Umbridge estaba parada en el umbral, usando su capa de tweed verde y un sombrero con orejeras haciendo juego. Con los labios fruncidos se inclinó hacia atrás para poder ver la cara de Hagrid; apenas le llegaba al ombligo.-Así que...- dijo la mujer lentamente y en voz alta como si estuviera hablando con alguien sordo-..... ¿tú eres Hagrid, verdad?Sin esperar una respuesta entró en la habitación, sus ojos recorriéndola en todas la direcciones.-¡Apártate!- chilló, sacudiendo su bolso ante Fang, que se había parado en frente de ella y trataba de lamer su cara.-Eeeh...No quiero ser maleducado- expresó Hagrid, observándola-, ¿pero quién demonios es usted?-Mi nombre es Dolores Umbridge.Sus ojos recorrieron la cabaña. Dos veces se detuvieron directamente en la esquina en la que estaba Harry, aplastado entre Ron y Hermione.-¿Dolores Umbridge?- repitió Hagrid, confundido-. Pensé que usted era uno de los empleados del Ministerio... ¿No trabaja usted con Fudge?.-Era Primera Subsecretaria del Ministro, sí- confirmó Umbridge, ahora caminando por la cabaña, observando cada pequeño detalle, desde el bolso de viaje que estaba contra la pared hasta la abandonada capa-.Ahora soy profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras...-Es usted muy valiente- comentó Hagrid-.Ya no hay muchos que tomen ese trabajo.-...y Gran Inquisidora de Hogwarts- continuó Umbridge, sin dar signos de haberlo escuchado.-¿Qué es eso?- preguntó Hagrid frunciendo el entrecejo.-Precisamente lo que yo iba a preguntar- replicó Umbridge, señalando los pedazos de porcelana rota en el piso que había sido la taza de Hermione.-Oh- dijo Hagrid, con una inútil mirada hacia la esquina donde Harry, Ron y Hermione estaban escondidos-. Oh, eso fue...fue Fang. Rompió la taza, así que tuve que usar esta en su lugar.Hagrid señaló la taza en la había estado bebiendo, una de sus manos todavía sobre el bistec de dragón apretado contra su ojo. Umbridge se paró frente a él, mirando cada detalle de su apariencia. -Escuché voces- comentó suavemente. -Estaba hablando con Fang- respondió Hagrid con firmeza.-¿Y él le respondía?-Bueno...de alguna manera sí- dijo Hagrid, un poco incomodo-.A veces pienso que Fang es casi humano.-Había tres pares de huellas en la nieve viniendo del castillo- señaló Umbridge.Hermione jadeó; Harry tuvo que taparle la boca con una mano. Por suerte, Fang estaba olfateando ruidosamente el ruedo de la túnica de Umbridge y ella no pareció escucharla.-Bueno, acabo de llegar- explicó Hagrid, sacudiendo su enorme mano en dirección de su bolso de viaje-. Quizás alguien me vino a visitar más temprano y nos desencontramos.-No hay huellas regresando de la puerta de su cabaña."Bueno, yo...no se que pueda ser..- dijo Hagrid, tironeando nerviosamente de barba y mirando otra vez hacia la esquina donde estaban Harry, Ron y Hermione como pidiendo ayuda-. Ehhh...Umbridge giró sobre sus pies y camino a lo largo de la cabaña, mirando alrededor cuidadosamente. Se agachó y miró debajo de la cama. Abrió los armarios de Hagrid. Pasó a dos pulgadas de donde Harry, Ron y Hermione estaban apretados contra la pared, y Harry incluso contrajo el estómago cuando ella pasó. Después de mirar escrupulosamente dentro del caldero que Hagrid usaba para cocinar, se dio vuelta bruscamente y dijo-¿Qué le pasó a usted? ¿Cómo se hizo todas esas heridas?Hagrid se quitó el bistec de dragón con rapidez de la cara, lo que en opinión de Harry fue un error, porque el moretón negro y violeta alrededor de su ojo era ahora completamente visible, sin mencionar la gran cantidad de sangre fresca y coagulada en su cara. -Oh, ...tuve un pequeño accidente- explicó de forma poco convincente.-¿Qué clase de accidente?-Me...me tropecé. -Se tropezó- repitió con frialdad.-Si, así es. Con... con la escoba de un amigo. Yo no vuelo, bueno, miré mi tamaño, no creo que haya una escoba que me aguante. Un amigo mío cría Abraxanes, no se si los conoce, bestias enormes, con alas, Usted sabe, estaba montando uno de ellos y era..-¿Dónde ha estado?- preguntó Umbridge, cortando fríamente el parloteo de Hagrid.¿Dónde he est..?-Estado, sí- dijo-. Las clases empezaron hace dos meses. Otro profesor tuvo que cubrir su materia. Ninguno de sus colegas supo darme información sobre su paradero, no dejó ninguna dirección. ¿Dónde ha estado?Hubo una pausa en la que Hagrid la miró desconcertado con su ojo recién destapado. Harry casi podía escuchar su cerebro trabajando furiosamente.-Yo...yo estuve... descansando por cuestiones de salud- contestó.-Cuestiones de salud- repitió la Profesora Umbridge. Su ojos recorrieron la decolorada e hinchada cara de Hagrid, sangre de dragón goteando suave y silenciosamente en su saco-. Ya veo.-Sí- agregó Hagrid-, un poco de...de aire fresco, sabe...-Sí, como guardabosque el aire fresco debe ser un poco difícil de conseguir-. comentó Umbridge dulcemente. La pequeña parte de la cara de Hagrid que no estaba negra o púrpura, se sonrojó. -Bueno...un cambio de escenario, sabe...-¿Escenario de montaña?- preguntó Umbridge en un segundo."Ella sabe", pensó Harry con desesperación.-¿Montañas?- repitió Hagrid, pensando rápidamente-. No, el sur de Francia para mí. Un poco de sol...y mar.-¿De veras?- insistió Umbridge-. No está muy bronceado.-Sí...bueno...mi piel es bastante sensible- dijo Hagrid intentando sonreír. Harry se dio cuenta de que le faltaban dos dientes.Umbridge lo miró con frialdad; su sonrisa se desvaneció. Entonces se acomodó el bolso de mano en el brazo y comentó:-Por supuesto, tendré que informar sobre su tardanza al Ministerio.-Claro- aceptó Hagrid asintiendo.-Debe saber, además, que como Gran Inquisidora es mi desafortunado pero necesario deber inspeccionar a mis compañeros Profesores. Así que supongo que nos encontraremos otra vez muy pronto.Se dio vuelta súbitamente y caminó hasta la puerta.-¿Nos está inspeccionando?- preguntó Hagrid con una expresión vacía en el rostro viéndola marchar.-Oh, sí- afirmó Umbridge suavemente, mirándolo desde la puerta con la mano en el picaporte-. El Ministerio esta determinado a sacar cualquier Profesor que sea insatisfactorio. Hagrid, buenas noches.Se fue, cerrando la puerta con un golpe. Harry intentó quitarse la capa pero Hermione lo tomó de la muñeca.-Todavía no- susurró en su oído-, puede que continúe allí.Hagrid parecía pensar lo mismo porque cruzó la habitación y corrió la cortina una pulgada o dos.-Está regresando al castillo- murmuró en voz baja-. Maldición...¿está inspeccionando de verdad?-Si- contestó Harry, quitándose la capa-. Trelawney ya está a prueba...-¿Mmm...que clase de cosas estás planeando para hacer en clase, Hagrid?- preguntó Hermione.-Oh, no te preocupes por eso, tengo una gran cantidad de lecciones planificadas- la tranquilizó Hagrid entusiasmado, recogiendo su bistec de dragón de la mesa y pegándoselo al ojo otra vez-. He estado reservando un par de criaturas para sus TIMOS, esperen y verán, son algo muy especial.-Emm...¿Especiales en que forma?- inquirió Hermione tentativamente.-No les diré- contestó Hagrid feliz-. No quiero arruinarles la sorpresa.-Mira, Hagrid- señaló Hermione con urgencia-, la Profesora Umbridge no estará feliz si llevas algo peligroso a clase.-¿Peligroso?- expresó Hagrid, muy divertido-. No seas tonta, ¡No les daría nada peligroso! Quiero decir, claro, pueden cuidarse a si mismos...-¡Hagrid, tienes que pasar la inspección de Umbridge, y para eso sería mejor que nos enseñaras a cuidar Porlocks, o como saber la diferencia entre Knarls y erizos, cosas así!- aconsejó Hermione seriamente. -Pero eso no es muy interesante, Hermione- replicó Hagrid-. Las cosas que tengo son más sorprendentes. He estado criándolos por años y creo que tengo el único rebaño doméstico de Gran Bretaña-.-Hagrid...por favor...insistió Hermione, con verdadera desesperación en la voz-, Umbridge estará buscando cualquier excusa para deshacerse de los profesores que ella crea son cercanos a Dumbledore. Por favor, Hagrid, enséñanos algo aburrido que pueda aparecer en los TIMOS.Pero Hagrid se limitó a bostezar y mirar con un solo ojo la formidable cama en la esquina de la cabaña.-Escuchen, ha sido un largo día y ya es tarde- dijo palmeando gentilmente el hombro de Hermione de forma que sus rodillas se aflojaron y cayó al suelo con un ruido seco-. Oh,..Lo siento...- la levanto por el cuello de su túnica-. Mira, no te preocupes por mí, te prometo que tengo algo realmente bueno planeado para sus lecciones ahora que he regresado...ahora es mejor que regresen al castillo, ¡y no se olviden de borrar sus huellas!-No creo que lo hayas convencido- comentó Ron un rato después cuando, habiéndose asegurado que no había moros en la costa, entraron en el castillo cruzando la nieve sin dejar rastro gracias al hechizo Obliteration que Hermione estaba haciendo a medida que caminaban.-Entonces iré mañana nuevamente- aseveró Hermione decidida-. Planearé las clases por él si es necesario. ¡No me importa si Umbridge saca a Trelawney pero no se va a deshacer de Hagrid!"

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