jueves, enero 12, 2006

Capitulo 35 y 36



Capitulo 35

Tras el velo
Formas oscuras surgían del aire a su alrededor, bloqueando el camino a izquierda y derecha; sus ojos brillando bajo capuchas, una docena de varitas encendidas apuntando directamente a sus corazones; Ginny dejó escapar un pequeño grito de horror.“Dámela, Potter” repitió lentamente la voz de Lucius Malfoy, mientras extendía su mano.Harry sintió caer su estomago, mareado. Estaban atrapados, y superados en número dos a uno.“Dámela, Potter” ordenó Malfoy una vez más.“¿Dónde está Sirius?” dijo Harry.Varios mortífagos rieron; de entre las oscuras figuras a la izquierda de Harry una áspera voz de mujer dijo triunfal “¡El Señor Oscuro siempre sabe!”“Siempre…” repitió Malfoy suavemente. “Ahora, dame la Profecía, Potter”“¡Quiero saber donde esta Sirius!”“¡Quiero saber donde esta Sirius!” imito burlonamente la mujer a su izquierda.Ella y sus compañeros mortífagos se acercaron de forma que estaban a unos pocos metros de Harry y los demás, la luz de sus varitas deslumbrando los ojos de Harry.“Lo tenéis.” dijo Harry, ignorando el creciente pánico en su pecho, el miedo contra el que había estado luchando desde que había entrado en el pasillo noventa y siete. “Él esta aquí. Sé que esta aquí.”“El pequeño bebe se despertó asustado y creyó que lo que había soñado era real” dijo la mujer en una horrible, fingida voz de bebe. Harry sintió a Ron moverse tras él.“No hagas nada” susurró Harry. “Todavía no”.La mujer que lo había imitado soltó una carcajada.“¿Lo habéis oído? ¿LO HABÉIS OIDO? ¡Dando instrucciones a los otros niños como si pensará enfrentarse a nosotros!”“Oh, no conoces a Potter como yo, Bellatrix” dijo Malfoy calmado. “Tiene una gran debilidad por las heroicidades; como bien sabe el Señor Oscuro. Ahora dame la Profecía, Potter”“Se que Sirius está aquí” dijo Harry, con su pecho paralizado de tal forma por el pánico que ya casi no podía respirar. “¡Se que lo tenéis!”Más mortífagos rieron, aunque las carcajadas de la mujer destacaban sobre el resto.“Va siendo hora de que aprendas a diferenciar entre la vida y los sueños, Potter” dijo Malfoy. “Ahora dame la Profecía, o comenzaremos a usar las varitas”.“Adelante, entonces.” Dijo Harry, alzando su varita. Entonces, las cinco varitas de Ron, Hermione, Neville, Ginny y Luna aparecieron a su lado. El nudo en el estómago de Harry se hizo más fuerte. Si realmente Sirius no estaba allí, había conducido a sus amigos a su muerte sin ningún motivo…Pero los mortífagos no atacaron.“Dame la Profecía y no habrá necesidad de que nadie salga herido”, dijo Malfoy fríamente.Ahora era Harry quien reía.“¡Si, seguro!” dijo. “Te doy esta… profecía, ¿no?... y tu simplemente nos dejarás irnos a casa, ¿verdad?”Las palabras apenas habían salido de su boca cuando la mortífaga gritó: “Accio Prof...”Harry estaba preparado: gritó “¡Protego!” cuando ella finalizó su conjuro, y aunque la esfera de cristal se escapó de la punta de sus dedos la volvió a sujetar sin problemas.“Oh, sabe como jugar, el pequeño bebe Potter” dijo ella, sus ojos furiosos mirándole fijamente tras la capucha. “Muy bien, entonces…”“¡OS DIJE QUE NO!” Lucius Malfoy le gritó a la mujer. “Si la rompéis…”La mente de Harry corría a toda velocidad. Los mortífagos querían esa polvorienta esfera de cristal. El no tenía ningún interés en ella. Solo quería sacarlos de allí vivos, asegurarse de que ninguno de sus amigos pagaba un terrible precio por su estupidez…La mujer avanzó, alejándose de sus compañeros, y apartando su capucha. Azkaban había vaciado la cara de Bellatrix Lestrange, haciéndola flaca y esquelética, pero estaba viva con un ferviente, fanático brillo.“¿Necesitas más persuasión?” pregunto, su pecho subía y bajaba rápidamente. “Muy bien… coged a la más pequeña” ordenó a los mortífagos tras ella. “Dejadle mirar mientras torturamos a la pequeña niña. Yo lo haré.”Harry sintió como los demás se pegaban a Ginny rodeándola; el dio un paso de lado para colocarse justo ante ella, con la Profecía alzada ante su pecho.“Tendrás que romper esto si quieres atacar a cualquiera de nosotros” le dijo a Bellatrix “No creo que tu jefe quede muy contento si vuelves sin esto, ¿verdad?”Ella no se movió; solo se quedó mirándolo fijamente, son la punta de su lengua humedeciendo sus delgados labios.“Así que…” dijo Harry, “¿de que tipo de profecía hablamos, de todas formas?No podía pensar en otra cosa que hacer excepto seguir hablando. El brazo de Neville estaba apretado contra él, y lo podía sentir temblar; así como la rápida respiración de otro justo en su nuca. Esperaba que ellos estuvieran pensando en formas de escapar, porque su mente estaba en blanco.“¿Qué tipo de profecía?” repitió Bellatrix, la sonrisa desapareciendo de su rostro. “Está de broma, Harry Potter.”“No, no bromeo”, dijo Harry, sus ojos pasando de mortífago en mortífago, buscando un punto débil, un hueco por donde pudieran escapar. “¿Por qué la quiere Voldemort?”Varios mortífagos dejaron escapar silbidos graves.“¿Te atreves a decir su nombre?” susurró Bellatrix.“Si”, dijo Harry, agarrando firmemente la bola de cristal, esperando otro intento por parte de ella de conjurarla lejos de él. “Si, no tengo ningún problema de decir Vol…”“¡Cállate!” chilló Bellatrix. “Como te atreves a pronunciar su nombre con tus indignos labios, como te atreves a mancharlo con tu lengua de sangre sucia, como te atreves…”“¿Sabias que él también era sangre sucia?” soltó Harry imprudentemente. Hermione dio un pequeño gemido en su oído. “¿Voldemort? Si, su madre era una bruja, pero su padre era un muggle… ¿o acaso os ha estado diciendo que es un pura sangre?“¡STUPEFY!”“¡NO!”Un disparo de luz roja salió de la varita de Bellatrix Lestrange, pero Malfoy la desvió, enviándolo contra una estantería a la izquierda de Harry donde varias esferas de cristal reventaron. Dos figuras, de un blanco perla como fantasmas, fluidas como el humo, se desplegaron desde los fragmentos de cristal roto y comenzaron a hablar, sus voces rivalizando, así que solo se podían oír fragmentos de lo que decían sobre los gritos de Malfoy y Bellatrix.“… en el solsticio llegará un nuevo…” decía la figura de un viejo hombre con barba.“¡NO ATAQUES! ¡NECESITAMOS LA PROFECÍA!”“Se ha atrevido… se ha atrevido… ahí esta… asqueroso sangre sucia…”“¡ESPERA A QUE TENGAMOS LA PROFECIA!” le gritaba Malfoy.“… y ninguno vendrá después…” decía la figura de una joven mujer.Las dos figuras que habían salido de las esferas destrozadas se habían desvanecido en el aire. Nada quedaba de ellos o de sus últimos hogares excepto fragmentos de cristal sobre el suelo. De todas formas le habían dado a Harry una idea. El problema iba a ser decírselo a los demás.“No me habéis dicho que tiene de especial esta profecía.” Dijo, tratando de ganar tiempo. Movió sus pies a un lado, buscando los de alguien más.“No juegues con nosotros, Potter” le respondió Malfoy.“No juego.” Dijo Harry, atendiendo a medias a la conversación, y a medias en su pie buscador. Y entonces encontró los dedos de alguien y los pisó. El sonido de ese alguien tomando aire de golpe le indico que eran de Hermione.“¿Qué?” susurró ella.“¿Dumbledore nunca te contó que el motivo por el que llevas esa cicatriz estaba escondido en las entrañas del Departamento de Misterios?” Malfoy sonrió con desprecio.“Yo… ¿qué?” exclamó Harry. Y por un momento olvidó su plan. “¿Lo que sobre mi cicatriz?”“¿Qué?” susurraba Hermione urgentemente tras él.“No puede ser…” decía Malfoy, sonando malvadamente encantado, algunos de los mortífagos riendo de nuevo, y cubierto por sus risas Harry le susurro a Hermione, moviendo los labios lo menos posible “Reventad las estanterías…”“¿Dumbledore nunca te lo dijo?” repitió Malfoy. “Bien, esto explica porque no viniste antes, Potter. El Señor Oscuro se preguntaba por que…”“…cuando diga ‘ya’…”“… no habías venido corriendo cuando te mostró el lugar donde estaba escondido en tus sueños. El creyó que tu curiosidad natural te haría querer oír las palabras exactas…”“¿Eso creía?” dijo Harry. Tras él escuchaba a Hermione pasando el mensaje a los otros y siguió hablando para distraer a los mortífagos. “Así que quería que viniera y lo cogiera, ¿no? ¿Por qué?”“¿Por qué?” Malfoy sonaba encantado e incrédulo al mismo tiempo. “Porque las únicas personas a las que les está permitido acceder a una profecía del Departamento de Misterios, Potter, son aquellas de las que habla la profecía, como el Señor Oscuro descubrió tras intentar que otros la robaran por él.”“¿Y por que querría robar una profecía sobre mí?”“Sobre los dos, Potter, sobre vosotros dos… ¿Nunca te has preguntado porque el Señor Oscuro intentó matarte cuando eras un bebe?”Harry observó fijamente los agujeros por los que los verdes ojos de Malfoy brillaban. ¿Era esta profecía el motivo por el que los padres de Harry habían muerto, por lo que llevaba aquella cicatriz con forma de rayo? ¿Estaba la respuesta a todo esto escondida ahora en su mano?”“¿Alguien hizo una profecía sobre Voldemort y sobre mi?” dijo calladamente, mirando a Lucius Malfoy, sus dedos estrechándose sobre la calida esfera de cristal en su mano. No era mucho más grande que una snitch, todavía cubierta de polvo. “¿Y me ha hecho venir a cogerla para él? ¿Por qué no podía venir él a cogerla?”“¿Venir a cogerla él?” chilló Bellatrix, sobre una especia de risa loca. “¿El Señor Oscuro, entrando en el Ministerio de Magia, cuando han sido tan dulces ignorando su regreso? ¿El Señor Oscuro, revelándose ante los aurores, cuando en este momento están malgastando el tiempo con mi primo?”“Así que os tiene a vosotros haciendo el trabajo sucio, ¿no?” dijo Harry. “¿Igual que trató de usar a Sturgis… y a Bode?”“Muy bueno, Potter, muy bueno…” dijo Malfoy lentamente. “Pero el Señor Oscuro sabe que tu no eres tan poco inteli…”“¡YA!” gritó Harry.Cinco voces diferentes gritaron tras él “¡REDUCTO!” Cinco hechizos volaron en cinco direcciones diferentes y las estanterías contra las que chocaron explotaron; la alta estructura osciló mientras un centenar de esferas de cristal reventaban, y figuras blancas se desplegaban en el aire y flotaban allí, sus voces resonando desde un lejano pasado, en medio del torrente de cristales y astillas de madera que ahora caían hacia el suelo.“¡CORRED!” gritó Harry, mientras las estanterías se tambaleaban de forma precaria y más esferas comenzaban a caer. Agarró la túnica de Hermione y tiró de ella, manteniendo un brazo sobre su cabeza mientras pedazos de estanterías y fragmentos de cristal caían sobre ellos. Un mortífago apareció de entre la nube de humo y Harry le dio un fuerte codazo en su cara enmascarada; todos gritaban, había llantos de dolor, y cientos de sonidos mientras las estanterías se desmoronaban, formando un extraño eco con las palabras de los videntes liberados de sus esferas…Harry encontró el camino ante él libre, y vio a Ron, Ginny y Luna adelantándolos, sus brazos cubriendo sus cabezas; algo pesado le golpeo en un lado de la cara, pero él simplemente agachó su cabeza y siguió corriendo; una mano lo agarró por el hombro; escuchó gritar a Hermione “¡Stupefy!” y la mano lo soltó al instante…Estaban al final del pasillo noventa y siete; Harry giró a su derecha y comenzó a correr; podía escuchar pasos justo tras ellos y a Hermione apurando a Neville; justo delante, la puerta por la que habían venido estaba entreabierta; cruzó la puerta con la Profecía sujeta y segura en su mano, y esperó a que los demás cruzaran el marco para cerrar de un portazo tras ellos…“¡Colloportus!” dijo Hermione, y la puerta se selló con un extraño ruido.“¿Dónde… donde están los otros?” preguntó Harry.Creía que Ron, Luna y Ginny iban por delante de ellos, que estarían esperando en esta habitación, pero no había nadie.“¡Deben haberse equivocado de camino!” susurró Hermione, aterrorizada.“¡Escuchad!” susurró Neville.El eco de pasos y gritos se escuchaba al otro lado de la puerta que acababan de sellar; Harry puso su oreja contra la puerta y escuchó a Lucius Malfoy gritar “Dejad a Nott, dejadlo, he dicho… sus heridas no serán nada para el Señor Oscuro comparado con perder la Profecía. ¡Jugson, vuelve, tenemos que organizarnos! Nos dividiremos en parejas y buscaremos, y no lo olvidéis, controlaos con Potter hasta que tengamos la Profecía, podéis matar a los demás si es necesario… Bellatrix, Rodolphus, a la izquierda; Crabbe, Rabastan, a la derecha… Jugson, Solohov, la puerta de enfrente… Macnair y Avery, por allí… Rookwood, por allá… Mulciber, ven conmigo”“¿Qué hacemos?” Hermione le preguntó a Harry, temblando de pies a cabeza.“Bueno, para empezar no nos quedaremos aquí esperando que nos encuentren.” Le respondió Harry. “Salgamos por esta puerta”. Corrieron lo más silenciosamente que pudieron, pasando el brillante frasco donde el huevo se abría y se volvía a cerrar, hasta la salida que daba a la sala circular al final de la habitación. Casi estaban allí cuando Harry escuchó algo grande y pesado chocar contra la puerta que Hermione había hechizado.“¡Apartaos!” dijo una voz ruda. “¡Alohomora!”Mientras la puerta se abría, Harry, Hermione y Neville se escondieron tras unas mesas. Podían ver el final de las túnicas de dos mortífagos acercándose, sus pies moviéndose rápidos.“Puede que hayan huido directamente a la entrada”, dijo la voz ruda.“Mirad bajo las mesas”, dijo otra.Harry vio las rodillas del mortífago doblarse, y apuntando con su varita por debajo de la mesa gritó “¡Stupefy!”Un disparo de luz roja golpeó al mortífago más cercano, que calló de espaldas contra un gran reloj de pared y lo tiró; el segundo mortífago, sin embargo, se apartó a un lado para esquivar el hechizo de Harry y estaba apuntando con su varita a Hermione, que se arrastraba bajo una mesa para apuntar mejor.“Avada…”Harry se lanzó por el suelo y se agarró a las rodillas del mortífago, haciendo que tropezara y fallara su disparo. Neville tiró una mesa patas arriba en su ansiedad por ayudar, y apuntando su varita salvajemente a la pareja grito:“¡EXPELLIARMUS!”Tanto la varita del mortífago como la de Harry volaron hasta la entrada de la Sala de la Profecía; ambos se pusieron en pie y corrieron hacia ellas, el mortífago por delante, Harry justo en sus talones, y Neville tras ellos, horrorizado por lo que acababa de hacer.“¡Sal del camino, Harry!” gritó Neville, claramente dispuesto a reparar el daño.Harry se apartó a un lado mientras Neville apuntaba otra vez y gritaba:“¡STUPEFY!”El disparo de luz roja pasó justo sobre el hombro del mortífago y golpeo un armario lleno de relojes de arena de variadas formas; el armario cayó al suelo y se rompió, cristales volando por todas partes, volvió a subir a la pared, casi completamente arreglado, y entonces volvió a caer y se estrelló contra el suelo…El mortífago había alcanzado su varita, que yacía en el suelo cerca del frasco brillante. Harry se agachó tras otra mesa mientras el hombre se giraba, su mascara se había movido de forma que no podía ver. Se la arrancó con su mano libre y gritó: “STUP…”“¡STUPEFY!” lanzó Hermione, que acababa de alcanzarlos. La luz roja golpeó al mortífago en pleno pecho: quedó congelado, su brazo todavía levantado, su varita cayó al suelo y él se derrumbó de espaldas contra el frasco brillante. Harry esperaba oír un fuerte sonido, como si el hombre chocara contra cristal sólido y empujara el frasco hacia el suelo, pero sin embargo su cabeza se hundió a través de la superficie del frasco como si no fuera nada más que una burbuja de jabón y él quedó tumbado sobre la mesa, con su cabeza reposando dentro del frasco lleno de viento brillante.“¡Accio varita!” gritó Hermione. La varita de Harry voló desde un rincón oscuro hasta su mano, y ella se la lanzó a Harry.“Gracias.” Dijo. “Bien, ahora salgamos de…”“¡Mirad!” dijo Neville, horrorizado. Estaba mirando la cabeza del mortífago en el frasco.Los tres alzaron sus varitas otra vez, pero ninguno de ellos atacó: estaban mirando fijamente, con la boca abierta, espantados, a lo que le ocurría a la cabeza del hombre.Se estaba reduciendo muy rápido, volviéndose más y más calvo, su pelo retrayéndose en su cabeza; sus mejillas volviéndose suaves, su cabeza redonda y cubierta por una pelusilla como la de un melocotón…Una cabeza de bebe se asentaba ahora de forma grotesca sobre el grueso y musculoso cuello del mortífago mientras luchaba por ponerse de nuevo en pie; pero mientras miraban, sus bocas abiertas, la cabeza volvía a recuperar sus proporciones, el pelo negro volvía a surgir…“Es el Tiempo” dijo Hermione pasmada. “Tiempo…”El mortífago sacudió su cabeza, tratando de aclararse, pero antes de que pudiera recomponerse su cabeza volvía a reducirse a la de un bebe una vez más…Alguien chilló en una habitación cercana, después un fuerte sonido y un grito. “¿RON?” gritó Harry, apartando su vista de la monstruosa transformación que ocurría ante ellos. “¿GINNY? ¿LUNA?”“¡Harry!” gritó Hermione.El mortífago había logrado sacar su cabeza del frasco. Su aspecto era absolutamente extraño, su pequeña cabeza de bebe balbuceando ruidosamente mientras sus gruesos brazos se agitaban peligrosamente en todas direcciones, casi dándole a Harry, que se había agachado. Harry levantó su varita, pero para su sorpresa Hermione le detuvo.“¡No puedes hacerle daño a un bebe!”No había tiempo para discutir; Harry podía escuchar pasos acercándose desde la Sala de la Profecía y se dio cuenta, demasiado tarde, de que no deberían haber gritado y revelado así su posición.“¡Vamos!” dijo, y dejando al horrible mortífago con cabeza de bebe tambaleándose tras ellos salieron por la puerta que permanecía abierta al otro lado de la habitación, que llevaba al pasillo oscuro.Llevaban medio camino recorrido cuando Harry vio a través de la puerta abierta a dos mortífagos más corriendo a través del pasillo oscuro hacia ellos; virando a la izquierda se metió en una pequeña, oscura, desordenada oficina y cerró la puerta.“Collo…” comenzó Hermione, pero antes de que pudiera completar el hechizo la puerta se abrió y los dos mortífagos entraron.Con voz triunfal ambos gritaron:“¡IMPEDIMENTA!”Harry, Hermione y Neville fueron lanzados de espaldas, Neville cayó tras una mesa y desapareció de vista; Hermione chocó contra una librería y rápidamente quedó cubierta bajo una cascada de pesados libros; la cabeza de Harry golpeó contra el muro de piedra, pequeñas luces ardían ante sus ojos y por un momento estaba demasiado mareado y perdido como para reaccionar.“¡LES TENEMOS!” gritó el mortífago más cercano a Harry. “EN UNA OFICINA DE…”“¡Silencio!” gritó Hermione y la voz del hombre se extinguió. Continuó moviendo la boca bajo su mascara, pero ningún sonido salía de ella. Su compañero mortífago lo empujó a un lado.“¡Petrificus totalus!” lanzó Harry, mientras el segundo mortífago alzaba su varita. Sus brazos y piernas se juntaron al cuerpo y cayó de frente, justo ante los pies de Harry, tieso como una tabla e incapaz de moverse.“Bien hecho, Ha…”Pero el mortífago que Hermione acababa de dejar mudo hizo un rápido movimiento con su varita, y algo que parecía una llama morada atravesó el pecho de Hermione. Ella soltó un pequeño “¡Oh!” como sorprendida y se derrumbo sobre el suelo, donde quedo inconsciente.“¡HERMIONE!”Harry cayó de rodillas al lado de ella mientras Neville se arrastró rápidamente hacia ella desde la mesa, con su varita levantada ante él. El mortífago dio una patada hacia la cabeza de Neville tan pronto como surgió de la mesa… su pie rompió la varita de Neville e impactó contra su cara. Neville soltó un quejido de dolor y retrocedió, tapando su boca y su nariz. Harry se giró, alzando su varita, y vio que el mortífago se había quitado la máscara y le apuntaba directamente. Reconoció la larga, pálida, deformada cara que había salido en el Profeta: Antonin Dolohov, el mago que había asesinado a los Prewetts.Dolohov sonrió. Con su mano libre, señaló a la Profecía que seguía en manos de Harry, después a él, y finalmente a Hermione. A pesar de que no podía hablar, no podría haberse hecho entender mejor. Dame la Profecía, o recibirás lo mismo que ella…“¡Como si no fuerais a matarnos a todos, en cuanto la suelte!” dijo Harry.El pánico en su cabeza le impedía pensar con claridad: tenía una mano en el hombro de Hermione, que todavía permanecía caliente, aunque no se atrevía a observarla bien. “No puede estar muerta, no puede estar muerta, es culpa mía si esta muerta…”“Hagaff lo que hagaff, Harry…” dijo Neville fieramente desde la mesa, apartando sus manos mostrando un nariz claramente rota y sangre brotando de su boca y su barbilla, “… ¡no fe la def!”Entonces un fuerte sonido tras la puerta hizo a Dolohov mirar por encima de su hombro… el mortífago con cabeza de bebe apareció por el pasillo, su cabeza balbuceando, sus enormes puños moviéndose incontroladamente por todas partes. Harry vio su oportunidad:“¡PETRIFICUS TOTALUS!”El hechizo golpeó a Dolohov antes de que pudiera bloquearlo y cayó contra su camarada ya petrificado, ambos rígidos como tablas e incapaces de moverse ni un centímetro.“Hermione” dijo Harry, sacudiéndola mientras el mortífago con cabeza de bebe desaparecía de vista otra vez. “Hermione, despierta…”“¿Que le ha heffo?” preguntó Neville, arrastrándose desde la mesa y arrodillándose al otro lado de ella, su nariz vertiendo sangre mientras se hinchaba rápidamente.“No lo se…”Neville buscó la muñeca de Hermione.“Efto ef fu pulfo, Harry, eftoy feguro”Tal alivio recorrió a Harry que por un momento se sintió despreocupado.“¿Está viva?”“Fi, efo creo.”Hubo una pausa en la que Harry trató de escuchar más pasos, pero todo lo que podía oír eran los sonidos del mortífago con cabeza de bebe en la habitación de al lado. “Neville, no estamos lejos de la salida” susurró Harry “Estamos justo al lado de aquella habitación circular… si tan solo pudiéramos llegar a ella y encontrar la puerta correcta antes de que venga algún otro mortífago, estoy seguro de que podrías llevar a Hermione por el pasillo hasta el ascensor… entonces podrías encontrar a alguien… dar la alarma…”“¿Y que haraf tu?” dijo Neville, frotando su nariz con la manga y frunciendo el entrecejo hacia Harry.“Tengo que encontrar a los otros” respondió Harry.“Bien, iré a bufcarlof contigo” dijo Neville firmemente.“Pero Hermione…”“La llevaremof con nofotrof.” interrumpió Neville. “Yo la llevaré… tu eref mejor luchando que yo…”Se levantó y sujetó uno de los brazos de Hermione, mirando a Harry, que dudó, pero entonces sujetó el otro brazo y ayudó a Neville a echar a Hermione sobre sus hombros.“Espera.” Dijo Harry, recogiendo la varita de Hermione del suelo y colocándosela en la mano a Neville. “Mejor que tomes esto”Neville apartó con su pie los fragmentos de su varita y comenzó a caminar hacia la puerta.“Mi abuela me matará” dijo Neville apenado, la sangre salpicando desde su nariz mientras hablaba “Efa era la vieja varita de mi padre”Harry asomó su cabeza por la puerta y miró alrededor cuidadosamente. El mortífago con cabeza de bebe estaba gritando y golpeando cosas, tirando relojes de pared y poniendo mesas patas arriba, balbuceando confuso, mientras el armario de los relojes de arena seguía cayendo, rompiéndose, y reparándose otra vez volviendo a la pared.“No se dará cuenta de que estamos aquí” susurró. “Vamos… mantente pegado a mi…”Salieron de la oficina y volvieron hacia el pasillo oscuro, que ahora parecía completamente desierto. Caminaron unos cuantos pasos hacia delante, Neville tambaleando ligeramente debido al peso de Hermione; la puerta de la Sala del Tiempo se cerró tras ellos y las paredes comenzaron a girar una vez más. El reciente golpe en la cabeza de Harry parecía haberlo desorientado; cerró un poco los parpados, tambaleándose un poco, hasta que las paredes pararon de moverse. Sintiendo un peso en el corazón. Harry comprobó que las cruces que Hermione había marcado ya habían desaparecido.“¿Tu que puerta dirías?”Pero antes de que pudieran tomar una decisión, la puerta de su derecha se abrió y tres personas salieron de ella.“¡Ron!” exclamó Harry, acercándose a ellos. “Ginny… ¿estas…?”“Harry” dijo Ron, sonriendo débilmente de forma tonta, tambaleándose hacia delante, agarrando la túnica de Harry y mirándole con ojos desenfocados “aquí estas… jejeje… estas gracioso, Harry… estas hecho un asco…”La cara de Ron estaba muy blanca y algo oscuro goteaba de la esquina de su boca. Al siguiente instante sus rodillas flaquearon, pero todavía estaba agarrado a la túnica de Harry, así que tiró de Harry inclinándolo.“¿Ginny?” Harry pregunto asustado. “¿Qué ha ocurrido?”Pero Ginny sacudió la cabeza y se deslizo por la pared hasta quedar sentada en el suelo, jadeando y sosteniendo su tobillo.“Creo que se ha roto el tobillo, escuche una especie de ‘crack’” susurro Luna, que estaba agachándose sobre ella y que parecía la única sana y salva. “Cuatro de ellos nos siguieron a una habitación oscura llena de planetas; un lugar muy extraño, parte del tiempo estuvimos simplemente flotando en la oscuridad.”“¡Harry, hemos visto Urano de cerca!” dijo Ron, riendo débilmente. ¿Lo pillas, Harry? Hemos visto Ur-ano.. Tu-ano… jajaja…!Una burbuja de sangre creció en la esquina de la boca de Ron y explotó.“… de todas formas, uno de ellos agarró el pie de Ginny, yo use el hechizo reductor y reventé Plutón en su cara, pero…”Luna miró desesperadamente a Ginny, cuya respiración era muy débil, sus ojos todavía cerrados.“¿Y que pasó con Ron?” dijo Harry temeroso, mientras Ron seguía riéndose de forma tonta, agarrado todavía a la túnica de Harry.“No se con que hechizo le dieron”, dijo de forma triste Luna, “pero se ha puesto bastante gracioso, a penas pude aguantarlo.”“Harry” le llamó Ron, tirando de su oreja hasta su boca y riendo débilmente. ¿Sabes quien es esta chica, Harry? Es lunática… Luna-tica Lovegood… jajaja”“Tenemos que salir de aquí” dijo Harry firme. “Luna, ¿puedes ayudar a Ginny?”“Si” contestó Luna, colocando su varita sobre su oreja por seguridad, pasando su brazo por la cintura de Ginny y ayudándola a levantarse.“¡Solo es mi tobillo, puedo arreglármelas sola!” dijo Ginny impaciente, pero al instante siguiente se caía de lado y agarró a Luna para sujetarse. Harry colocó el brazo de Ron sobre su hombro, tal y como, meses antes, había cogido el de Dudley. Miró a su alrededor: tenían una oportunidad entre doce de encontrar la salida a la primera…Llevó a Ron hasta una puerta; estaban a penas a unos pasos de ella cuando la puerta al otro lado de la sala se abrió y tres mortífagos entraron, liderados por Bellatrix Lestrange.“¡Ahí están!” chilló.Hechizos aturdidores volaron a través de la habitación: Harry se detuvo en el camino hacia la puerta que tenía enfrente, empujó a Ron como pudo hacia ella y se agachó para ayudar a Neville a llevar a Hermione; todos estaban al otro lado del marco a tiempo para cerrarle la puerta en las narices a Bellatrix.“¡Colloportus!” lanzó Harry, y escuchó como tres cuerpos chocaban contra la puerta en el otro lado.“¡No importa!” dijo una voz masculina. “Hay otras formas de entrar… ¡LOS TENEMOS, ESTAN AQUÍ!”Harry miró a su alrededor; estaban de nuevo en la Sala de los cerebros y, estaba seguro de ello, había puertas por todas las paredes. Podía escuchar pasos en la habitación tras el mientras más mortífagos se unían a los primeros.“¡Luna… Neville… ayudadme!”Los tres comenzaron a correr por la habitación, sellando las puertas que encontraban; Harry chocó contra una mesa y rodó sobre ella para llegar a tiempo a la siguiente puerta:“¡Colloportus!”Se escuchaban pasos corriendo tras las puertas, y por un lado y otro algún cuerpo pesado se lanzaba contra alguna de ellas, de forma que crujían; Luna y Neville estaban hechizando las puertas de la pared opuesta… entonces, cuando Harry había llegado hasta el final de habitación, escuchó a Luna:“¡Collo… aaaaaahhhhh!”Volvió a tiempo para verla volando por el aire; cinco mortífagos entraban en la habitación por la puerta a la que ella no había llegado a tiempo; Luna chocó contra una mesa, resbaló sobre su superficie y cayó al otro lado, tan quieta como Hermione.“¡Coged a Potter!” chilló Bellatrix, y corrió hacia él; Harry la esquivó y volvió a la habitación; estaba a salvo mientras ellos temieran darle a la Profecía…“¡Hey!” dijo Ron, que se había puesto de pie y estaba ahora tambaleándose hacia Harry, sonriendo. “Hey Harry, aquí hay cerebros, jajaja, ¿no es extraño, Harry?”“Ron, sal del camino, agáchate…”Pero Ron ya estaba apuntando con su varita al tanque.“Honestamente, Harry, son cerebros… mira... ¡Accio cerebro!”La escena pareció congelarse por un momento. Harry, Ginny y Neville y cada uno de los mortífagos giraron sobre si mismos para ver el tanque, mientras un cerebro salía disparado del liquido verde como un pescado brincando; por un momento parecía suspendido en el aire, entonces voló hacia Ron a toda velocidad, girando mientras se acercaba, y lo que parecían cintas de imágenes animadas volaban desde él, desenroscándose como rollos de película…“Jajaja, Harry, míralo…” decía Ron, mirándolo arrojar lo que había en su interior. “Harry, ven y tócalo; apuesto a que es rarísimo…”“¡RON, NO!”Harry no sabía que ocurriría si Ron tocaba los tentáculos de pensamientos que ahora volaban tras el cerebro, pero estaba seguro de que nos sería nada bueno. Se lanzó hacia él, pero Ron ya había cogido el cerebro en sus manos estiradas.En el momento en el que hicieron contacto con su piel, los tentáculos comenzaron a enredarse alrededor de los brazos de Ron como cuerdas.“Harry, mira lo que esta ocurriendo… No… no… No me gusta… no, para… para…”Pero las finas cintas giraban ya alrededor del pecho de Ron, él trataba de apartarlos y romperlos mientras el cerebro tiraba hacia el como el cuerpo de un pulpo“¡Diffindo!” gritó Harry, intentando cortar los tentáculos que rodeaban a Ron ante sus ojos, pero no se rompían. Ron cayó, luchando todavía contra sus ataduras.“¡Harry, lo va a ahogar!” gritaba Ginny, inmovilizada por su tobillo roto en el suelo… entonces un disparo de luz roja voló desde una de las varitas de los mortífagos y le golpeó en la cara. Ginny cayó de lado y quedó inconsciente.“¡STUBEFY!” gritaba Neville, girando alrededor y agitando la varita de Hermione mientras se acercaban los mortífagos, “¡STUBEFY, STUBEFY!”Pero nada ocurría.Uno de los mortífagos disparó su propio hechizo aturdidor a Neville, y falló por centímetros. Harry y Neville eran ahora los únicos que quedaban enfrentándose a los mortífagos, dos de ellos lanzaron chorros de luz plateada que fallaron, pero dejaron agujeros en la pared ante ellos. Harry escapó mientras Bellatrix lo perseguía; lo único que podía pensar era en alejar a los mortífagos de los demás.Parecía que había funcionado; salieron tras él, golpeando sillas y mesas pero parecían no atreverse a apuntarle a él y arriesgarse a dañar la Profecía, así que se metió por la única puerta que permanecía abierta, por la que habían venido los mortífagos; rezando para si que Neville permaneciera con Ron y encontrara una manera de liberarlo. Corrió unos pocos metros en la nueva habitación y sintió el suelo desvanecerse a sus pies…Estaba cayendo escalón de piedra tras escalón de piedra, botando en cada uno hasta que finalmente, con un golpe que lo dejó sin respiración, aterrizó de espaldas en la sala donde el arco de piedra permanecía en su tarima. Por toda la habitación resonaban las carcajadas de los mortífagos; miró hacia arriba y vio a los cinco que habían estado en la Sala de los Cerebros descendiendo hacia él, mientras varios más surgían de otras puertas e iban descendiendo entre los bancos hacia él. Harry se puso en pie, aunque sus piernas temblaban tanto que a penas podían soportarlo; la Profecía permanecía milagrosamente entera en su mano izquierda, su varita agarrada firmemente en la derecha. Retrocedió, mirando a su alrededor, tratando de mantener a todos los mortífagos a la vista. Sus pies tocaron contra algo sólido: había llegado a la tarima sobre la que el arco de piedra estaba. Subió hacia ella.Todos los mortífagos se detuvieron, mirándole fijamente. Algunos estaban jadeando tan fuerte como él. Uno sangraba de forma grave; Dolohov, libre de la maldición paralizante, le miraba de reojo apuntándole con la varita a la cara.“Potter, se acabó tu huida.” Pronunció lentamente Lucius Malfoy, sacándose la máscara. “ahora dame la Profecía como un buen chico”.“¡Deja… deja a los otros marcharse, y te la daré!” dijo Harry desesperado.Algunos mortífagos rieron.“No estas en posición de regatear, Potter” dijo Lucius Malfoy, su pálido rostro lleno de placer. “Ya ves, hay diez de nosotros y tu solo eres uno… ¿o no te ha enseñado Dumbledore a contar?”“¡Él no efta folo!” gritó la voz de Neville sobre ellos. “¡Todavía me tiene a mi!”El corazón de Harry parecía hundirse: Neville bajaba por los bancos de piedra hacia ellos, la varita de Hermione apuntando en su temblorosa mano.“Neville. No… vuelve con Ron…”“¡STUBEFY!” gritó otra vez Neville, apuntando con la varita a cada mortífago en orden. “¡STUBEFY! ¡STUBE…!”Uno de los mortífagos más grandes levantó a Neville por detrás, amarrándolo por los brazos y separándolos. Él se retorcía y daba patadas, mientras varios de los mortífagos reían.“Este es Longbottom, ¿no?” sonreía Malfoy con desprecio. “Bueno, tu abuela está acostumbrada a perder miembros de su familia por nuestra causa… tu muerte no será un gran trauma.”“¿Longbottom?” repitió Bellatrix, y una auténticamente malvada sonrisa ilumino su fantasmal rostro. “Vaya, he tenido el placer de conocer a tus padres, muchacho”.“¡LO FE!” rugió Neville, y comenzó a rebelarse tan fuerte contra sus captores que el mortífago grito “¡Que alguien lo aturda!”“No, no, no.” Dijo Bellatrix. Parecía transportada, más viva que nunca con la emoción mientras miraba a Harry, y luego a Neville. “No, veamos cuanto aguanta Longbottom antes de derrumbarse como sus padres… a no ser que Potter nos de la Profecía.”“¡NO FE LA DEF!” gritó Neville, que parecía fuera de sí, dando patadas y revolviéndose mientras Bellatrix se acercaba más a ella y a su captor, con su varita alzada. “¡NO FE LA DEF, HARRY¡”Bellatrix levantó su varita. “¡Crucio!”Neville gritó, sus piernas se levantaron hasta su pecho, de forma que el mortífago que lo sujetaba perdió el equilibrio. El mortífago lo soltó y él cayó al suelo, retorciéndose y chillando en agonía.“¡Eso solo era una prueba!” dijo Bellatrix, apartando su varita de forma que los gritos de Neville se detuvieron y el permaneció tirado a sus pies sollozando. Ella se giró y miró a Harry. “Ahora, Potter, danos la Profecía, o mira a tu pequeño amigo morir de la forma más dura!”Harry no tenía que pensárselo: no había opción. La Profecía estaba caliente con el calor de su mano cuando la mostraba. Malfoy se acercó cogerla.Pero entonces, en lo más alto de la sala sobre ellos, dos puertas más se abrieron y cinco personas entraron en la sala: Sirius, Lupin, Moody, Tonos y Kingsley.Malfoy se giro y alzó su varita, pero Tonos ya había lanzado un hechizo aturdidor hacia él. Harry no esperó a ver si el hechizo hacía contacto, y aprovecho para alejarse de la tarima. Los mortífagos estaban completamente distraídos con la aparición de los miembros de la Orden, que lanzaban una lluvia de hechizos hacia ellos mientras bajaban escalón a escalón hacia el fondo de la sala. A través de los cuerpos lanzados, de los flashes de luz, Harry podía ver a Neville arrastrándose. Esquivó otro chorro de luz roja y se tiró por el suelo para llegar hasta Neville.“¿Estas bien?” gritó, mientras otro hechizo pasaba a pocos centímetros sobre sus cabezas.“Fi”, le respondió Neville, intentando levantarse.“¿Y Ron?”“Creo que efta bien… todavía luchaba con el cerebro cuando lo dejé…”El suelo de piedra entre ellos explotó cuando un hechizo lo alcanzó, dejando un agujero justo donde la mano de Neville había estado unos segundos antes; ambos se apartaron de ese punto, entonces un grueso brazo salio de la nada, levantó a Harry por el cuello y lo levanto, de forma que la punta de sus pies apenas tocaban el suelo.“Dámela…” decía una voz en su oído. “Dame la Profecía…”El hombre apretaba tan fuerte la garganta de Harry que no podía respirar. A través de sus llorosos ojos podía ver a Sirius luchando con un mortífago a unos metros; Kingsley se enfrentaba a dos al mismo tiempo; Tonos, aún a medio camino por las escaleras, disparaba hechizos hacia Bellatrix… nadie parecía darse cuenta de que Harry estaba muriendo. Giró su varita hacía un costado del hombre, pero no tenía aliento para pronunciar un hechizo, y la mano libre del hombre se acercaba hacia la mano en la que Harry protegía la Profecía…“¡AAARRRGGHH!”Neville apareció de la nada; incapaz de articular un hechizo, clavó la varita de Hermione en el agujero de los ojos de la mascara del mortífago. El hombre liberó a Harry al instante con un quejido de dolor. Harry se giró hacia él y gritó:“¡STUPEFY!”El mortífago cayó de espaldas y su mascara se deslizó: era Macnair, el casi-verdugo de Buckbeak, con uno de sus ojos hinchados y rojos.“¡Gracias!” Harry le dijo a Neville, apartándolo mientras Sirius y un mortífago pasaban ante ellos, luchando tan ferozmente que sus varitas apenas eran visibles; entonces el pie de Harry hizo contacto con algo redondo y duro y resbaló. Por un momento creyó que había dejado caer la Profecía, pero entonces vio el ojo mágico de Moody rodando por el suelo.Su dueño estaba tirado de lado, sangrando por la cabeza, y su atacante estaba ahora ante Harry y Neville: Dolohov, su largo rostro pálido retorcido de alegría.“¡Tarantallegra!” gritó, apuntando su varita a Neville, cuyas piernas comenzaron inmediatamente a bailar un frenético zapateado, desequilibrándolo y haciéndolo caer al suelo de nuevo. “Ahora, Potter…”Hizo el mismo movimiento con su varita que había usado contra Hermione justo mientras Harry decía “¡Protego!”Harry sintió algo cruzar su cara como un cuchillo; su fuerza lo lanzó a un lado y cayó sobre las piernas de Neville, pero el Conjuro Escudo había parado lo peor del hechizo.Dolohov alzó su varita otra vez. “Accio Prof…”Sirius apareció de la nada, empujó a Dolohov con su hombro y lomando volando fuera de su camino. La Profecía había volado una vez más hasta las puntas de los dedos de Harry, pero la volvió a agarrar. Ahora Sirius y Dolohov estaban luchando, sus varitas brillando como espadas, chispas volando de la punta de sus varitas…Dolohov movió hacia atrás su varita para repetir el movimiento que había usado con Harry y Hermione. Corriendo hacia ellos, Harry gritó “¡Petrificus Totalus!” Una vez más, los brazos y piernas de Dolohov se juntaron y cayó de espaldas, golpeando el suelo.“¡Muy buena!” gritó Sirius, obligando a Harry a agachar la cabeza mientras un par de hechizos aturdidores volaban hacia ellos. “Ahora quiero que salgas de…”Ambos se agacharon una vez más; un chorro de luz verde falló por poco en darle a Sirius. A través de la sala Harry vio a Tonos caer desde la mitad de las escaleras de piedra, su cuerpo inerte volcado por los asientos y Bellatrix, triunfante, volviendo a la batalla.“¡Harry, toma la Profecía, agarra a Neville y corre!” Sirius ordenó, yendo al encuentro de Bellatrix. Harry no vio que ocurrió después: Kingsley se cruzó en su campo de visión, peleando contra el desenmascarado Rookwood; otro chorro de luz verde voló sobre la cabeza de Harry mientras se lanzaba hacia Neville.“¿Puedes ponerte en pie?” dijo en el oído de Neville, mientras sus piernas se retorcían incontrolables. “Pon tu brazo sobre mi cuello…”Así hizo Neville… Harry se tambaleo… Las piernas de Neville seguían volando en todas direcciones, no le soportarían, y entonces, de la nada, un hombre se lanzó sobre ellos: ambos cayeron de espaldas, las piernas de Neville agitándose en el aire como un escarabajo patas arriba, Harry levantando su brazo izquierdo en el aire tratando de salvar la pequeña bola de cristal de ser aplastada.“¡La Profecía, dame la Profecía, Potter!” ordenó la voz de Malfoy en su oído, y Harry sintió la punta de la varita de Lucius apretando fuertemente entre sus costillas.“No… de-ja-me… ¡Neville… cógela!”Harry soltó la Profecía por el suelo, Neville se giró sobre su espalda y detuvo la bola contra su pecho. Malfoy apuntó la varita hacia Neville, pero Harry apuntó la suya sobre el hombro y gritó “¡Impedimenta!”Malfoy salió disparado de su espalda. Mientras Harry se volvía otra vez miró alrededor y vio a Malfoy aterrizar en la tarima donde Sirius y Bellatrix estaban ahora luchando. Malfoy apuntó su varita nuevamente hacia Harry y Neville, pero antes de que pudiera tomar aire para atacar, Lupin saltó entre ellos.“¡Harry, vuelve con los otros y VETE!”Harry agarró a Neville por el hombro de su túnica y lo subió al primer grupo de escaleras de piedra; las piernas de Neville seguían girando y moviéndose, y no soportarían su peso; Harry tiró otra vez con toda la fuerza que tenía y subieron otro escalón…Un hechizo golpeó el banco de piedra en el que Harry se agarraba; se deshizo y cayó un escalón. Neville volvió a caer hasta el suelo, las piernas moviéndose como locas, y guardó la Profecía en su bolsillo.“¡Vamos!” dijo Harry desesperado, echando mano de la túnica de Neville. “Simplemente intenta empujarte con las piernas…”Dio un nuevo tirón de la túnica de Neville, que se desgarraron por todo el lado izquierdo… la pequeña bola de cristal se cayó del bolsillo y, antes de que ninguno de los dos pudiera cogerla, uno de los pies de Neville le dio una patada: voló unos metros a su derecha y se estampó contra un escalón sobre ellos. Mientras ambos miraban el lugar donde se había roto, espantados por lo ocurrido, una figura blanquecina con unas enormes gafas que aumentaban sus ojos se elevó en el aire, desapercibida para todos excepto para ellos dos… Harry podía ver su boca moviéndose, pero con todos los gritos y golpes que los rodeaban ni una palabra de la Profecía podía ser escuchada. La figura acabó de hablar y desapareció en la nada…“¡Harry, lo fiento!” lamentó Neville, su rostro angustiado y sus piernas todavía agitadas. “Lo fiento tanto Harry, yo no quería…”“¡No importa!” gritó Harry. “Simplemente intenta ponerte en pie, salgamos de…”“¡Dubbledore!” dijo Neville, su cara sudorosa transportada de golpe, mirando sobre los hombros de Harry.“¿Qué?”“¡DUBBLEDORE!”Harry se dio la vuelta hacia donde Neville miraba. Justo sobre ellos, enmarcado bajo la puerta de la Sala de los Cerebros, estaba Albus Dumbledore, su varita alzada, su rostro blanco y lleno de furia. Harry sintió una especie de carga eléctrica a través de cada partícula de su cuerpo… estaban salvados.Dumbledore pasó al lado de Neville y Harry, que ya no pensaban en salir de allí. Dumbledore ya estaba al final de la escalera cuando los mortífagos más cercanos se dieron cuenta de su presencia y avisaron a los demás. Uno de los mortífagos corrió hacia él, moviéndose como un mono por las escaleras opuestas. El hechizo de Dumbledore lo alejó tan fácilmente y sin esfuerzo como si hubiera sido enganchado por una cuerda invisible…Solo dos personas seguían luchando, aparentemente inadvertidos de la nueva llegada. Harry vio como Sirius esquivaba un chorro de los roja de Bellatrix: se reía de ella.“¡Vamos, puedes hacerlo mejor!” grito, su voz resonando por la cavernosa sala.El segundo chorro de luz le acertó en el pecho.La sonrisa no había desaparecido de su rostro, pero sus ojos se abrieron completamente sorprendidos.Harry soltó a Neville, aunque ni se dio cuenta. Ya estaba saltando escaleras abajo, sacando su varita y apuntando, al igual que Dumbledore, mientras se acercaban a la tarima.Parecía que Sirius tardaba una eternidad en caer: su cuerpo encorvado de forma elegante mientras se hundía de espaldas a través del velo roto que colgaba del arco.Harry vio el aspecto asustado y sorprendido del ahora desgastado rostro de su padrino, hacía tiempo bello, mientras caía a través del antiguo portal y desaparecía tras el velo, que se elevó por un momento como si un fuerte viento soplara, y volvió a su lugar.Harry escuchó el grito triunfante de Bellatrix Lestrange, pero sabía que no podía significar nada… Sirius solo había caído a través del arco, aparecería en cualquier segundo…Pero Sirius no aparecía.“¡SIRIUS!” gritaba Harry. “¡SIRIUS!”Había llegado al suelo, su respiración entrecortada. Sirius tenía que estar justo detrás de la cortina, él, Harry, tiraría de él…Pero cuando comenzó a correr hacia la tarima, Lupin sujetó a Harry por el pecho, frenándolo.“No puedes hacer nada, Harry…”“¡Cógelo, sálvalo, simplemente está al otro lado!“Es demasiado tarde, Harry.”“Aún podemos llegar hasta él…” Harry se retorcía entre sus brazos, pero Lupin no le dejaba ir…“Ya no hay nada que puedas hacer, Harry… nada… se ha ido.”




Capitulo 36
El Único Que El Temió
-¡No se ha ido!-gritó Harry
No lo creía, no iba a creerlo, luchaba contra Lupin con cada pedazo de fuerza que tenía. Lupin no entendía; la gente se escondía detrás de esa cortina, Harry los había escuchado susurrar la primera vez que había entrado en esa habitación, Sirius se estaba ocultando, simplemente acechando sin ser visto.-¡SIRIUS!-grito-¡SIRIUS!-No puede regresar Harry-dijo Lupin, su voz se quebraba mientras luchaba para contener a Harry-.No puede regresar porque está mu....-ÉL - NO - ESTA – MUERTO-rugió Harry-¡SIRIUS!Había mucho movimiento alrededor de ellos, alboroto sin sentido, los destellos de más hechizos. Para Harry era un ruido insignificante, las maldiciones desviadas que volaban sobre ellos no tenían importancia, nada importaba excepto que Lupin dejara de pretender que Sirius, quien estaba parado justo detrás de esa vieja cortina, no emergería en cualquier momento, echando hacia atrás su negro cabello y ansioso por regresar a la batalla.Lupin arrastró a Harry lejos de la plataforma. Éste seguía mirando fijamente el arco, molesto con Sirius por dejarlo esperando. Pero una parte de él se dio cuenta, incluso mientras luchaba para liberarse de Lupin, que Sirius nunca lo había dejado esperando... Sirius había arriesgado todo, siempre, para ver a Harry, para ayudarlo... si Sirius no reaparecía fuera de ese arco cuando Harry gritaba su nombre como si su vida dependiera de ello, la única posible explicación era que no podía regresar... que realmente estaba ...Dumbledore tenía a la mayoría de los Mortífagos restantes agrupados en el centro del salón, aparentemente inmovilizados por cuerdas invisibles; Ojoloco Moody había cruzado gateando la habitación hasta donde yacía Tonks e intentaba despertarla; detrás de la plataforma seguían los destellos de luz, gruñidos y gritos. Kingsley había corrido hacia adelante para continuar el duelo de Sirius con Bellatrix.-¿Harry?Neville se había deslizado bajando los escalones de piedra, uno por uno, hasta el lugar donde Harry estaba parado. Éste ya no luchaba por liberarse de Lupin, quien aún le agarraba fuertemente el brazo por precaución.-Harry...realbente lo siento- masculló Neville. Sus piernas seguían danzando incontrolablemente-.¿Acaso ese hobre... Sirius Black era un....un abigo tuyo?Harry asintió.-Espera- dijo suavemente Lupin, y apuntando su varita hacia las piernas de Neville pronunció: ‘Finite’. El hechizo terminó: las piernas de Neville se dirigieron hacia el piso y permanecieron quietas. La cara de Lupin estaba pálida-.Vamos... vamos a buscar a los demás. ¿Donde están los demás, Neville?Lupin se alejaba del arco mientras decía esto, sonaba como si cada palabra le estuviera causando dolor.-Están todos agui atrás-explicó Neville-.Un cedebro adacó a Ron pero creo que está bien - y Herbione está inconsciente, pero se buede sentir su bulso.Se escuchó un fuerte sonido y un grito detrás de la plataforma. Harry vio que Kingsley caía al piso gritando de dolor: Bellatrix Lestrange se volteó y corrió al mismo tiempo que Dumbledore movía su varita lanzándole un hechizo, pero ella lo devolvió; estaba a medio camino de las escaleras.-Harry...no!-grito Lupin, pero Harry ya había liberado el brazo de su flojo apretón.-¡ELLA MATÓ A SIRIUS!-aulló Harry-. ¡ELLA LO MATÓ........LA MATARÉ!Y se fue, subiendo a gatas por los escaños de piedra; todos gritaban detrás de él, pero no le importaba. El borde de la túnica de Bellatrix se perdía de vista adelante mientras regresaban a la habitación donde nadaban los cerebros ...Ella lanzó una maldición sobre su hombro. El tanque se elevó en el aire y se volteó. Harry terminó cubierto de la asquerosa y maloliente poción: los cerebros se deslizaron sobre él y comenzaron a desplegar sus largos y coloreados tentáculos, pero gritó ‘Wingardium Leviosa!’ y se desprendieron de su cuerpo volando hacia arriba. Resbalando y deslizándose corrió hacia la puerta; saltó sobre Luna, quien gemía en el piso, pasó a Ginny, quien dijo ‘¿Harry...que...?’, pasó junto a Ron que se reía débilmente y a Hermione, que seguía inconsciente. Abrió rápidamente la puerta, entró en la negra sala circular y vio a Bellatrix desapareciendo por una puerta del otro lado de la habitación, detrás de la cual se encontraba el corredor que se dirigía hacia los elevadores.Él corrió, pero ya había cerrado la puerta tras ella y las paredes comenzaron a girar. Una vez mas, se encontró rodeado de los rayos de luz azul del candelabro giratorio.-¿Dónde está la salida?- gritó desesperado, mientras las paredes retumbaban al detenerse nuevamente-.¿Dónde está la salida?Parecía que el cuarto sólo había estado esperando a que le preguntaran. La puerta que se encontraba justo atrás de él se abrió de golpe y el corredor que daba hacia los elevadores se extendió delante, alumbrado por antorchas y vacío. Corrió...Frente a él se escuchaba el ruido de un elevador; se lanzó hacia el corredor, dio vuelta en la esquina y azotó su puño en el botón para llamar a un segundo elevador. Un sonido fue bajando lentamente, las rejas se deslizaron abriéndose y Harry se precipitó dentro, ahora dando golpes al botón que decía ‘Atrio’; las puertas deslizaron cerrándose y empezó a subir...Se abalanzó fuera del elevador antes que las rejas se abrieran completamente y miró alrededor. Bellatrix estaba casi en el teléfono elevador en el otro extremo del vestíbulo, pero miró hacia atrás en el momento en que él se abalanzaba hacia ella y le lanzó otra maldición. Él la esquivó escondiéndose detrás de la Fuente de la Hermandad Mágica; el conjuro pasó volando sobre él y chocó contra las puertas doradas en el otro extremo del Atrio, de modo que repicaron como campanas. No hubo más sonidos de pasos. Ella había dejado de correr. Harry se agachó detrás de las estatuas, escuchando.-¡Sal, sal, pequeño Harry!- lo llamó en una voz burlona de bebé, la cual hizo eco en los pulidos pisos de madera-.¿Para qué me seguiste si no? ¡Pensé que estabas aquí para vengar a mi querido primo!-¡Lo estoy!- grito Harry y un grupo de fantasmales Harrys pareció hacerle coro-.¡Lo estoy!¡Lo estoy!¡Lo estoy!.-Aaaaaah... ¿lo querías pequeño bebé Potter?El odio creció dentro de Harry como nunca lo había sentido; se arrojo fuera de la fuente y grito ¡Crucio! .Bellatrix gritó: el maleficio la había derribado, pero no se retorció ni chilló de dolor como lo había hecho Neville; estaba de pie otra vez, sin aliento, ya no se reía. Harry se escondió detrás de la fuente dorada nuevamente. Ella lanzó un contra hechizo que dio en la cabeza del guapo mago y la hizo volar por los aires aterrizando a unos veinte pies, causando largos arañazos en el piso de madera.-Nunca habías usado una maldición prohibida,¿verdad, muchacho?- le gritó. Había abandonado su voz de bebé-.Tienes que desearlo, Potter, tienes que desear realmente causar dolor, disfrutarlo, una cólera justificada no me hace daño por mucho tiempo. Te enseñaré como se hace, ¿puedo? Te daré una lección.Harry estaba dando vuelta a la fuente por el otro extremo cuando ella gritó, ‘Crucio’ y se vio forzado a agacharse nuevamente cuando el brazo del centauro, que sostenía un arco, salió disparado y aterrizó estruendosamente en el piso a corta distancia de la dorada cabeza del mago.-¡Potter, no me puedes ganar!- le gritó.Podía escucharla moviéndose hacia la derecha, tratando de obtener una visión clara de él. Retrocedió alrededor de la estatua alejándose, escondiéndose detrás de las piernas del centauro, su cabeza al nivel de la del elfo doméstico.-Fui y soy, la sierva más leal del Señor Oscuro, aprendí las Artes Oscuras de él y conozco hechizos de tal poder que tú, patético niñito, nunca podrías pretender competir contra ellos.-¡Stupefy¡- gritó Harry. Había avanzado hacia la derecha hasta donde el duende se alzaba radiante sobre el ahora descabezado mago, y le había apuntado a la espalda mientras ella escudriñaba alrededor de la fuente. Bellatrix reaccionó tan rápido que él apenas tuvo tiempo de esconderse.-¡Protego!El destello de luz roja, su propio Hechizo Aturdidor, rebotó hacia él, Harry se agachó detrás de la fuente y una de la orejas del duende salió disparada atravesando el salón.-¡Potter, te voy a dar una oportunidad!- grito Bellatrix-.Dame la profecía, envíala rodando hacia mí ahora, y puede ser que te perdone la vida.-¡Pues tendrás que matarme, porque ya no existe!- gritó Harry y en el momento en que lo dijo, un fuerte ardor le quemó la frente; su cicatriz le dolía otra vez, y sintió una oleada de furia que no tenía que ver con su propia rabia-.¡Y él lo sabe!- continuó, con una risa de loco que igualaba a la de Bellatrix-.¡Tu querido viejo amigo Voldemort sabe que ya no existe! No va a estar muy feliz contigo, ¿o si?-¿Que? ¿Qué quieres decir con eso?- grito ella y por primera vez había miedo en su voz.-¡La profecía se aplastó cuando trataba de subir a Neville por las escaleras! ¿Que crees que Voldemort dirá al respecto?Su cicatriz le quemaba ... el dolor estaba haciendo que sus ojos se nublaran...-MENTIROSO!-chillo ella, pero podía sentir el terror detrás de su cólera-.¡TÚ LA TIENES POTTER Y ME LA DARÁS! ¡Accio profecía! ¡ACCIO PROFECÍA!Harry se rió de nuevo porque sabía que la iba a encolerizar, el dolor en su cabeza aumentaba tanto que pensaba que su cráneo iba a reventar. Agitó su mano vacía por detrás del duende sin una oreja y la retiró rápidamente cuando ella lanzó otro destello de luz verde hacia él. -¡Nada aquí!- le gritó-. ¡No hay nada que convocar! ¡Terminó aplastada y nadie escuchó lo que decía, dile eso a tu jefe!-¡No!- gritó ella-. ¡No es verdad, estás mintiendo! AMO, TRATÉ, TRATÉ.... NO ME CASTIGUES.-¡No desperdicies tu aliento!- gritó Harry, apretando los ojos debido al dolor de su frente, ahora mas fuerte que nunca-. ¡No puede oírte desde aquí!-¿No puedo, Potter?- preguntó una voz alta y fría.Harry abrió los ojos.Alto, flaco y con una capucha negra, con su cara de serpiente, blanca y demacrada, con sus ojos rojos de pupila en forma de rendija mirándolo... Lord Voldemort había aparecido en el centro del vestíbulo, su varita apuntando hacia Harry que estaba congelado, incapaz de moverse.-Entonces, aplastaste mi profecía- masculló Voldemort despacio, mirando a Harry con esos ojos rojos y despiadados-. No Bella, no está mintiendo ... puedo ver la verdad mirándome desde el interior de su despreciable mente.. meses de preparación, meses de esfuerzo... y mis mortífagos dejaron que Harry Potter frustrara mis planes otra vez...-Amo, lo siento. ¡No sabía, estaba peleando con el animago Black!- sollozó Bellatrix, arrojándose a los pies de Voldemort quien se acercaba lentamente-.Amo, debes saber....-¡Cállate, Bella!- la interrumpió Voldemort peligrosamente-. En un momento me ocuparé de ti. ¿Acaso crees que he entrado en el ministerio de magia para escuchar tus llorosas disculpas?-Pero Amo....él está aquí...está abajo....Voldemort no le prestó atención.-No tengo nada más que decirte, Potter- dijo rápidamente-. Me has fastidiado mucho y por mucho tiempo. ¡AVADA KEDAVRA!Harry ni siquiera abrió la boca para resistir, su mente estaba en blanco, su varita apuntando inútilmente al piso.Pero la dorada estatua sin cabeza del mago de la fuente había cobrado vida, saltando desde su base aterrizó con un gran estruendo entre Harry y Voldemort. El hechizo apenas rebotó en su pecho mientras levantaba sus brazos para proteger a Harry.-¿Qué....?- gritó Voldemort, mirando alrededor. Luego exclamó:-¡Dumbledore!Harry miro detrás de él, su corazón latía fuertemente. Dumbledore estaba parado frente a las puertas doradas. Voldemort levantó su varita y otro destello de luz verde pasó como un rayo hacia Dumbledore, pero este desapareció con un giro de su túnica. Un segundo más tarde reapareció a un lado de Voldemort; movió su varita hacia los restos de la fuente y las otras figuras cobraron vida. La estatua de la bruja corrió hacia Bellatrix quien gritó y empezó a lanzar maleficios que fueron a dar inútilmente en el pecho de la estatua antes que ésta saltara hacia ella sujetándola contra el piso. Mientras tanto, el duende y el elfo doméstico se escabulleron hacia las chimeneas ubicadas en los costados del salón y el centauro sin un brazo galopaba hacia Voldemort, quien desapareció y reapareció al costado de la fuente. La estatua sin cabeza empujó a Harry hacia atrás, alejándolo de la pelea, mientras Dumbledore avanzaba hacia Voldemort y el centauro galopaba en torno a ambos.-Fue una tontería venir aquí esta noche, Tom- dijo Dumbledore calmadamente-. Los aurores no tardan en llegar.-¡Momento para el cual ya me habré ido, y usted estará muerto!- escupió Voldemort-. Envió otra maldición mortal hacia Dumbledore pero falló, en cambio le dio al escritorio del guardia de seguridad, que ardió en llamas.Dumbledore agitó su varita: la fuerza del hechizo que emanó de la punta fue tal que Harry, aunque protegido por su guardia dorado, sintió su pelo erizarse hasta las puntas cuando pasó y esta vez Voldemort se vio forzado a conjurar un escudo plateado y brillante de fino aire para reflejarlo. El hechizo, cualquiera que fuera, no causó ningún daño visible al escudo, aunque una nota profunda, como el sonido de un gong, reverberó de él...un sonido curiosamente gélido.-No pretende matarme, ¿verdad Dumbledore?- cuestionó Voldemort, aguzando sus ojos escarlata sobre el borde de su escudo-. ¿Se encuentra por encima de tales brutalidades?-Ambos sabemos que hay otras maneras de destruir a un hombre, Tom-replicó Dumbledore calmadamente, mientras caminaba hacia Voldemort como si no tuviera nada que temer en el mundo, como si nada hubiera interrumpido su paseo por el salón-. Sólo el tomar tu vida no me satisfaría, lo admito...-¡No hay nada peor que la muerte, Dumbledore!- gruño Voldemort.-Te equivocas-dijo Dumbledore, acercándose cada vez más a Voldemort y hablando tan ligeramente como si estuvieran discutiendo el asunto frente a unas copas. Harry sintió miedo de verlo caminando tranquilamente, indefenso, sin escudo; quería gritar una advertencia, pero su guardia sin cabeza seguía manteniéndolo con la espalda pegada a la pared, bloqueando cada intento que hacia para salir-. Tu incapacidad para entender que hay cosas peores que la muerte ha sido siempre tu mayor debilidad.Otro destello de luz verde salió de atrás del escudo plateado. Esta vez fue el centauro sin brazo que galopaba frente a Dumbledore quien recibió el golpe quedando destruido en cientos de pedazos, pero antes que los fragmentos hubieran siquiera tocado el piso Dumbledore agitó su varita como blandiendo un látigo, y una flama larga y delgada emanó de la punta, enredándose en torno a Voldemort, con todo y escudo. Por un momento parecía que Dumbledore había ganado, pero entonces la ardiente cuerda se convirtió en una serpiente que aflojó de inmediato la atadura de Voldemort y se volteó siseando furiosamente para enfrentar a Dumbledore.Voldemort desapareció; la serpiente se levanto del piso lista para atacar.Hubo un estallido de fuego en el aire sobre Dumbledore justo cuando Voldemort reaparecía, parado en medio de la fuente donde antes se encontraban las cinco estatuas.-¡Cuidado- gritó Harry.Pero mientras gritaba, otro destello de luz verde voló hacia Dumbledore desde la varita de Voldemort y la serpiente atacó.Fawkes descendió de súbito frente a Dumbledore y abriendo ampliamente su pico se tragó todo el rayo de luz verde, ardió en llamas y cayó al piso, pequeño, arrugado e incapaz de volar. En el mismo instante, Dumbledore blandió su varita en un movimiento largo y fluido; la serpiente, que estaba a un instante de clavar sus dientes en él, voló por los aires y se desvaneció en una voluta de humo negro y el agua de la fuente se levantó cubriendo a Voldemort como un capullo de vidrio líquido.Por unos segundos Voldemort fue visible sólo como una oscura y ondulante figura sin rostro, un suave e indistinto reflejo sobre la fuente, claramente luchando para destruir la sofocante masa.Luego desapareció y el agua cayó estrepitosamente sobre la fuente, derramándose por el borde y empapando el piso pulido.-¡AMO!- gritó Bellatrix.Seguro que había terminado, seguro que Voldemort había decidido desaparecer; Harry trató de escapar de la estatua que lo protegía, pero Dumbledore rugió:-¡Quédate donde estás!Por primera vez, Dumbledore par parecía asustado. Harry no podía comprender por qué: el vestíbulo estaba totalmente vacío salvo por ellos, la sollozante Bellatrix, todavía atrapada debajo de la estatua de la bruja, y el bebe fénix Fawkes graznando débilmente en el piso.La cicatriz de Harry se abrió y pensó que había muerto, era un dolor inimaginable, un dolor insoportable.Se había ido del vestíbulo, estaba prisionero en los anillos de una criatura con ojos rojos, tan apretados que Harry no sabía donde su cuerpo terminaba y comenzaba el de la criatura; estaban fusionados, unidos por el dolor y no había escapatoria.Y cuando la criatura habló uso la boca de Harry, quien en su agonía sintió que su quijada se movía...-Máteme ahora Dumbledore...Cegado y muriendo, cada parte de él gritaba por liberarse, Harry sintió que la criatura lo usaba nuevamente...-Si la muerte no es nada, Dumbledore, mata al chico...“Haga que pare el dolor”, pensó Harry... “déjelo que nos mate... termine con esto, Dumbledore... la muerte no es nada comparado con esto...” “Y podré ver a Sirius nuevamente...”Y en cuanto el corazón de Harry se llenó de emoción, los anillos de la criatura se soltaron, el dolor había terminado; Harry estaba tirado boca abajo en el piso, sin lentes, temblando como si estuviera sobre hielo, no madera...Se escuchaba el eco de voces en el vestíbulo, más voces de las que debería haber... Harry abrió los ojos, vio sus anteojos cerca del talón de la estatua sin cabeza que lo había estado protegiendo, pero que ahora estaba tirada sobre su espalda, agrietada e inmóvil. Se los puso y levantó su cabeza un poco para encontrar la nariz ganchuda de Dumbledore a sólo unos centímetros de la suya.-¿Te sientes bien, Harry?-Sí- contestó Harry, temblando tan fuertemente que no podía sostener su cabeza apropiadamente-. Sí, lo estoy; ¿dónde está Voldemort? ¿dónde? ¿quiénes son todos estos?¿qué es.....?El Atrio estaba lleno de gente; el piso reflejaba las verdes llamas de todas las chimeneas que se encontraban a lo largo de la pared, una gran cantidad de magos y brujas emergían de ellas. Cuando Dumbledore lo puso de pie, Harry vio las pequeñas estatuas del duende y del elfo doméstico guiando a un Cornelius Fudge que parecía aturdido. -¡Ahí estaba él!-gritó un hombre con el cabello recogido y una túnica escarlata, señalando una pila de escombros de color dorado del otro lado del vestíbulo, donde Bellatrix había permanecido atrapada tan sólo unos segundos antes-. Yo lo vi, Señor Fudge, le puedo jurar que era Quien - Usted - Sabe, agarró a una mujer y desaparecieron.-¡Lo sé, Williamson, lo sé, yo también lo vi!- balbuceó Fudge, que traía el pijama bajo su saco a rayas y estaba jadeando como si acabara de correr varias millas-. ¡Por las barbas de Merlín! ¡Aquí! ¡Aquí! ¡En el Ministerio de Magia! Por todos los cielos...no parece posible... mi palabra...¿cómo pudo ser... ? -Si bajas al Departamento de Misterios, Cornelius- expresó Dumbledore, aparentemente satisfecho de que Harry estuviera bien, y caminando hacia adelante de manera que los recién llegados se acababan de dar cuenta de que estaba ahí (algunos de ellos levantaron sus varitas, otros lo miraban con sorpresa, las estatuas del elfo y del duende aplaudieron y Fudge saltó de tal modo que casi se le salen las pantuflas) -, encontrarás a varios de los mortífagos que escaparon, encerrados en la Cámara de la Muerte, atados con un hechizo Anti-Desaparición y esperando tu decisión sobre qué hacer con ellos.-¡Dumbledore!- exclamó Fudge, mirándolo con sorpresa-. Tú...aquí...yo.....yo...-miró alrededor hacia los aurores que había traído consigo y no podía estar más claro que estaba apunto de gritar ‘¡Atrápenlo!’-Cornelius, estoy listo para luchar con tus hombres.... ¡y volver a ganar!- declaró Dumbledore con voz estruendosa-. Pero hace unos minutos viste con tus propios ojos la prueba de que te he estado diciendo la verdad durante el último año. ¡Lord Voldemort ha vuelto, has estado persiguiendo al hombre equivocado por doce meses, y ya es hora de que entres en razón!-Yo... no...bueno...- balbuceó Fudge, mirando alrededor como esperando que alguien le dijera qué hacer. Cuando nadie dijo nada, continuó- Muy bien. ¡Dawlish! Williamson! Bajen al Departamento de Misterios y vean... Dumbledore, tú... necesitarás decirme exactamente....la Fuente de la Hermandad Mágica...¿qué pasó?- terminó en una especie de lloriqueo, mirando fijamente al piso, donde se encontraban desparramados los restos de las estatuas de la bruja y el centauro.-Podemos discutirlo después que envíe a Harry de regreso a Hogwarts- señaló Dumbledore.-¿Harry…Harry Potter?’Fudge volteó y miro fijamente a Harry, quien estaba todavía parado contra la pared, inmóvil al costado de la estatua que lo había protegido durante el duelo de Dumbledore contra Voldemort. -¿Él....aquí?- preguntó Fudge, mirando sorprendido a Harry-.¿De qué...de qué se trata todo esto?-Te lo explicaré todo- repitió Dumbledore-, cuando Harry haya regresado a la escuela.Se alejó de la fuente hacia donde estaba la dorada cabeza del mago. Apuntó su varita a ésta y exclamó, ‘Portus’. La cabeza brilló con un color azul y tembló audiblemente contra el piso de madera por unos segundos, luego quedo inmóvil nuevamente.-¡Mira, Dumbledore!- dijó Fudge, mientras Dumbledore recogía la cabeza y retrocedía sosteniéndola mientras se dirigía hacia donde se encontraba Harry-. ¡No tienes autorización para ese traslador! No puedes hacer estas cosas justo frente al Ministro de Magia, tú....tú....Su voz vaciló mientras Dumbledore lo miraba magistralmente por encima de sus anteojos de media luna. -Darás la orden para sacar a Dolores Umbridge de Hogwarts- ordenó Dumbledore-. Le dirás a tus aurores que dejen de buscar a mi profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas para que pueda volver a trabajar. Te daré- Dumbledore sacó un reloj con doce manecillas de su bolsillo y lo miró-... media hora de mi tiempo esta noche, periodo durante el cual me siento más que capaz para cubrir los puntos más importantes de lo que ha pasado hoy. Después de eso, debo regresar a mi escuela. Si necesitas más ayuda eres, por supuesto, más que bienvenido a visitarme en Hogwarts. Tambien puedes enviarme cartas dirigidas al director.Fudge lo miraba con los ojos más desorbitados que nunca, su boca estaba abierta y el rostro enrojecido debajo de su enredado cabello gris.-Yo..... tú.-Toma este traslador, Harry.Ofreció a Harry la dorada cabeza de la estatua y éste puso una mano sobre ella, sin importarle qué haría o hacia dónde se dirigiría.-Te veré en media hora- murmuró Dumbledore suavemente-. Uno... dos... tresHarry sintió la sensación ya familiar de un gancho jalándolo por su ombligo. El pulido piso de madera había desaparecido y volaba por un torbellino de color y sonido...


Capitulo 37
La profecía perdida

Los pies de Harry golpearon el sólido suelo de nuevo, sus tobillos se doblaron un poco y la dorada cabeza del mago calló con un sonoro clunk al suelo. Miró alrededor y vio que había llegado al despacho de Dumbledore.Todo parecía haberse reparado por sí solo durante la ausencia del director. Los delicados instrumentos de plata se alzaban de nuevo sobre las mesas con ejes giratorios, humeando y ronroneando serenamente. Los portarretratos de los directores y directoras estaban durmiendo en sus marcos, sus cabezas recostadas en los sillones o contra los bordes de sus marcos. Harry miró por la ventana. Había una fría línea de color verde claro en el horizonte: se acercaba el amanecer. El silencio y la quietud, rotos sólo por los gruñidos o las respiraciones ocasionales de un retrato dormido, eran insoportables para él.Si su entorno pudieran haber reflejado los sentimientos que lo invadían , los cuadros hubieran gritado de dolor. Caminó alrededor del silencioso y hermoso despacho, respirando rápidamente, tratando de no pensar. Pero tenía que pensar ...No había escapatoria...Por su culpa Sirius había muerto; todo era culpa suya. Si él, Harry, no hubiera sido tan estúpido para caer en el truco de Voldemort, si no hubiera estado tan convencido de que todo lo que veía en sus sueños era real, si sólo hubiera abierto su mente a la posibilidad de que Voldemort estaba, como Hermione le había dicho, teniendo en cuenta la afición de Harry de hacerse el héroe...Era insoportable ,no podía pensar en eso, no podía aguantarlo ...había un enorme agujero en su interior que no quería sentir ni examinar, un agujero negro donde antes había estado Sirius, donde Sirius se había esfumado. No quería estar solo con ese gigantesco y silencioso espacio, no podía soportarloUn cuadro detrás de él emitió un ronquido sonoro, bastante particular y una voz fría dijo:
-Ah...Harry Potter....- Phineas Nigellus dio un gran bostezo ,estirando sus brazos, mientras inspeccionaba a Harry perspicazmente , con los ojos entrecerrados-.¿Qué te trae aquí tan temprano por la mañana?-preguntó Phineas-Esta oficina se supone que está prohibida a todos excepto al legítimo director. ¿O es que Dumbledore te ha enviado aquí? Oh, no me lo digas-bostezó de nuevo, estremeciéndose-....¿Otro mensaje para mi inútil tátara-tátara-nieto?.Harry no podía hablar. Phineas Nigellus no sabia que Sirius estaba muerto, pero Harry no podía decírselo. Decirlo en voz alta sería hacerlo decisivo, completo , irrecuperable.Ahora algunos retratos más se habían despertado. El terror de ser interrogado hizo a Harry cruzar a zancadas el cuarto y agarrar el pomo de la puerta. No se giró. Estaba encerrado dentro.
-Espero que esto signifique-comentó el corpulento mago de nariz rosa que colgaba de la pared, detrás del escritorio de Dumbledore-que Dumbledore pronto estará de nuevo con nosotros. Harry se dio la vuelta. El mago le contemplaba con gran interés. Harry asintió. Tiró de nuevo del pomo de la puerta que estaba a su espalda, pero se mantuvo inmóvil.
-Oh bien-dijo el mago-,ha sido muy aburrido sin él, realmente muy aburrido-Se acomodó en la silla con forma de trono en la que lo habían pintado, y sonrió benignamente a Harry-Dumbledore te tiene en muy alta estima, como seguramente sabes-dijó con comodidad-.Oh sí. Te estima mucho.La culpa llenaba todo el pecho de Harry como si fueran monstruosos y pesados parásitos retorciéndose y revolcándose en su interior. No podía soportar esto, no quería seguir siendo Harry nunca más....nunca se había sentido tan atrapado en su propia mente y cuerpo, nunca había deseado tan intensamente ser –cualquier- otra persona.... La vacía chimenea estalló en llamas verde esmeralda, haciendo a Harry saltar lejos de la puerta, mirando fijamente al hombre que giraba dentro de la rejilla. La alta silueta de Dumbledore se reveló en el fuego , los magos y brujas de las paredes cercanas se despertaron bruscamente. Muchos de ellos dieron gritos de bienvenida. -Gracias- dijó Dumbledore con suavidad. En un primer momento no miró a Harry, sino que caminó hacía la percha al lado de la puerta y retiró, de un bolsillo interior de su túnica, el pequeño, feo y desemplumado Fawkes, al cual colocó gentilmente en la bandeja con cenizas debajo del poste dorado, donde solía estar el crecido Fawkes.-Bueno Harry- comentó Dumbledore finalmente, dándole la espalda al pequeño pájaro-,estarás contento al escuchar que ninguno de tus compañeros va a sufrir daños irreparables por los eventos de esta noche. Harry trató de decir “Bien” pero ningún sonido salió de su boca. Le parecía que Dumbledore le estaba recordando la cantidad de daños que había causado con sus acciones esa noche, y aunque Dumbledore por una vez le estaba mirando directamente, y su expresión era más bondadosa que acusatoria, Harry no podía soportar encontrarse con sus ojos. -Madam Pomfrey está ahora atendiendo a todos provisionalmente-continuó Dumbledore-. Nymphadora Tonks tal vez necesite pasar un tiempo en San Mungo, pero parece que se recuperará completamente.
Harry se contentó con asentir a la alfombra, que estaba cada vez más iluminada cuanto más pálido se hacía el cielo en el exterior. Estaba seguro de que todos los retratos alrededor del cuarto estaban escuchando atentamente cada palabra que decía Dumbledore, preguntándose dónde habían estado Dumbledore y Harry y por qué les habían herido.-Sé cómo te sientes, Harry-aseveró Dumbledore muy calmadamente.-No, no lo sabe-replicó Harry , y su voz se hizo de repente más alta y fuerte. Una ardiente furia brotaba en su interior. Dumbledore no sabía nada acerca de sus sentimientos.-¿Lo ve, Dumbledore?- dijo Phineas Nigellus perspicazmente-.Nunca trate de entender a los estudiantes. Lo odian. Deberían ser más bien trágicos incomprendidos, encerrados en su autocompasión, sudando en sus propias...
-Es suficiente, Phineas-lo interrumpió Dumbledore Harry le dio la espalda al Director y miró fijamente al exterior, por la ventana de enfrente. Podía ver el estadio de Quidditch en la distancia. Sirius había aparecido una vez allí, disfrazado como el lanudo perro negro, para así poder verlo jugar...Probablemente había ido para ver si era tan bueno como lo había sido James...Harry nunca se lo había preguntado...-No tienes por qué avergonzarte de lo que estás sintiendo, Harry-se escuchó la voz de Dumbledore-. Al contrario...el hecho de que puedas sentir un dolor como éste es tu mayor fuerzaHarry sintió la ardiente furia lamiendo su interior, incendiándose en el terrible vacío, llenándole con el deseo de herir a Dumbledore por su tranquilidad y sus palabras vacías.Mi mayor fuerza, es eso ¿no?-dijo Harry , su voz temblando mientras miraba fijamente el estadio de Quidditch, sin verlo realmente-.No tiene ni idea....No sabe...-¿Qué es lo que no se?-preguntó Dumbledore calmadamente.
Era demasiado. Harry se dio la vuelta, temblando con furia.-No quiero hablar acerca de mis sentimientos, ¿de acuerdo?-¡Harry, sufrir así es la prueba de que todavía eres un hombre! Este dolor es parte de ser humano....¡ENTONCES - NO - QUIERO - SER - HUMANO!Harry lanzó un gruñido y cogió uno de los delicados instrumentos de plata, de una de las mesas con eje giratorio que había a su lado, y lo lanzó a través de la habitación. Se estampó contra la pared en cientos de pequeños pedazos. Varios retratos dejaron escaparan un grito de enojo y miedo, y el retrato de Armando Dippet dijo :
-¡Parece mentira!
-¡NO ME IMPORTA!!- les gritó Harry a todos, agarrando un lunascopio y lanzándolo a la chimenea-. YA HE TENIDO SUFICIENTE, YA HE VISTO SUFICIENTE, QUIERO SALIR, QUIERO QUE ESTO TERMINE ,YA NO ME IMPORTA MAS.
Cogió la mesa en la cual habían estado los instrumentos de plata y la tiró también. Se rompió al caer al suelo y las patas rodaron en diferentes direcciones.-Sí te importa- musitó Dumbledore. No se había alterado ni había hecho un solo movimiento para evitar que Harry destrozara su despacho. Su expresión era calmada, incluso indiferente-. Te importa tanto lo que sientes que te desangrarías hasta la muerte con el dolor que te produce.-¡YO.... NO LO HARIA!!-gritó Harry, tan alto que sintió que su garganta podría desgarrarse, y por un segundo quiso correr hacia Dumbledore y hacerle pedazos a él también; hacer añicos ese viejo rostro calmado, sacudirle, herirle, hacerle sentir alguna pequeña parte del horror que él sentía.Oh sí, lo harías-replicó Dumbledore , todavía mas calmado-.Ahora has perdido a tu madre, a tu padre y la cosa más cercana a unos padres que has conocido. Claro que te importa.-¡USTED NO SABE CÓMO ME SIENTO!!-rugió Harry-.USTED....AHÍ DE PIE.... USTED.Pero las palabras ya no era suficientes, destruir cosas ya no le ayudaría más. Quería correr, quería seguir corriendo y nunca mirar atrás, quería ser alguien que no pudiera ver esos ojos azul claro enfrente de él, ese odioso rostro viejo calmado. Se volvió sobre sus talones y corrió hacia la puerta, agarró el pomo otra vez, tiró de él.Pero la puerta no se abrió.Harry se volvió hacia Dumbledore.-Déjeme salir-pidió. Estaba temblando de pies a cabeza.-No-dijo Dumbledore simplemente.Durante algunos segundos se miraron fijamente el uno al otro.-Déjeme salir-solicitó nuevamente-No-repitió Dumbledore. -Si no me...si me mantiene aquí...si no me deja...-Por lo visto seguirás destruyendo mis posesiones-dijó serenamente Dumbledore-.No me importa, tengo demasiadas.
Caminó alrededor de su escritorio y se sentó detrás de él, observando a Harry.-Déjeme salir-pidió Harry de nuevo, con una voz que era fría y casi tan calmada como la de Dumbledore. -No hasta que haya dicho lo que tengo que decir-declaró Dumbledore-Usted...usted cree que quiero...usted piensa que voy a darle... ¡NO ME IMPORTA LO QUE TIENE QUE DECIR!- rugió Harry-.-¡No quiero escuchar nada de lo que tenga que decir! -Querrás-afirmó tristemente Dumbledore -.Porque no estás ni de cerca tan enfadado conmigo como deberías estar. Si vas a atacarme, y sé que estás a punto de hacerlo, me gustaría habérmelo ganado.-¿De qué está hablando?-Es mi culpa que Sirius muriera-. declaró Dumbledore claramente-O debería decir casi toda mi culpa, no seré tan arrogante para reclamar la responsabilidad de todo. Sirius era un hombre valiente, astuto y activo, y esa clase de hombres normalmente no se conforman con sentarse en casa, ocultándose ,cuando creen que los demás están en peligro. Sin embargo, no deberías haber creído ni por un instante que era necesario que fueras al Departamento de Misterios esta noche. Si hubiera sido más franco contigo, Harry, como debería haber sido, hubieras sabido hace mucho tiempo que Voldemort trataría de engañarte para que fueras al Departamento de Misterios, y tú nunca hubieras caído en la trampa de ir allí esta noche. Y Sirius no hubiera tenido que ir detrás de ti. Esa culpa reside en mí, y sólo en mí.”
Harry seguía de pie, con la mano en el pomo de la puerta, pero había desechado sus intenciones de irse. Estaba mirando fijamente a Dumbledore, respirando con dificultad, todavía escuchando, aún sin entender lo que estaba oyendo.
-Por favor, toma asiento-dijo Dumbledore. No era una orden, era una petición.
Harry dudó por un momento, entonces caminó lentamente, cruzando la habitación, ahora iluminada débilmente por pequeños hilos de plata y fragmentos de madera, y tomó asiento enfrente del escritorio de Dumbledore.
-Creo haber entendido-masculló lentamente Phineas Nigellus, que se encontraba a la izquierda de Harry-, ¿que mi tátara- tátara-nieto, el último de los Black, está muerto?
-Sí, Phineas- dijo Dumbledore -No lo creo-declaró Phineas bruscamente.Harry giró la cabeza a tiempo para ver a Phineas desaparecer de su retrato y supo que había ido a visitar su otra pintura de Grimmauld Place. Probablemente caminaría de retrato en retrato, llamando a Sirius por toda la casa...Harry, te debo una explicación- dijo Dumbledore-.Una explicación de los errores de un hombre anciano. Veo ahora que, por lo que he hecho y lo que no he hecho, con tu respeto, pago todas las huellas de los defectos de la edad. La juventud no puede saber cómo la vejez siente y piensa. Pero los ancianos son culpables si olvidan lo que es ser joven...y yo parece que lo he olvidado últimamente...Ahora el sol brillaba apropiadamente. Había un borde deslumbrante de color naranja sobre las montañas y el cielo de encima era incoloro y brillante. La luz se reflejaba en Dumbledore, sobre sus cejas y barba plateadas, sobre las líneas profundamente marcadas en su rostro.
-Hace quince años- continuó Dumbledore-,cuando vi la cicatriz marcada en tu frente, supuse lo que eso podía significar. Supuse que eso debía ser el signo de una conexión forjada entre tú y Voldemort.-Ya me ha dicho esto antes, profesor-replicó Harry directamente. No le importaba ser grosero. Nunca más le iba a importar nada demasiado.
-Sí-afirmó Dumbledore con aire de disculpa-.Sí, pero verás... es necesario empezar por tu cicatriz. Por eso quedó claro, poco tiempo después de que volvieras al mundo mágico, que yo estaba en lo cierto, y que tu cicatriz te estaba dando advertencias cuando Voldemort estaba cerca de ti o si sentía grandes emociones.
-Lo sé-dijó Harry con cansancio.
Y esta habilidad tuya para detectar la presencia de Voldemort, incluso cuando está disfrazado, y de saber lo que está sintiendo cuando sus emociones se despiertan, ha sido cada vez más pronunciada desde que Voldemort regresó a su propio cuerpo y a la totalidad de sus poderes.
Harry no se molestó en asentir. Ya sabía todo esto.-Más recientemente-siguió Dumbledore-,me preocupaba que Voldemort pudiera haberse dado cuenta de la existencia de esta conexión entre ustedes dos. Casi con seguridad, llegó un momento en el que penetraste demasiado en su mente y sus pensamientos, de manera que pudo sentir tu presencia. Estoy hablando, por su puesto, de la noche en la que fuiste testigo del ataque al señor Weasley.
-Sí, Snape me lo dijo- murmuró Harry. -Profesor Snape, Harry-le corrigió Dumbledore con calma-.¿Pero nunca te preguntaste por qué no era yo el que te explicaba esto? ¿por qué no te enseñé yo Occlumency? ¿por qué no te he mirado demasiado durante meses?
Harry alzó la vista. Ahora podía ver que Dumbledore parecía triste y cansado.-Sí-murmuró entre dientes-.Sí, me extrañó.-Verás-continuó Dumbledore con aire cansado-,creí que no pasaría mucho tiempo antes que Voldemort intentara abrirse paso en tu mente, de manipularte y de desorientar tus pensamientos. Y yo no deseaba darle más incentivos para hacerlo. Estaba seguro que si él descubría que nuestra relación era, o había sido alguna vez, más cercana que la de un director y un alumno, habría aprovechado la oportunidad de usarte como medio para espiarme. Temía los métodos que podía usar contigo para hacerlo, la posibilidad de que pudiera intentar poseerte. Harry, creí que tenía razón al pensar que Voldemort podría hacer uso de ti en este sentido. En esas raras ocasiones en las que tuvimos contacto cercano, creí ver su sombra removiéndose detrás de tus ojos...Estaba intentando distanciarme de ti para protegerte. Un error de un hombre viejo...Harry recordó el sentimiento de que una serpiente latente iba creciendo en él, preparada para atacar, en esas ocasiones en las que él y Dumbledore tuvieron contacto visual. -El intento de Voldemort de poseerte, como ha demostrado esta noche, no habría sido mi destrucción. Habría sido la tuya. Él esperaba, al poseerte fugazmente hace un rato, que yo te sacrificaría intentando matarlo a él”.Suspiró profundamente. Harry estaba dejando que las palabras le pasaran por alto. Hubiera estado muy interesado en saber todo esto unos pocos meses atrás, y ahora nada tenía sentido comparado con el profundo abismo dentro de él que suponía la pérdida de Sirius, nada de esto importaba...-Sirius me dijo que habías sentido a Voldemort despertarse dentro de ti la noche que tuviste la visión del ataque de Arthur Weasley. Supe de repente que mis peores temores eran correctos : desde ese momento Voldemort se había dado cuenta que podía usarte. En un intento de armarte contra los ataques de Voldemort a tu mente, planeé las clases de Occlumency con el profesor Snape. Hizo una pausa. Harry observó la luz del sol, que se estaba deslizando lentamente a través de la pulida superficie del escritorio de Dumbledore, iluminando una botella plateada de tinta y una bonita pluma escarlata. Harry sabía con certeza que todos los retratos de alrededor estaban despiertos y escuchando atentamente la explicación de Dumbledore. Podía escuchar el murmullo ocasional de las túnicas, el leve sonido de una garganta aclarándose. Phineas Nigellus no había regresado todavía...-El profesor Snape descubrió-continuó Dumbledore-,que tú habías estado soñando durante meses con la puerta del Departamento de Misterios. Voldemort, por supuesto, había estado obsesionado con la posibilidad de escuchar la profecía, desde que recuperó su propio cuerpo, y cuando pensaba obsesivamente en la puerta, también lo hacías tú, aunque no sabías lo que significaba.Y entonces viste a Rookwood, que trabajaba en el Departamento de Misterios antes de su detención, diciéndole a Voldemort, lo que nosotros sabíamos desde hace mucho, que la profecías guardadas en el Ministerio de Magia están tremendamente protegidas. Sólo las personas a las que se refieren pueden tomarlas de los estantes sin correr el peligro de volverse locos. En este caso, tendría que haber entrado Voldemort en persona en el Ministerio de Magia y arriesgarse a descubrirse a sí mismo definitivamente, a menos que la cogieras tú por él. Se convirtió en una cuestión de gran emergencia que tomaras clases de Occlumency”. -Pero no lo hice- murmuró Harry. Lo dijo en voz alta para aliviar y desahogar el peso muerto de culpa que lo invadía; sin duda una confesión debería aliviar algo la terrible presión que comprimía su corazón-. -No practiqué, no me preocupé, podía haberme impedido a mí mismo tener esos sueños, Hermione no dejaba de decirme que lo hiciera, si lo hubiera hecho él nunca hubiera sido capaz de mostrarme a dónde ir y, Sirius no hubiera, Sirius no hubiera...Algo estaba haciendo erupción en el interior de su cabeza: la necesidad de justificarse, de explicarse.-Traté de comprobar si realmente había capturado a Sirius , y fui al despacho de Umbridge, hablé con Kreacher en el fuego, y dijo que Sirius no estaba allí, ¡dijo que se había ido!-Kreacher mintió-declaró Dumbledore con calma-.Tú no eres su amo, puede mentirte sin necesidad de auto-castigarse. Kreacher intentó hacer que fueras al Ministerio de Magia. ¿Él...él me envió a propósito? -Oh sí. Me temo que Kreacher ha estado sirviendo a mas de un amo durante meses.-¿Cómo?-preguntó Harry quedándose en blanco-.Ha estado en Grimmauld durante años-Kreacher aprovechó su oportunidad un poco antes de Navidad-explicó Dumbledore-.Según parece, cuando Sirius le gritó “que se fuera”. Tomó las palabras de Sirius al pie de la letra e interpretó esto como una orden para dejar la casa. Se fue con el único miembro de la familia Black al que todavía le tenía respeto....la prima de los Black, Narcissa, hermana de Bellatrix y esposa de Lucius Malfoy.-¿Cómo sabe todo esto?-imterrogó Harry. Su corazón palpitaba muy rápido. Se sentía enfermo. Se acordó de haber estado preocupado por la extraña ausencia de Kreacher durante la Navidad, se acordó de su regreso en el ático...-Kreacher me lo dijo anoche-aclaró Dumbledore-.Verás, cuando le diste al profesor Snape esa advertencia en clave, se dio cuenta que habías tenido una visión de Sirius atrapado en las entrañas del Departamento de Misterios. Él, como tú, intentó contactar con Sirius inmediatamente. Debí explicarte que los miembros de la Orden del Fénix tienen métodos más seguros de comunicación que la chimenea del despacho de Dolores Umbridge. El profesor Snape descubrió que Sirius estaba vivo y a salvo en Grimmauld Place.-De todas maneras, cuando no regresaste de tu viaje con Dolores Umbridge al bosque prohibido, el profesor Snape se preocupó aún más de que todavía pudieras pensar que Sirius había sido capturado por Lord Voldemort. E inmediatamente alertó a ciertos miembros de la Orden.Dumbledore dio un gran suspiro y entonces continuó:
-Alastor Moody, Nymphadora Tonks, Kingsley Shacklebolt, y Remus Lupin estaban en el cuartel general cuando se puso en contacto. En seguida todos estuvieron de acuerdo en ir en tu auxilio. El profesor Snape le pidió a Sirius que se quedara, porque necesitaba que alguien permaneciera en el cuartel general para decirme lo que había pasado, para que yo estuviera allí en el momento debido. Entretanto, el Profesor Snape intentó buscarte en el bosque.
Pero Sirius no quería quedarse atrás cuando los demás habían ido a buscarte. Delegó en Kreacher la tarea de decirme lo que había pasado. Y así fue que, cuando llegué a Grimmauld Place, poco tiempo después de que todos se hubieran marchado al Ministerio, fue el elfo quien me dijo, reventando de risa, a dónde había ido Sirius.
-¿Se estaba riendo?-preguntó Harry con voz cavernosa.-Oh, sí-contestó Dumbledore-.Verás, Kreacher no fue capaz de traicionarnos totalmente. No es un guardián de secretos para la Orden, no podía decirle a los Malfoys nuestro paradero o contarles alguno de los planes confidenciales de la Orden que le habían prohibido revelar. Estaba limitado por los encantamientos de su especie, lo que quiere decir que no podía desobedecer una orden directa de su amo, Sirius. Pero le dio a Narcissa la clase de información que es muy valiosa para Voldemort, que a Sirius debió parecerle algo insignificante, como para pensar en prohibirle que lo repitiera.-¿Como que?-preguntó Harry. “Como el hecho de que la persona que más le importaba a Sirius en todo el mundo eras tú-respondió Dumbledore tranquilamente-. Como el hecho de que considerabas a Sirius una mezcla entre padre y hermano. Por supuesto, Voldemort ya sabía que Sirius estaba en la Orden, que tú sabías dónde estaba, pero la información de Kreacher le hizo darse cuenta de que la única persona a la que irías a rescatar a cualquier parte del mundo era Sirius Black.Los labios de Harry estaban fríos y entumecidos.
Así que ...cuando anoche le pregunté a Kreacher si Sirius estaba allí...
Los Malfoy, sin duda por órdenes de Voldemort, le habían dicho que encontrara la forma de mantener a Sirius alejado una vez que hubieras tenido la visión de Sirius siendo torturado. Entonces si decidías revisar si Sirius estaba o no estaba en casa, Kreacher podría ser capaz de hacer como si no estuviera. Ayer, Kreacher lastimó al hipogrifo Buckbeak y, en el momento en el que hiciste tu aparición en el fuego, Sirius estaba arriba tratando de atenderlo.En ese instante parecía haber poco aire en los pulmones de Harry, su respiración era rápida y superficial.-¿Y Kreacher le dijo todo esto...y se rió?- gruñó.
-No quería decírmelo-acotó Dumbledore-,pero soy suficientemente experto en Legilimency para saber cuándo alguien me está mintiendo y “le persuadí” para que me contara toda la historia, antes de salir hacia el Departamento de Misterios.
-Y- susurró Harry en voz baja, sus manos contraídas en fríos puños, sobre sus rodillas-...y Hermione nos seguía diciendo que fuéramos amables con él.-Ella tenía razón, Harry-comentó Dumbledore-. Le advertí a Sirius, cuando adoptamos el numero doce en Grimmauld Place como nuestro cuartel general, que Kreacher debía ser tratado con respeto y amabilidad. También le dije que Kreacher podía ser un peligro para nosotros. No creo que Sirius me tomara muy en serio, o quizá nunca vio a Kreacher como un ser con sentimientos tan intensos como los de los humanos.
-No le culpe....no...hable... de Sirius como...- Su respiración era entrecortada, no le salían las palabras apropiadas. Pero la ira que había contenido brevemente se había encendido en él nuevamente; no permitiría que Dumbledore criticara a Sirius -. Kreacher es un mentiroso...asqueroso...él merece...
-Kreacher es lo que los magos han hecho de él, Harry-señaló Dumbledore-.Sí, merece que le compadezcan. Su existencia ha sido tan miserable como la de tu amigo Dobby. Tuvo que cumplir a la fuerza el mandato de Sirius, porque Sirius era el último de la familia a la que fue esclavizado, pero no sentía verdadera lealtad por él. Cualesquiera que sean los defectos de Kreacher, debe admitirse que Sirius no hizo nada para que a Kreacher le resultara mucho más fácil.
-¡NO HABLE DE SIRIUS DE ESA MANERA!-gritó Harry.
Estaba de nuevo en pie, furioso, listo para lanzarse sobre Dumbledore, que sencillamente no entendió para nada a Sirius, lo valiente que fue, todo lo que había sufrido...
-¿Y qué me dice de Snape?-escupió Harry-.No está usted hablando de él, ¿verdad? Cuando le dije que Voldemort tenía a Sirius él sólo me habló con desprecio, como siempre.
-Harry, sabes que el Profesor Snape no tenía otra opción, enfrente de Dolores Umbridge, más que fingir que no te tomaba en serio-declaró Dumbledore con firmeza-, pero como te he explicado, informó a la Orden lo más pronto posible de lo que habías dicho. Fue él quien dedujo a dónde habías ido cuando no volvisteis del bosque. También fue el que le dio a la profesora Umbridge Veritaserum falso cuando ella estuvo intentando forzarte a decir el paradero de Sirius...
Harry hizo caso omiso de esto; sentía un placer salvaje culpando a Snape, parecía que estaba aliviando su propio sentimiento de horrible culpa, y quería escuchar a Dumbledore decir que estaba de acuerdo con él.
Snape...Snape mar...mar...martirizaba a Sirius con lo de quedarse en casa, le dio a entender a Sirius que era un cobarde
-Sirius era demasiado viejo y listo para haber permitido que esas tontas burlas le hirieran-aseveró Dumbledore.
-¡Snape dejó de darme lecciones de Occlumency!- gruñó Harry-.¡Me echó de su oficina!
-Estoy enterado de eso-dijo Dumbledore con pesadumbre-. Acabo de decir que fue un error mío no haberte impartido yo mismo las clases de Occlumency, aunque estaba seguro, en aquel momento, que no había nada mas peligroso que el que tú abrieras aún más tu mente a Voldemort mientras estuvieras en mi presencia
-Snape lo empeoró, mi cicatriz siempre me dolía más después de cada lección con él– Harry recordó los pensamientos de Ron acerca de esto y los puso a prueba-.¿Cómo sabe que él no estaba tratando de ablandar mi mente para hacer que a Voldemort le fuera más fácil conseguir entrar en mi?-Confío en Severus Snape-afirmó Dumbledore de manera simple-,pero me olvidé, otro error de un hombre anciano, que algunas heridas son demasiado profundas para que cicatricen. Pensé que el profesor Snape podría superar sus sentimientos hacia tu padre, estaba equivocado.
-¿Pero eso esta bien, verdad?-gritó Harry, ignorando las caras escandalizadas y los murmullos de desaprobación que emitían los retratos que cubrían las paredes-.Esta bien que Snape odiara a mi padre, ¿pero no esta bien que Sirius odiara a Kreacher?
-Sirius no odiaba a Kreacher-aclaró Dumbledore-.Lo consideraba un sirviente indigno de mucho interés o de mucha atención. La indiferencia y el descuido a menudo hacen más daño que la completa antipatía......La fuente que destruimos esta noche dijo una mentira. Nosotros los magos hemos maltratado y abusado de nuestros semejantes demasiado tiempo, y ahora estamos recogiendo nuestra recompensa.
-¿ENTONCES SIRIUS MERECÍA LO QUE TUVO, NO?- chilló Harry.
-Yo no dije eso, y tampoco me escucharás decirlo nunca- replicó Dumbledore tranquilamente-.Sirius no fue un hombre cruel, en general era amable con los elfos domésticos. No tenía cariño a Kreacher, porque Kreacher era un recuerdo viviente del hogar que Sirius había odiado”
-¡Sí, lo odiaba!-afirmó Harry, su voz era cortada, dándole la espalda a Dumbledore y alejándose. Ahora el sol brillaba dentro de la habitación y los ojos de los retratos le seguían con la mirada mientras caminaba, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, sin siquiera ver realmente la oficina-.Usted le hizo estar callado en esa casa y él la odiaba, por ese motivo quiso salir anoche.-Estaba tratando de mantener a Sirius con vida-declaró Dumbledore con calma.-¡A la gente no le gusta estar encerrada!-replicó Harry furiosamente, rodeándolo-.Me hizo lo mismo a mí todo el verano pasado.
Dumbledore cerró los ojos y escondió la cara entre sus largas manos. Harry le observó, pero este inusual signo de agotamiento, de tristeza, o lo que fuera, de Dumbledore, no le conmovió. Al contrario, se sintió aún más enfadado de que estuviera mostrando signos de debilidad. No tenia derecho a mostrarse débil cuando Harry quería enfurecerlo y enojarlo.Dumbledore bajó sus manos y observó a Harry a través de sus anteojos de media luna.-Es hora-susurró-de que te diga lo que debería haberte dicho hace cinco años, Harry. Por favor toma asiento. Voy a decirte todo. Sólo te pido un poco de paciencia. Tendrás la oportunidad de enfurecerte conmigo, de hacer todo lo que te apetezca, cuando haya terminado. No te detendré.Harry le miró ferozmente un instante, se arrojó en la silla opuesta a Dumbledore y esperó. Por un momento Dumbledore miró fijamente a los terrenos iluminados por la luz del sol a través de la ventana, entonces volvió a mirar a Harry y comenzó:
-Hace cinco años llegaste a Hogwarts, Harry, a salvo e intacto, como yo lo había planeado y querido. Bueno, no totalmente intacto. Habías sufrido. Sabía que sufrirías cuando te dejé en el umbral de tus tíos. Sabía que te estaba condenando a diez oscuros y difíciles años-. Se detuvo. Harry no dijo nada-Tal vez te preguntarás, y con buena razón, por qué tuvo que ser así. ¿Por qué no podía hacerse cargo de ti alguna familia de magos? Muchos lo hubieran hecho más que de buena gana, se habrían sentido honrados y felices de criarte como un hijo. Mi respuesta es que mi prioridad era mantenerte con vida. Corrías más peligro del que tal vez nadie, excepto yo, se dio cuenta. Voldemort había sido vencido horas antes, pero sus partidarios, y muchos de ellos son casi tan terribles como él, seguían sueltos, enojados, desesperados y violentos. Y también tuve que tomar mi decisión teniendo en cuenta los años que estaban por delante. ¿Creí que Voldemort se había ido para siempre? No. Sabía que no importaba si pasaban diez, veinte, o cincuenta años antes de que regresara, pero estaba seguro que lo haría, y también estaba seguro, conociéndole como le conozco, que no descansaría hasta matarte. Sabía que los conocimientos de Voldemort sobre magia eran tal vez más extensos que los de ningún otro mago vivo. Sabía que incluso mis más complejos y poderosos hechizos y encantamientos protectores no podían ser invencibles si alguna vez él recuperaba todo su poder. Pero también sabia dónde era débil Voldemort. Y a raíz de esto tomé mi decisión. Tú debías ser protegido por una antigua magia que él conoce, que desprecia, y que, por lo tanto, siempre ha subestimado, en su contra. Estoy hablando, por supuesto, del hecho de que tu madre muriera para salvarte. Ella te dio una persistente protección que él nunca esperó, una protección que fluyó por tus venas hasta este día. Por lo tanto, deposité mi confianza en la sangre de tu madre. Te entregué a su hermana, su único pariente que queda. -Ella no me quiere-comentó Harry de repente-.No me da ni un maldito...-Pero te admitió- le cortó Dumbledore-.Quizás te admitió resentida, furiosa, de mala gana, con amargura, pero aún así aceptó quedarse contigo y, haciéndolo, selló el hechizo que puse en ti. El sacrificio de tu madre hizo que el vínculo de sangre fuera la protección más fuerte que te puedo dar.
-Todavía no.....-Mientras puedas llamar hogar al lugar donde la sangre de tu madre habita, no podrás ser tocado o dañado por Voldemort. Ella derramó su sangre, pero continúa viva en ti y en su hermana. Su sangre se convirtió en tu refugio. Sólo necesitas regresar allí una vez al año, pero mientras lo puedas llamar hogar, allí no podrá hacerte daño. Tu tía sabe esto. Le expliqué lo que había hecho en la carta que dejé, contigo, en su puerta. Sabe que el hecho de permitirte estar en su casa bien puede haberte mantenido vivo los últimos quince años. -Espere-lo detuvo Harry-espere un momento.
Se sentó derecho en su silla, mirando fijamente a Dumbledore. -Usted envió el Howler. Le dijo que recordara. Era su voz...
-Pensé-explicó Dumbledore , inclinando su cabeza ligeramente-que tal vez necesitaría recordar el pacto que había sellado al aceptarte. Supuse que el ataque de los dementores podían haberle desvelado los peligros de tenerte como hijo adoptivo.-Lo hizo-dijo Harry tranquilamente-. Bueno, a mi tío mas que ella. Él quería echarme, pero después de que llegara el howler ella...ella dijo que me tenía que quedar-miró fijamente al suelo por un momento, entonces continuó-.Pero esto que tiene que ver con...no pudo decir el nombre de Sirius. -Entonces, hace cinco años-prosiguió Dumbledore como si nunca se hubiera detenido en su historia-,llegaste a Hogwarts, tal vez ni tan feliz ni tan bien alimentado como me hubiera gustado, pero todavía vivo y sano. No eras un pequeño príncipe consentido, pero eras un niño tan normal como había esperado, dadas las circunstancias. Hasta aquí, mi plan estaba funcionando bien. -Y entonces.....bueno, recordarás los acontecimientos de tu primer año en Hogwarts tan bien como yo. Te enfrentaste magníficamente a los retos que se te presentaron y antes, mucho antes de lo que había previsto, te encontraste cara a cara con Voldemort. Sobreviviste de nuevo. E hiciste más. Retrasaste su regreso a sus poderes y fuerza absolutos. Peleaste la pelea de un hombre. Estaba........más orgulloso de ti de lo que pueda decir.Sin embargo había un error en este maravilloso plan mío-confesó Dumbledore-. Un error obvio que yo conocía, aunque entonces, podía ser la ruina de todo. Y sin embargo, sabiendo lo importante que era que mi plan tuviera éxito, me dije a mí mismo que no permitiría que este error lo arruinara todo. Sólo yo podía prevenirlo, así que yo solo debía ser fuerte. Y aquí fue mi primera prueba, mientras tú estabas en la enfermería, débil por tu lucha con Voldemort.
-No entiendo lo que está diciendo-comentó Harry. -¿No te acuerdas que me preguntaste, mientras estabas en la enfermería, por qué Voldemort había tratado de matarte cuando eras un bebé?Harry asintió. -¿Debería habértelo dicho entonces?Harry miró fijamente dentro de los ojos azules y no dijo nada, pero su corazón estaba palpitando rápidamente de nuevo. -¿Todavía no ves el error en mi plan? No....... a lo mejor no. Bien, como sabrás, decidí no responderte. Once, me dije a mí mismo que eras demasiado joven para saberlo. Nunca tuve la intención de decírtelo cuando tenías once años. El conocimiento habría sido demasiado en esa edad tan joven.
Debí haber reconocido los signos de peligro entonces. Debí preguntarme a mí mismo por qué no me sentía más preocupado de que tú ya me hubieras hecho la pregunta a la cual yo sabía que, algún día, tendría que darte una terrible respuesta. Debo reconocer que era demasiado feliz al pensar que no tenía que hacerlo en ese día en particular........ eras muy joven, eras demasiado joven.Y así entramos en tu segundo año en Hogwarts. Y otra vez te encontraste con retos con los que incluso magos adultos nunca se han enfrentado. Y una vez más te defendiste más allá de lo que nunca había soñado. Sin embargo, no me preguntaste de nuevo por qué Voldemort había dejado esa marca en ti. Discutimos acerca de tu cicatriz, oh sí. ..... estuvimos muy, muy cerca del tema. ¿Por qué no te lo conté todo?.
Bueno, me parecía que doce eran, después de todo, mucho mejores que once para recibir esta clase de información. Te permití abandonar mi presencia, sangrando, exhausto, pero con los ánimos en alto, y sentí una punzada de intranquilidad, de que quizá te lo debería haber dicho entonces, pero me callé. Verás, todavía eras muy joven, no pude encontrar en mí mismo ganas de arruinar esa noche de triunfo..... ¿Lo ves, Harry? ¿Ves ahora el error en mi brillante plan? He caído en la trampa que había intentado prever, que me había dicho a mi mismo que podía evitar, que debía evitar..............
-No...-Me importabas demasiado- declaró Dumbledore simplemente-.Me preocupaba más por tu felicidad que porque supieras la verdad, más por la paz de tu mente que por mi plan, más por tu vida que por las vidas que se podían haber perdido si el plan fallaba. En otras palabras, actué exactamente como Voldemort lo espera de nosotros, los tontos que amamos al actuar.
¿Tengo por esto alguna defensa? Desafié a todos aquellos que te observaban como yo lo hago, y te he observado más cerca de lo que hayas podido imaginar, por querer ahorrarte más dolor del que ya has sufrido. ¿Qué podía importarme si miles de personas sin nombres ni caras y criaturas eran despedazadas en un vago futuro, si aquí y ahora tú estabas vivo, y bien, y feliz? Nunca soñé que tendría tantas personas en mis manos. -Entramos en tu tercer año. Te observé de lejos mientras luchabas por repeler a los dementores , y encontraste a Sirius, aprendiendo lo que era él y rescatándolo. ¿Debí decírtelo entonces, en el momento en el que arrebataste triunfalmente a tu padrino de las garras del Ministerio? Pero ahora, a la edad de trece, mis excusas se agotaban. Tal vez eras joven, pero habías probado que eras excepcional. Mi conciencia estaba intranquila, Harry. Sabía que el momento llegaría pronto........
“Pero saliste del laberinto el año pasado, después de haber visto morir a Cedric Diggory, escapando de la muerte tan cercana a ti........ y no te lo dije, aunque sabía, que ahora que Voldemort había regresado, debía hacerlo pronto. Y ahora, esta noche, sé que hace mucho que estás listo para saber el conocimiento que te he estado ocultando durante tanto tiempo, porque has probado que debí haber puesto esta carga sobre ti antes de esto. Mi única defensa es ésta: te he visto peleando bajo más cargas que ningún otro estudiante que haya pasado nunca por esta escuela, y no podría convencerme para añadir ninguna otra, la mayor de todas
Harry esperó pero Dumbledore no habló.
-Sigo sin entender.
-Voldemort trató de matarte cuando eras un niño por una profecía hecha poco tiempo antes de tu nacimiento. Sabía que se había hecho la profecía, pero no todo lo que decía. Decidió matarte cuando todavía eras un bebé, creyendo que estaba cumpliendo con los términos de la profecía. Para su desgracia, descubrió que estaba equivocado cuando la maldición con la que intentó matarte rebotó contra él. Y por eso, desde que retornó a su cuerpo, y particularmente desde tu extraordinaria escapada de él el año pasado, ha estado decidido a escuchar la profecía en su totalidad. Ésta es el arma que ha estado buscando tan asiduamente desde su retorno: el conocimiento de cómo destruirte
Ahora el sol había salido totalmente. El despacho de Dumbledore estaba bañado de luz. El estuche de cristal en donde residía la espada de Godric Gryffindor brillaba blanco y opaco, los fragmentos de los instrumentos que Harry había lanzado al suelo brillaban como gotas de lluvia, y detrás de él, el bebé Fawkes gorgojeaba suavemente en su nido de cenizas. -La profecía se rompió-apuntó Harry, pálido-.Estaba levantando a Neville de aquellos bancos en la..habitación en donde estaba la bóveda y rasgue su túnica y se cayó............
-Lo que se rompió era solamente la grabación de la profecía, guardada por el departamento de Misterios. Pero la profecía fue hecha para alguien, y esa persona tiene recursos para recordarla perfectamente.
-¿Quién la escuchó?-preguntó Harry , aunque pensó que ya sabía la respuesta. -Yo lo hice- afirmóDumbledore-.En una fría y húmeda noche, hace dieciséis años, en un cuarto encima del bar La Cabeza de Cerdo. Había ido allí para ver una nueva candidata para el puesto de profesor de adivinación, aunque iba en contra de mis inclinaciones permitir que continuara tal asignatura. De todas maneras, la aspirante era la tátara-tátara-tátara-nieta de una famosa y muy talentosa clarividente, y pensé que sería de buena educación conocerla. Me pareció que ella no tenía ni rastro de ese talento. Le dije, cortésmente espero, que no pensaba que fuera adecuada para el puesto. Y me di la vuelta para irme.
Dumbledore se puso en pie y caminó, pasando al lado de Harry, hasta el armario negro que estaba al lado de la jaula de Fawkes. Se agachó un poco, sorteó un obstáculo, y extrajo la profunda vasija de piedra, grabada con runas en los bordes, en la cual Harry había visto a su padre atormentando a Snape. Dumbledore caminó de vuelta al escritorio y puso el pensadero encima de él y levantó su varita hacia su propia sien. De ella sacó tenues y finas hebras de color plateado que se pegaron a su varita y las depositó en la vasija.
Se sentó de nuevo detrás de su escritorio y por un momento observó sus pensamientos arremolinarse y girar dentro del pensadero. Entonces, con un suspiro, levantó su varita y empujó la sustancia plateada con la punta. Una figura salió de ella, adornada con un chal, sus ojos se magnificaron hasta adquirir un tamaño gigantesco detrás de sus anteojos, y se giró lentamente, sus pies en la vasija. Pero cuando Sibyll Trelawney habló, no fue con su habitual voz delicada y mística, sino con los tonos ásperos y roncos que una vez Harry le había escuchado usar.EL ÚNICO CON EL PODER PARA VENCER AL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS SE ACERCA..........NACIDO DE AQUELLOS QUE LO HAN DESAFIADO EN TRES OCASIONES, NACIDO CUANDO EL SÉPTIMO MES MUERE.......Y EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS LO MARCARÁ COMO A SU IGUAL, PERO ÉL TENDRÁ UN PODER QUE EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS DESCONOCE...... Y ALGUNO DEBERÁ MORIR A MANOS DEL OTRO PUES NINGUNO PUEDE VIVIR MIENTRAS EL OTRO SOBREVIVA.......EL ÚNICO CON EL PODER DE VENCER AL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS NACERÁ CUANDO EL SÉPTIMO MES MUERE...........La lenta y revuelta figura de la profesora Trelawney se hundió en la masa plateada y desapareció.
El silencio en la oficina era absoluto. Ni Dumbledore ni Harry ni ninguno de los retratos hicieron algún ruido. Incluso Fawkes se había quedado en silencio.
-¿Profesor Dumbledore?-susurró Harry lentamente, Dumbledore seguía mirando fijamente el pensadero, parecía completamente perdido en sus pensamientos “ Eso....eso significa............ ¿qué significa eso?-Significa-explicó Dumbledore-que la persona que tiene la única oportunidad de derrotar a Lord Voldemort nació a finales de julio, hace casi dieciséis años. Este niño nacería de padres que ya desafiaron a Voldemort tres veces.-¿Se refiere a—mi?Dumbledore le examinó durante un instante a través de sus gafas.
-Lo extraño de esto es, Harry- dijo suavemente-,que puede que no se refiera del todo a ti. La profecía de Sibyll podría haberse aplicado a dos chicos magos, ambos nacidos a finales de julio ese año, ambos con padres en la Orden del Fénix, ambas parejas de padres que habían escapado por poco de Voldemort tres veces. Uno, por supuesto, eras tú. El otro era Neville Longbottom.-Pero entonces.... pero entonces, ¿por qué estaba mi nombre en la profecía y no el de Neville?-La grabación oficial se catalogó después que Voldemort te atacara cuando eras un niño-aclaró Dumbledore-.Parece que al guardián del vestíbulo de la profecía le pareció evidente que Voldemort había intentado matarte a ti sólo porque él sabía que tú eras el único al que Sibyll se refería.-Entonces... ¿puede ser que no sea yo?-preguntó Harry.
-Me temo-declaró Dumbledore lentamente, como si cada palabra le costara un gran esfuerzo-que no hay duda de que eres tu.-Pero usted dijo. Neville también nació a finales de julio, y su madre y su padre.-Estás olvidando la siguiente parte de la profecía, la última característica que identifica al niño que podía vencer Voldemort......el mismo Voldemort le ‘marcaría como a su igual’ Y así lo hizo, Harry. Él te escogió a ti, no a Neville. Él te dio la cicatriz que ha demostrado ser a la vez una bendición y una maldición. -¡Pero tal vez escogió mal!-replicó Harry-.¡Quizás marcó a la persona equivocada!
-Eligió al niño que pensó que seria mas peligroso para él-dijo Dumbledore-.Y ten presente esto, Harry. Eligió, no al de sangre pura, (el cual, de acuerdo con su credo, es la única clase de mago que merece existir y ser conocido), sino al de sangre mezclada, como él mismo. Se vio reflejado en ti sin haberte visto nunca, y marcándote con esa cicatriz, no te mató, tal y como intentó, pero te dio poderes, y un futuro, los cuales te han permitido escapar de él no sólo una vez, sino cuatro veces, algo que ni tus padres ni los padres de Neville pudieron conseguir.
-¿Entonces, por qué lo hizo?-preguntó Harry, que se sentía entumecido y con frío-.¿Por qué intentó matarme cuando todavía era un bebé? Debería haber esperado para ver cuál parecía el más peligroso cuando fuéramos mayores, si Neville o yo, y entonces tratar de matar al que lo fuera.
-Realmente, ese podía haber sido el camino más práctico-confirmó Dumbledore, - excepto que la información de Voldemort acerca de la profecía era incompleta. La taberna de La Cabeza de Cerdo, que escogió Sybill por ser más barata, tiene un gran atractivo, me atrevería a decir, por su clientela más interesante que la de las Tres Escobas. Como tú y tus amigos averiguaron, y esa noche descubrí yo mismo, es un lugar donde nunca puedes estar seguro que no te están escuchando. Por supuesto, cuando planeé el encuentro para conocer a Sybill Trelawney, nunca hubiera imaginado que escucharía nada que mereciera la pena escuchar. Mi...nuestro golpe de suerte fue que la persona que escuchaba a escondidas sólo averiguó una pequeña parte de la profecía y después se marchó del edificio.
-¿Entonces él solamente escuchó.....?-Sólo escuchó la primera parte, la parte que pronosticaba el nacimiento de un niño en julio, de padres que han desafiado a Voldemort tres veces. En consecuencia, no pudo advertir a su amo de que atacándote corría el riesgo de transferirte poderes, marcándote como su igual. Por lo que Voldemort nunca supo que podía ser peligroso atacarte, que sería más juicioso esperar o averiguar más. No sabía que tendrías el poder que ‘el señor de las tinieblas desconoce’.
-¡¡Pero no lo tengo!-exclamó Harry con voz fuerte-.No tengo ningún poder que él no tenga, no puedo pelear de la manera que él lo hizo esta noche, no puedo poseer personas o... o matarlas..Hay una habitación en le Departamento de misterios-le interrumpió Dumbledore -que está cerrada todo el tiempo. Contiene una fuerza que es a la vez más maravillosa y más terrible que la misma muerte, que la inteligencia humana, que las fuerzas de la naturaleza. Quizá, también sea la más misteriosa de todas las materias de estudio que residen ahí. Es el poder que reside en el interior de ese cuarto el que tú posees en grandes cantidades y que Voldemort no tiene en absoluto. Ese poder te llevó a salvar a Sirius esta noche. Ese poder también te salvó de ser poseído por Voldemort, porque no puede resistir estar dentro de un cuerpo repleto de la fuerza que detesta. Al final, no importó que tú no pudieras cerrar tu mente. Fue tu corazón el que te salvó.
Harry cerró los ojos. Si no hubiera ido a salvar a Sirius , Sirius no hubiera muerto.... Más por posponer el momento en el que tendría que pensar en Sirius de nuevo, Harry preguntó, sin importarle demasiado la respuesta.
-El final de la profecía....... fue algo como..... ‘ninguno de los dos puede vivir. ...
-........mientras el otro sobreviva-completó Dumbledore. -Entonces-dijo Harry, dragando las palabras de lo que sentía como un pozo de profunda desesperación en su interior-, ¿entonces eso significa que..... al final.....uno de los dos tendrá que matar al otro?-Sí-confirmó Dumbledore. Por un largo momento, ninguno de los dos habló. En algún lugar muy lejos de las paredes del despacho, Harry pudo oír el sonido de las voces de los estudiantes, tal vez bajando al gran comedor para desayunar temprano. Allí parecía imposible que todavía pudiera haber personas en el mundo que siguieran deseando comida, que rieran, que nadie supiera ni le importara que Sirius Black se hubiera ido para siempre. Sirius parecía estar a miles de millas de distancia, a pesar de que una parte de Harry todavía creía que si simplemente hubiera descorrido el velo, lo hubiera encontrado devolviéndole la mirada , saludándolo, tal vez riéndose, con su risa parecida a un ladrido...
-Siento que te debo otra explicación, Harry-señaló Dumbledore con indecisión-. Tal vez te preguntarás por qué no te elegí como prefecto. Debo confesar...que pensé....que quizá ya tenías suficiente responsabilidad que soportarHarry le observó por un momento y vio una lágrima bajando por la cara de Dumbledore y meterse entre su larga y plateada barba






Capitulo 36


El comienzo de la segunda guerra

EL QUE NO DEBE SER NOMBRADO REGRESA
La noche del viernes, en una breve declaración, Cornelius Fudge, el ministro de magia confirmó que El Que NO Debe Ser Nombrado ha regresado al país y está, una vez más, activo.“Debo confirmar, a mi pesar, que el mago que se apoda a sí mismo Lord – bueno, ustedes saben a quién me refiero – está vivo y entre nosotros de nuevo” dijo Fudge con un aspecto cansado y frustrante a nuestros periodistas “Con el mismo pesar, debo anunciar la total rebelión de los Dementores de Azkabán, quienes se han negado a seguir trabajando para el Ministerio. Creemos que los Dementores han entrado a las órdenes de Lord – bueno, eso.”“Urgimos a la población mágica a permanecer alerta. El Ministerio está publicando unas guías de defensa básica personal, que serán entregadas de manera gratuita a todos los hogares mágicos durante el mes próximo”.Las declaraciones del ministro fueron acogidas con alarma y consternación por la comunidad mágica, ya que el miércoles pasado el Ministerio aseguraba que no había verdad ninguna en los persistentes rumores de que Quién-Ustedes-Saben estaba de nuevo actuando entre nosotros.Los detalles del evento que hicieron que el Ministerio cambiara de opinión no han sido confirmados hasta el momento, aunque se cree que Quien No Debe Ser Nombrado, junto con una selecta banda de sus seguidores (conocidos como Mortífagos) consiguieron entrar en el mismo Ministerio de magia la tarde del jueves pasado. Albus Dumbledore, recientemente renombrado director de Hogwarts, Escuela de Magia y Hechicería, renombrado miembro de la Confederación Internacional de Magos y renombrado Jefe del estatuto de Warlock, todavía no se ha prestado a dar testimonio del caso. Dumbledore había estado insistiendo durante el pasado año que Quien-Ustedes-Saben no estaba muerto, como era creído y esperado, sino que estaba reclutando seguidores para intentar volver al poder una vez más. Mientras tanto, el chico que vivió….
- Aquí estás, Harry. Sabía que te inmiscuirían de alguna manera – dijo Hermione mirándole por encima del periódico.Estaban en la enfermería. Harry estaba sentado al final de la cama de Ron y ambos estaban escuchando a Hermione mientras leía la portada de El Profeta dominical. Ginny, cuyo tobillo había sido arreglado en un segundo por Madam Pomfrey, estaba acomodada en el pie de la cama de Hermione; Neville, cuya nariz había vuelto a su forma y tamaño original, estaba sentado en una silla entre las dos camas y Luna, quien se había pasado a hacer una visita, con la última edición de El Sofista, estaba leyendo la revista al revés sin parecer escuchar una palabra de lo que Hermione estaba diciendo.- De nuevo es el chico que vivió, ¿no? – dijo Ron seriamente – Ya no es un mentiroso con ansias de presumir, ¿eh?Se sirvió una rana de chocolate de una inmensa pila que había en su mesita de noche, le tiró una cuanta a Harry, Ginny y Neville y arrancó el papel de la suya con los dientes.Todavía había unos cuantos moratones oscuros donde habían estado los tentáculos de los cerebros que le habían envuelto. Según Madam Pomfrey, los pensamientos podían dejar cicatrices más profundas que casi todo lo demás, aunque desde que había empezado a aplicar abundantes cantidades del ungüento para olvidar del doctor Ubbly parecía haberse dado una mejora.- Sí, están muy halagadores contigo ahora, Harry – dijo Hermione mirando el artículo de arriba abajo – “La única voz de la verdad”… “tomado como desequilibrado, aunque nunca se ha dudado de su historia”… “Obligado a soportar las risas y burlas…”… Hmmm – dijo, frunciendo el ceño – Parece que no mencionan el hecho de que eran ellos mismos los que estaban propagando la ridiculez de su historia en El Profeta…Hizo una mueca de dolor y se llevó la mano a las costillas. La maldición que Dolohov le había echado, aunque menos efectiva de lo que podría haberlo sido si hubiera podida decirla en voz alta, había causado, según Madam Pomfrey “demasiado daño para continuar”. Hermione tenía que tomar diez tipos diferentes de pociones cada día y aunque estaba mejorando rápidamente, estaba aburrida de tener que estar en la enfermería. – “El último intento de Quienes-Ustedes-Saben para tomar el poder” páginas de dos a cuatros, “Lo que el Ministerio debía habernos dicho” página cinco, “Porqué nadie escuchó a Albus Dumbledore” páginas seis a ocho, “Entrevista exclusiva con Harry Potter” página nueve… Bien, - dijo Hermione doblando el periódico y dejándolo a un lado – parece que definitivamente les ha dado mucho para escribir. Y esa entrevista es la que publicó El Sofista hace meses…- Mi padre se la vendió – Dijo Luna pasando una página de El Sofista – Consiguió un precio muy bueno por ella, así que vamos a hacer una expedición a Suecia este verano para ver si podemos cazar un Snorkack de cuernos arrugados.Hermione pareció mantener una lucha interna durante un momento y tras ello dijo- Suena fantástico.Ginny captó la mirada de Harry y miró a otra parte corriendo, sonriendo.- De todos modos, - Dijo Hermione sentándose un poco más recta y contrayendo el gesto de nuevo - ¿qué está pasando en el colegio?- Bueno, Flitwick se deshizo del pantano de Fred y George – dijo Ginny – lo hizo en tres segundos. Pero dejó un poco en una parte minúscula bajo la ventana.- ¿Por qué? – preguntó Hermione perpleja- Oh, dice que fue una demostración de magia muy buena – dijo Ginny riéndose- Yo creo que lo ha dejado como monumento a Fred y George – Dijo Ron con la boca llena de chocolate. – Ellos son los que me enviaron todo esto, ya sabes – le dijo a Harry señalando la montaña de ranas de chocolate junto a él – Debe de irles muy bien en la tienda, ¿verdad?Hermione pareció bastante decepcionada y preguntó: - ¿Así que todos los problemas han terminado ahora que Dumbledore ha vuelto?- Sí- dijo Neville – todo parece haber vuelto a la normalidad.- Supongo que Filch estará contento – dijo Ron apoyando una estampa de una rana de chocolate con la cara de Dumbledore sobre su jarra de agua.- ¡Qué va! – dijo Ginny – De hecho ahora se siente muy desgraciado – convirtió su voz en un murmullo – No para de decir que Umbridge ha sido la mejor cosa que le ha pasado a Hogwarts…Los seis miraron alrededor. La profesora Umbridge estaba tumbada en una cama contraria a ellos, mirando al techo. Dumbledore había ido al Bosque Prohibido para salvarla de los centauros; cómo lo había hecho, cómo había emergido de los árboles ayudando a la profesora Umbridge sin más que un rasguño, nadie lo sabía. y Umbridge no tenía ninguna intención de decirlo. Desde que había llegado al castillo no había pronunciado ni una sola palabra. Nadie sabía lo que le pasaba tampoco: su limpio pelo ratonil estaba muy revuelto y todavía había trozos de hojas y ramas en él, pero parecía ilesa.- Madam Pomfrey dice que simplemente está en estado de shock – murmuró Hermione.- Enfurruñada, más bien – dijo Ginny.- Sí, da señales de vida si haces esto – dijo Ron y con su lengua hizo un suave sonido de cascos. Umbridge se sentó tiesa en la cama, mirando alrededor salvajemente.- ¿Algo va mal, profesora Umbridge? – Preguntó Madam Pomfrey, asomando la cabeza por la puerta de su oficina.- No…..no… - dijo Umbridge, volviendo a sumergirse en su almohada – Debo haber estado soñandoHermione y Ginny ahogaron su risa en las sábanas- Hablando de centauros – dijo Hermione cuando se hubo recobrado un poco - ¿Quién va a ser el nuevo profesor de adivinación?, ¿se va a quedar Firenze?- Tiene que – dijo Harry – Los otros centauros no lo admitirán en la manada, ¿verdad?- Parece que ambos van a enseñar – dijo Ginny- Apuesto que Dumbledore habría deseado librarse de ella para siempre – dijo Ron, mascando la décimo-cuarta rana – De todos modos la asignatura sigue siendo un desperdicio… Firenze no es mucho mejor.- ¿Cómo puedes decir eso? – preguntó Hermione – ¿después de que hemos averiguado que existe profecías REALES?El corazón de Harry empezó a latir violentamente. No le había dicho a Ron, a Hermione ni a nadie lo que la profecía decía. Neville les había dicho que se había destrozado mientras Harry lo arrastraba por la habitación de la muerte y Harry todavía no había corregido esta impresión.No estaba preparado todavía para ver las expresiones que pondrían al decirle que debería ser o asesino o víctima, que no había otra forma.- Es una pena que se rompiera – dijo Hermione en voz baja, sacudiendo su cabeza.- Sí – dijo Ron – Al menos Quien-Tu-Sabes nunca adivinó lo que se decía en ella… ¿adónde vas? – añadió sorprendido y decepcionado al levantarse Harry.- Er... voy a ver a Hagrid – Ya sabes, acaba de llegar y le prometí que iría a contarle como estabais vosotros dos.- Oh, vale – gruñó Ron, mirando el cielo azul tras la ventana del dormitorio – Ojalá pudiéramos ir.- ¡Dile hola de nuestra parte! – gritó Hermione mientras Harry salía – Y pregúntale que qué tal va… su amiguito.Harry levantó la mano para demostrar que la había oído y salió de la habitación.El castillo parecía demasiado silencioso, incluso para un domingo. Todo el mundo estaba fuera, disfrutando el final de los exámenes y el prospecto de los últimos días del trimestre sin el agobio de los deberes o pruebas. Harry anduvo lentamente por el pasillo desierto, mirando por las ventanas a su paso; podía ver a personas volando en sus escobas sobre la pista de Quidditch y una pareja de estudiantes nadando en el lago, con la compañía del calamar gigante.No se decidía entre si quería estar con gente o no; siempre que estaba en compañía le gustaría alejarse por su cuenta y siempre que estaba solo quería compañía.Pensó que iría realmente a ver a Hagrid, ya que no había mantenido una conversación con él desde que había vuelto.Acababa de bajar el último escalón de mármol del Gran may cuando Malfoy, Crabbe y Goyle emergieron de una puerta a la derecha, que Harry sabía que conducía a la sala común de Slytherin. Harry se detuvo y los otros hicieron lo mismo.Los únicos sonidos que se escuchaban eran los gritos y risas que se colaban en el Hall desde los terrenos a través de las grandes puertas.Malfoy miró alrededor – Harry sabía que estaba comprobando que no había profesores a la vista – entonces miró a Harry y dijo en voz baja: - Estás muerto, Potter.Harry alzó las cejas.- Es extraño – dijo – habría dejado de dar vueltas por ahí…Nunca había visto a Malfoy más enfadado de lo que estaba ahora; a la vista de su pálida y puntiaguda cara contraída por la rabia, Harry sintió una ramalada de satisfacción.- Vas a pagarla – dijo Malfoy en una voz apenas más alta que un susurro – Voy a hacerte pagar por lo que le has hecho a mi padre…- Oh… Estoy aterrorizado – Dijo Harry sarcásticamente – Supongo que Lord Voldemort ha sido sólo un calentamiento en comparación a vosotros tres… ¿cuál es el problema? – añadió al ver la expresión de Malfoy, Crabbe y Goyle al oír el nombre. – Es un compañero de tu padre, ¿no?, ¿no le tendrás miedo, verdad?- Te crees que eres un hombre Potter – dijo Malfoy avanzando hacia él, con Crabbe y Goyle respaldándole. – Tú espera. Te las verás conmigo. No puedes meter a mi padre en la cárcel…- Pensaba que ya lo había hecho – dijo Harry.- Los Dementotes han abandonado Azkabán – dijo Malfoy serenamente – Mi padre y los demás estarán fuera dentro de nada- Ya, supongo que sí – dijo Harry – Pero por lo menos todo el mundo sabrá el tipo de personas que son…La mano de Malfoy voló hacia su varita, pero Harry fue demasiado rápido para él; cogió su propia varita antes de que los dedos de Malfoy hubieran incluso tocado el bolsillo de su túnica.- ¡Potter!La voz sonó a través del Hall de entrada. Snape había emergido de la escalera que llevaba a su despacho y al verlo Harry sintió una gran acometida de odio mas allá de todo lo que podía sentir contra Malfoy… dijera lo que dijera Dumbledore nunca perdonaría a Snape… nunca…-¿Qué estás haciendo Potter? – dijo Snape más fríamente que nunca cuando llegó al lugar en el que estaban los cuatro- Estoy tratando de decidir la maldición que le echaré a Malfoy – dijo Harry fieramente.Snape lo miró fijamente.- Baja esa varita de una vez – dijo tajantemente – diez puntos menos para Gryff…Snape miró hacia los gigantes relojes de arena en las paredes y profirió una sonrisa de desprecio.- Ah. Veo que ya no hay puntos en los relojes de Gryffindor para quitar. En esa caso, Potter, simplemente tendremos que…- ¿Añadir algunos?La profesora McGonagall acababa de entrar en el castillo; llevaba una maleta escocesa en una mano y se inclinaba pesadamente en un bastón con la otra; sin embargo tenía buen aspecto.- ¡Profesora McGonagall! – dijo Snape adelantándose – Veo que ya está fuera de San Mungo- Sí profesor Snape – dijo McGonagall quitándose su capa de viaje – Estoy casi como nueva. Vosotros dos, Crabbe y Goyle. – Hizo una seña con su cabeza hacia adelante y ambos empezaron a andar arrastrando sus enormes pies torpemente. – Aquí – dijo casi tirando su maleta en el pecho de Crabbe y su capa a Goyle – llevad esto a mi oficina por mí.Se giraron y empezaron a subir por los escalones de mármol.- Bien, entonces – dijo la profesora McGonagall mirando a los relojes de arena de la pared – creo que Potter u sus amigos deberían ganar cincuenta puntos cada uno por alertar al mundo del regreso de Quien-Tú-Sabes. ¿Qué dice usted, profesor Snape?- ¿Qué? – preguntó Snape, aunque Harry sabía que había oído perfectamente – Oh....bueno… supongo que…- Así que son cincuenta cada uno para Potter, los dos Weasleys, Longbottom y la señorita Granger – dijo la profesora McGonagall y una lluvia de rubíes cayeron en el reloj de Gryffindor mientras hablaba – Ah, y supongo que también otros cincuenta para la señorita Lovegood – añadió y un número de zafiros cayeron en el reloj de Ravenclaw – Ahora, creo que quería quitarle diez a Potter, profesor Snape, así que… eso es todo.Unos pocos rubíes subieron a la parte de arriba del reloj, dejando de todos modos una respetable cantidad debajo. – Bien, Potter, Malfoy, creo que debería estar fuera en un día tan espléndido como éste. – continuó la profesora McGonagallHarry no esperó a que se lo dijeran dos veces; guardó su varita en su túnica y se dirigió a la puerta principal sin volver a mirar a Snape o Malfoy.Una ráfaga de calor le golpeaba mientras cruzaba los terrenos de Hogwarts, dirigiéndose a la cabaña de Hagrid. Los alumnos que estaban tumbados alrededor leyendo El Profeta dominical, hablando, tomando el sol y comiendo caramelos miraban hacia él a su paso. Algunos le llamaron e incluso le saludaron, para demostrar que ellos, como El Profeta reconocían que era un héroe. Harry no dijo nada a ninguno de ellos. No tenía ni idea de cuánto sabían de lo que había pasado hacía tres días, pero hasta entonces había evitado que le preguntaran y prefería que siguiera así.En un principio, cuando llamó a la puerta de la cabaña de Hagrid pensó que estaría fuera, pero entonces Fang apareció por la esquina y por poco lo tira al suelo con su entusiasmada bienvenida.Hagrid estaba recogiendo habichuelas corredoras en su jardín trasero.- Hola Harry, - dijo saludándole cuando Harry se aproximó a la valla – Entra, entra y toma un poco de zumo de diente de león. ¿Cómo estás? – preguntó Hagrid una vez se hubieron acomodado en una mesa de madera y servido el zumo congelado en unos vasos de cristal. - ¿Estás… eh…. bien?Harry sabía por la mirada de preocupación en la cara de Hagrid que se no refería a su estado físico.- Estoy bien – dijo Harry rápidamente, porque no podría soportar hablar de lo que Hagrid tenía en mente. – Así que, ¿dónde has estado?- Me he estado escondiendo en las montañas – dijo Hagrid – en una cueva, como Sirius cuando… - Hagrid paró de repente, se aclaró la garganta, miró a Harry y después tomó un largo trago de zumo. – Pero en fin, de vuelta de nuevo.- Tienes… tienes mejor aspecto – dijo Harry decidido a mantener una conversación que no tuviera nada que ver con Sirius- ¿Cómo? – levantando un inmenso brazo y pasándoselo por la cara – Ah… sí. Bueno, Grawpy se comporta mucho mejor ahora. De hecho parecía estar muy contento de verme de nuevo. Realmente es un buen chico…. He estado pensando sobre… intentar buscarle una amiga…En una ocasión normal Harry habría intentado persuadir a Hagrid a olvidarse de la idea; la perspectiva de un segundo gigante viviendo en el Bosque, posiblemente incluso más salvaje y brutal que Grawp era muy alarmante, pero Harry no se sentía con la energía suficiente de discutir sobre ello. Empezaba a desear estar solo de nuevo, y con esa idea de irse dio varios sorbos a su vaso, dejándolo medio vacío.- Todo el mundo sabe ahora que estabas diciendo la verdad, Harry – Dijo Hagrid inesperadamente. Estaba examinando atentamente a Harry – Todo está mejor ahora, ¿verdad?Harry se estremeció.- Mira – Hagrid se acercó hacia él – Conozco a Sirius desde hace bastante más tiempo que tú… él… murió en combate, y ésa es la manera de la que más habría deseado irse.- ¡Él no quería irse de ninguna manera! – gritó Harry furiosoHagrid meció su grande y peluda cabeza.- No, no creo que quisiera – dijo tranquilamente – pero de todos modos, Harry… no iba a quedarse en casa y dejar que los demás lucharan. No habría podido vivir consigo mismo si no hubiera ido a ayudar.Harry se levantó.- Tengo que ir a visitar a Ron y Hermione a la enfermería –dijo mecánicamente.-Oh – dijo Hagrid bastante triste – Vale, muy bien entonces. Harry, cuídate y pásate por aquí si necesitas algo-Vale, vale.Harry cruzó hacia la puerta tan rápido como pudo, tiró de ella y antes de que Hagrid hubiera terminado de decir adiós ya estaba fuera de nuevo, a la luz del sol, caminando por el césped. De nuevo la gente lo llamó mientras pasaba.Cerró sus ojos durante unos momentos, deseando que todos se desvanecieran, que pudiera abrir sus ojos de nuevo y encontrarse solo en los terrenos de Hogwarts…Unos días atrás, antes de que los exámenes hubieran terminado y hubiera visto la visión que Voldemort había implantado en su mente, hubiera dado casi cualquier cosa porque el mundo mágico supiera que estaba diciendo la verdad y que creyeran que Voldemort estaba de vuelta: que no estaba loco ni era un mentiroso. Sin embargo, ahora…Dio un corto paseo alrededor del lago, se sentó en un banco que estaba escondido de las miradas de la gente por unos arbustos y fijó los ojos en la superficie del agua, pensativo…Quizá, la razón por la que quería estar solo es porque se había sentido distante del resto del mundo desde su charla con Dumbledore. Una barrera invisible lo separaba del resto del mundo. Él era – y siempre lo había sido – un chico diferente y nunca antes había entendido lo que esto significaba.Y sin embargo, sentado allí, en la orilla del lago, con el horrible pesar y la muerte de Sirius tan reciente en su interior no podía sentir ni el mínimo atisbo de miedo. Estaba soleado, los terrenos de Hogwarts estaban inundados con la risa de la gente y aunque se sintiera tan distante a ellos como si perteneciera a otra raza todavía le costaba creer que su vida debía incluir o terminar en asesinato.Permaneció sentado durante largo tiempo, mirando fijamente al agua intentando no pensar en su padrino o recordar que había sido justamente en la orilla contraria donde una vez Sirius se desmayó tratando de luchar contra cientos de Dementores…El sol ya se había puesto, antes de que Harry se diera cuenta de que tenía frío. Se levantó y volvió al castillo, secando su cara con su manga mientras andaba.***Ron y Hermione salieron de la enfermería completamente curados tres días antes del final de curso. Hermione daba muestras de querer hablar de Sirius, pero Ron no paraba de hacer extraños ruidos con su boca cada vez que mencionaba su nombre. Harry no estaba seguro de si quería hablar de su padrino todavía; sus deseos variaban como su humor.Sin embargo tenía una cosa clara: por muy descontento que estuviera ahora echaría de menos Hogwarts cuando volviera al número cuatro de Privet Drive. No se sentía mejor, incluso cuando entendiera perfectamente porqué tenía que volver; de hecho nunca había temido más su vuelta.La profesora Umbridge se fue de Hogwarts el día antes de que finalizara el curso.Al parecer había dejado la enfermería a la hora de cenar. Esperaba, evidentemente, pasar desapercibida pero para su infortunio se encontró a Peeves en el camino, que se puso a la altura de lo que Fred le había pedido y la persiguió alegremente todo el camino, golpeándole alternativamente con un bastón y un calcetín lleno de tiza.Muchos alumnos corrieron al Hall de entrada para verla escapando y los jefes de casas sólo intentaron detenerlos a medias. La profesora McGonagall volvió a sentarse en su sitio de la mesa de profesores tras una débil reprimenda y claramente manifestó su decepción por no poder correr detrás de Umbridge, ya que Peeves había tomado su bastón.La última tarde de colegio llegó; la mayoría de la gente ya había terminado de hacer las maletas y se dirigía al banquete de despedida, pero Harry todavía no había empezado.- Hazlo mañana – dijo Ron que estaba esperando en la puerta del dormitorio – Venga, estoy hambriento.- No creo que tarde mucho, si quieres ve adelantándotePero cuando la puerta del dormitorio estuvo cerrada, Harry no hizo ningún esfuerzo por darse prisa al hacer las maletas. La última cosa que quería era asistir al banquete de despedida. Estaba preocupado de que Dumbledore lo nombrara en alguna parte de su discurso y estaba seguro de que mencionaría el retorno de Voldemort, como había hecho el año pasado.Harry sacó un par de túnicas arrugadas del fondo de su baúl para hacerle paso a las dobladas y al hacerlo se dio cuenta de que había un paquete envuelto de mala manera en una esquina. Se agachó, lo sacó de debajo de sus zapatillas y empezó a examinarlo.En unos segundos se dio cuenta de lo que era. Sirius se lo había dado en la puerta del número doce de Grimmauld. “Úsalo si me necesitas, ¿vale?”Harry se tiró en su cama y rompió el envoltorio. Cayó al suelo un pequeño espejo cuadrado. Parecía bastante viejo y estaba muy sucio.Harry lo sostuvo a la altura de su cara y vio a su reflejo devolviéndole la mirada.Le dio la vuelta al espejo. En el reverso había una nota escrita por SiriusEs un espejo de dos caras, yo tengo el otro de la pareja. Si necesitas hablarme, simplemente di mi nombre en él; aparecerás en mi espejo y podré hablar en el tuyo. James y yo solíamos usarlos cuando estábamos en castigos separados.El corazón de Harry empezó a latir violentamente. Recordaba haber visto a sus padres muertos en el espejo de Erised hacía cuatro años. Iba a poder hablar con Sirius de nuevo ahora mismo, lo sabía…Miró alrededor para asegurarse de que no había nadie más: el dormitorio estaba completamente vacío. Volvió a mirar al espejo, lo elevó a la altura de su cara con manos temblorosas y dijo alto y claro: - SiriusSu aliento empañó la superficie del cristal. Sostuvo el espejo incluso más cerca a él cargado de entusiasmo, pero los ojos que le parpadearon a través del vaho eran, definitivamente, los suyos.Limpió el espejo y dijo de manera que cada sílaba corriera a través de la habitación: - Sirius Black.Nada sucedió. La cara de decepción que le miraba a través del espejo seguía siendo la suya.Sirius no llevaba el espejo con él cuando atravesó el arco, dijo una pequeña voz en su cabeza. Por eso no funciona.Harry permaneció todavía quieto durante un momento, después tiró el espejo dentro del baúl, donde se rompió. Durante un espléndido minuto había estado convencido de que iba a ver a Sirius de nuevo, de que iba a volver a hablarle.La decepción empezó a quemarle en la garganta; se levantó y empezó a tirar las cosas sin doblar encima del espejo roto…Pero de repente le vino una idea… una idea mejor que la del espejo… una idea mucho más importante… ¿Cómo es que no había pensado nunca en eso?... ¿por qué no había preguntado nunca?Corrió fuera de la habitación y por las escaleras de caracol, sin darse cuenta de que iba golpeando a la pared. Pasó rápidamente la sala común y salió por el agujero del retrato, ignorando a la Señora Gorda, que le gritó: “El banquete va a comenzar, sabes, vas muy … justo”…¿Cómo podía ser que el castillo estaba siempre lleno de fantasmas cuándo No los necesitabas? y sin embargo, ahora…Bajó las escaleras pero no se encontró a nadie en los pasillos, vivo o muerto. Todo el mundo estaba en el Gran Hall. En la puerta de la clase de encantamientos se paró a pensar que debería esperar a que el banquete terminara…Pero justo cuando acababa de perder todas las esperanzas, lo vio – un cuerpo translúcido, pasando a través del final del pasillo- ¡Eh!, ¡eh!.. Nick, ¡NICK!El fantasma sacó su cabeza de la pared, revelando el extravagante y emplumado sombrero en la cabeza de Sir Nicholas de Mimsy-Porpington.- Buenas tardes – dijo sacando el resto de su cuerpo de la sólida piedra y sonriendo a Harry - Entonces, no soy el único que llega tarde, ¿no? – suspiró – aunque sea en un sentido contrario…- Nick, ¿puedo preguntarte algo?La cara de Sir Nick casi decapitado mostró una expresión peculiar al meter éste un dedo en su cuello y ponérselo recto, cosa que hizo para darse tiempo a pensar en su respuesta. Sólo desistió cuando el cuello pareció salírsele completamente…- Er… ¿ahora Harry? – preguntó - ¿no puedes esperar que termine el banquete?- No… Nick… por favor – dijo Harry – de verdad que necesito hablar contigo. ¿Podemos entrar aquí?Harry abrió la puerta de la clase más cercana y Nick casi decapitado suspiró.- Oh… muy bien – dijo, resignadamente – No puedo pretender que no lo estaba esperando.Aunque Harry estaba sosteniendo la puerta, Nick cruzó la pared para entrar en la clase.- ¿Esperando el qué? – preguntó Harry al cerrar la puerta- Que vendrías a buscarme – dijo Nick mirando por la ventana a los terrenos de Hogwarts, ahora oscuros – Sucede a veces… cuando alguien sufre… una pérdida.- Bien – dijo Harry sin querer desviarse del tema – Tenías razón, he… he venido a buscarte.Nick no dijo nada.- Estás – dijo Harry sintiéndose más torpe de lo que había pensado – Estás muerto. Pero todavía está aquí, ¿verdad?Nick suspiró y siguió mirando por la ventana.- ¿Eso es verdad, no? – Harry le apremió – Moriste pero estoy hablando contigo, puedes andar alrededor de Hogwarts y todo, ¿no?- Sí – dijo Nick casi decapitado lentamente – y puedo hablar y andar, sí.- Así que volviste, ¿verdad? – Dijo Harry – La gente puede volver, ¿no? Como fantasmas. No tiene porqué desaparecer completamente… ¿Bien? – añadió impacientemente cuando Nick siguió sin decir nada.Nick casi decapitado dudó un momento, pero después dijo: - No todo el mundo puede volver como fantasma.- ¿Qué quieres decir? – dijo Harry rápidamente- Sólo… sólo magos- Oh – dijo Harry y casi empieza a reírse del alivio – Bueno, no importa. La persona por la que estoy preguntando es un mago. Así que puede volver, ¿no?Nick dejó de mirar por la ventana para mirar a Harry.- No volverá- ¿Quién?- Sirius Black- ¡Pero tú lo hiciste! – dijo Harry enfadado – Volviste. Estás muerto pero no desapareciste- Los magos pueden dejar una huella de sí mismos en la tierra, para andar como fantasmas donde su yo real una vez vivió – dijo Nick tristemente – pero sólo algunos eligen ese camino- ¿Por qué no? – dijo Harry - De todos modos… no importa que el modo sea un poco “inusual”… él volverá, sé que lo hará.Y lo creía tan ciegamente que volvió su cabeza hacia la puerta, seguro de que iba a ver a Sirius color blanco perla y transparente, pero andando hacia él.- No volverá – repitió Nick – Él habrá... seguido adelante.- ¿Qué quieres decir con eso? – dijo Harry rápidamente - ¿Seguir hacia dónde?... escucha, ¿qué pasa cuando mueres?, ¿adónde vas?, ¿Por qué no vuelve todo el mundo? ¿por qué no hay fantasmas por todas partes? ¿por qué…- No puedo responderte. Dijo Nick- ¡Pero tú estás muerto! – dijo Harry desesperadamente - ¿quién podría responder mejor que tú?- Yo tenía miedo de morir – dijo Nick suavemente – Elegí quedarme atrás. A veces me pregunto si debería haber… bueno, esto es ni aquí ni allí; de hecho no estoy ni aquí ni allí… - Exclamó una risa ahogada – NO sé nada de los secretos de la muerte, Harry, porque elegí esta débil imitación de la vida en su lugar. Creo que algunos magos estudian esto en el departamento de misterios- No quiero hablar de ese lugar – dijo Harry- Siento no haber sido de ayuda – dijo Nick amablemente – Bueno, ahora, si me perdonas… el banquete, ya sabes…Y dejó la habitación, dejó a Harry allí, solo, con la mirada en blanco fija en la pared por la que Nick había desaparecido.Harry se sintió como si acabara de perder a su padrino otra vez por haber tenido la esperanza de volver a hablarle o verlo una vez más. Empezó a andar de nuevo por el castillo vacío lentamente, preguntándose si volvería a sentirse contento alguna vez.Acababa de girar la esquina del pasillo de la Señora Gorda cuando vio a alguien dejando una nota en un tablón de la pared. Con una segunda mirada se dio cuenta de que era Luna. No había ningún sitio para esconderse por allí cerca, y Luna debía haber oído sus pisadas aunque, de todos modos, Harry no se sentía con fuerzas incluso de evitar el encuentro.- Hola – dijo Luna vagamente mirando alrededor mientras bajaba de poner la noticia- ¿Cómo es que no estás en el banquete? – Preguntó Harry- Bueno, he perdido la mayoría de mis cosas – dijo Luna serenamente. – La gente las coge y las esconde, sabes. Pero es la última noche y las necesito de vuelta, así que he estado poniendo anuncios. – Señaló el tablón donde probablemente habría puesto una lista de la ropa y libros que le faltaban, agradeciendo su regreso.Un extraño sentimiento empezó a crecer dentro de Harry; era una emoción muy diferente a la ira y la pena que le habían inundado desde la muerte de Sirius. En unos momentos se dio cuenta de que Luna le daba pena.- ¿Cómo es que la gente te esconde las cosas? – preguntó- Bueno, supongo que piensan que soy un poco… extraña, ya sabes. Algunos me llaman Lunática Lovegood de hecho.Harry la miró y el sentimiento de pena creció.- Eso no es ningún motivo para quitarte las cosas – dijo - ¿quieres que te ayude a encontrarlas?- Oh, no – dijo, sonriéndole – Volverán, siempre lo hacen al final. Simplemente es que quería empacar hoy. De todos modos, ¿por qué no estás tú en la fiesta?Harry se encogió de hombros – No tenía ganas.- No – dijo Luna observándole con esos extraños y protuberantes ojos – No creo que tengas. El hombre al que los Mortífagos mataron era tu padrino, ¿verdad?. Ginny me lo dijo.Harry asintió tajantemente, pero se dio cuenta de que, por alguna extraña razón no le importaba que Luna hablara sobre Sirius. Acababa de recordar que ella, al igual que él, también podía ver Thestrals.- ¿Has… - empezó – quiero decir, ¿has visto morir a alguien que conocieras?- Sí – dijo Luna – a mi madre. Era una bruja extraordinaria, pero le gustaban los experimentos y uno de sus hechizos fue muy mal un día… tenía nueve años.- Lo siento – murmuró Harry.- Sí… fue horrible – dijo Luna – Aún a veces me siento muy triste. Pero todavía tengo a papá. Y de todos modos, tampoco es como si no fuera a volver a ver a mi madre nunca más…- ¿Ah, no? – dijo Harry dudando-Oh, vamos. Tú los has oído, detrás del velo, ¿verdad?- Quieres decir…- En aquella habitación con el arco. Sencillamente estaban fuera de vista, eso es todo. Pero los escuchaste.Se miraron. Luna estaba sonriendo ligeramente. Harry no sabía que decir o pensar; Luna creía tantas cosas extraordinarias… sin embargo estaba seguro de que había oído voces detrás del velo también.- ¿Estás segura de que no quieres que te ayuda a buscar tus cosas? – dijo- No, no – dijo Luna – creo que bajaré y tomaré algo de pudding para esperar a que mis cosas vuelvan… siempre lo hacen al final… bien, ten unas buenas vacaciones, Harry.- Sí, sí… lo mismo digo.Luna empezó a alejarse, y mientras Harry la observaba se dio cuenta de que el terrible peso en su estómago se había hecho menor.***El regreso a casa en el Hogwarts Express al día siguiente estuvo cargado de eventos. En primer lugar, Malfoy, Crabbe y Goyle, que habían estado esperando durante toda la semana un momento para atacar sin la presencia de algún profesor intentaron detener a Harry cuando éste volvía del servicio. El ataque podía haber tenido éxito si no llega a ser por el hecho de que intentaron hacerlo delante de un compartimento lleno de miembros de la AD, quienes viendo lo que estaba pasando por el cristal de la puerta se levantaron y fueron en ayuda de Harry.Para cuando Ernie Macmillan, Hannah Abbott, Susan Bones, Justin Finch-Fletchley, Anthony Goldstein y Ferry Boot hubieron terminado de lanzar una amplia variedad de los hechizos y maldiciones que Harry les había enseñado, Malfoy, Crabbe y Goyle no parecían otra cosa que unos lingotes exprimidos con el uniforme de Hogwarts y Harry, Ernie y Justin los levantaron a donde estaban los equipajes y los dejaron allí .- Tengo que reconocer que estoy deseando ver la cara de la madre de Malfoy cuando se baje del tren – dijo Ernie con satisfacción mientras veía a Malfoy retorcerse encima suya. Ernie nunca olvidaría el descaro de Malfoy al quitarle puntos a Hufflepuff durante el breve tiempo que estuvo como miembro de la escuadrilla inquisitorial.- La madre de Goyle estará bastante contenta – dijo Ron que había venido a revisar la fuente del jaleo – Ahora tiene mucho mejor aspecto… de todos modos, Harry, el carrito de la comida acaba de parar… si quieres algo…Harry agradeció a los otros la ayuda y volvió con Ron a su compartimento, donde compró una montaña de pasteles de caldero y pastas de calabaza. Hermione leía El Profeta diario de nuevo, Ginny estaba haciendo un test en El Sofista y Neville estaba moviendo su Mimbulus mimbletonia, que había crecido mucho durante el año y ahora hacía unos extraños ruiditos cuando alguien la tocaba.Harry y Ron pasaron la mayor parte del viaje jugando al ajedrez mágico mientras Hermione leía en alto fragmentos de El Profeta. Ahora estaba repleto de artículos sobre como ahuyentar a los Dementores, de los intentos del ministerio por atrapar a los Mortífagos y letras de personas histéricas jurando haber visto a Lord Voldemort pasar por delante de sus casas esa misma mañana.- En realidad todavía no ha empezado – suspiró Hermione doblando el periódico de nuevo – pero ya no le quedará mucho…- Ey, Harry – dijo Ron suavemente señalando con la cabeza la ventana de cristal que daba al pasillo del tren.Harry miró hacia donde su amigo le indicaba y vio a Chon pasando, acompañada por su amiga Marieta Edgecombe, que llevaba un pasamontañas en el cuello. Sus ojos y los de Chon coincidieron por un segundo. Chon se puso colorada, pero siguió andando. Harry volvió a mirar al tablero de ajedrez justo a tiempo para ver uno de sus peone perseguido por el caballo de Ron.- ¿Qué – erh – qué pasa con ella y contigo ahora? – preguntó Ron- Nada – dijo Harry- He escuchado – erh – que ahora está saliendo con otra persona – dijo Hermione tentadoramente.Harry se sorprendió de que esa información no le dolía nada. Querer impresionar a Chon pertenecía a un pasado que ya no estaba conectado con él; de hecho sentía lo mismo por casi todo lo que había querido antes de la muerte de Sirius.La semana que había pasado desde la última vez que había visto a Sirius parecía haber durado muchísimo y se había dividido en dos universos: uno con Sirius y el otro sin él.- Mejor que estés fuera del asunto – dijo Ron forzadamente – Bueno, es verdad que es muy guapa y todo eso, pero creo que deberías buscar a alguien más alegre.- Supongo que con otra persona será lo suficientemente alegre – dijo Harry encogiéndose de hombros.- ¿Con quién está ahora, de todos modos? – preguntó Ron a Hermione, pero fue Ginny quien respondió- Con Michael Corner – dijo- Michael… pero – dijo Ron volviéndose de espaldas para mirarla fijamente - ¡pero tú estabas saliendo con él!- Ya no – dijo Ginny resueltamente – No le gustó que Gryffindor venciera a Ravenclaw en el partido de Quidditch y se volvió un verdadero pelmazo, así que decidí cortar con él… y él corrió a Chon a buscar consuelo. – Se frotó la nariz con el final de su pluma, puso El Sofista bocabajo y empezó a corregir los resultados. Ron parecía encantado.- Bien, siempre pensé que era un idiota – dijo moviendo su reina contra la torre de Harry – Mejor para ti. Simplemente, la próxima vez elige a alguien… mejor.Lanzó una mirada furtiva a Harry al decir estas palabras.- Bien, he elegido a Dean Thomas, ¿te parece mejor? – preguntó Ginny¿QUÉ? – gritó Ron volcando el tablero de ajedrez; Crookshanks fue corriendo detrás de las piezas y Hedwig y Pigwidgeon empezaron a ulular y a moverse enfadadas por encima de sus cabezas.Cuando se aproximaron a la estación de King Cross y el tren empezó a aminorar su marcha, Harry pensó que nunca había deseado dejarlo menos. Incluso empezó a preguntarse qué pasaría si simplemente se negara a bajar de él y se quedara hasta el primero de Septiembre, para que lo llevara de nuevo a Hogwarts. Sin embargo, cuando finalmente se hubo detenido cogió la jaula de Hedwig y su baúl para bajarse como siempre.Sin embargo, cuando el inspector del tren les señaló a Harry, Ron y Hermione que era seguro pasar entre las plataformas nueve y diez encontró una sorpresa esperando en el otro lado; un grupo de personas estaban esperándole para recibirlo cuando no esperaba a nadie.Estaba Ojoloco Moody bastante siniestro con un sombrero de hongo que parecía haberse puesto para tapar su ojo mágico (aunque casi no servía de ayuda). Sus manos agarraban algo largo y su cuerpo estaba envuelto en una voluminosa capa de viaje. Tonks estaba justo a su lado, con su pelo rosa chicle brillando a la luz del sol que se filtraba por el sucio cristal del techo de la estación. Llevaba unos vaqueros llenos de remiendos y una camiseta de un morado brillante con el lema de Las Hermanas Extrañas en ella. Junto a Tonks estaba Lupin con su cara pálida, su pelo grisáceo y un largo abrigo que cubría unos pantalones y un jersey en estado lamentable.Al frente del grupo estaban el señor y la señora Weasley, vestidos en sus mejores ropas muggles, y Fred y George quienes llevaban unas chaquetas de marca, nuevas de un material espeluznante y escamoso de color verde.- ¡Ron, Ginny! – gritó la señora Weasley, corriendo a darle un caluroso abrazo a sus hijos. – Oh, y Harry, cariño… ¿cómo estás?- Bien – mintió Harry mientras era abrazado fuertemente. Por encima de su hombro pudo ver a Ron riéndose de las ropas nuevas de sus hermanos.- ¿Qué se supone que son? – preguntó señalando las chaquetas- La piel de dragón más fina que existe, pequeño hermano – dijo Fred subiéndose un poco la cremallera- El negocio va viento en popa y pensamos que nos haríamos un regalo- Hola Harry – dijo Lupin cuando la señora Weasley dejó a Harry y se fue a saludar a Hermione.- Hola – dijo Harry – No esperaba que… ¿qué estáis haciendo todos aquí?- Bueno – dijo Lupin con una pequeña sonrisa – Pensamos que podíamos tener una pequeña charla con tu tía y tu tío antes de que te llevaran a casa.- No sé si es una buena idea – dijo Harry rápidamente- Oh, ya lo creo que sí – dijo Moody que se había acercado cojeando – Son esos, ¿no, Potter?-Señaló con su pulgar por encima de su hombro; evidentemente su ojo mágico estaba girando y observando a través de su cabeza y de su extraño sombrero. Harry se inclinó unos centímetros para mirar donde Moody estaba señalando y allí, sin ninguna duda, estaban los tres Dursleys, que no parecían nada contentos con el comité de bienvenida de Harry.- ¡Ah, Harry! – dijo el señor Weasley, volviéndose de hablar con los padres de Hermione a los que acababa de saludar entusiasmadamente y que ahora se turnaban para abrazar a su hija – Bien, ¿lo hacemos ya?- Sí, creo que sí Arthur – dijo MoodyÉl y el señor Weasley encabezaron el grupo y, cruzando la estación, se dirigieron hacia los Dursleys, que parecían estar enraizados en el suelo. Hermione se deshizo amablemente de su madre para unirse al grupo.- Buena tardes – dijo el señor Weasley alegremente a tío Vernon al acercarse a él.- Puede que me recuerde, soy Arthur Weasley.Harry se habría sorprendido mucho si tío Vernon se hubiera olvidado del señor Weasley, ya que él solo se las había apañado para destruir casi por completo el salón de los Dursleys hacía dos años. Tío Vernon empezó a ponerse de un color morado oscuro y miró fijamente al señor Weasley, pero prefirió no decir nada, en parte porque el grupo los superaba en número dos a uno. Tía Petunia parecía estar asustada y avergonzada; no paraba de mirar alrededor, como si le aterrorizara que alguien que conociera la viera en tal compañía. Mientras tanto, Dudley se esforzaba por parecer pequeño e insignificante, hazaña en la que estaba fallando considerablemente. - Nosotros querríamos tener unas palabras con ustedes sobre Harry – dijo el señor Weasley, todavía sonriendo- Sí – gruñó Moody – Sobre como lo tratan en su casaEl bigote de tío Vernon pareció moverse por la indignación. Posiblemente porque el sombrero de hongo le daba la equivocada impresión de que estaba tratando con un borracho se dirigió a Moody- No estoy informado de que lo que ocurra en mi casa de su incumbencia.- Dursley, con lo que usted no está informado podríamos rellenar unos cuantos libros. – gruñó Moody.- Es no importa – dijo Tonks, cuyo pelo rosa parecía ofender a tía Petunia más que todo el resto junto, ya que cerró sus ojos en vez de mirarla – Lo que importa es que si averiguamos que han sido horribles con Harry- Y no duden de que nos enteraremos si eso ocurre – dijo Lupin alegremente- Sí – dijo el señor Weasley – incluso si ustedes no dejan que Harry utilice el felífono…- Teléfono – susurró Hermione- Sí, si tenemos alguna señal de que Potter está siendo maltratado en algún sentido, nosotros responderemos por él – dijo Moody.Tío Vernon pareció hincharse. Su rabia parecía sobrepasar su miedo hacia ese grupo de “extraños”- ¿Me está amenazando, señor? – dijo tan alto que los que pasaban por allí se volvieron a mirar- Sí que lo estoy haciendo – dijo Ojoloco, que parecía complacido que de tío Vernon lo hubiera entendido tan rápidamente.- ¿Y parezco yo ser un hombre fácil de intimidar? – gritó tío Vernon.- Bueeno… - dijo Moody retirándose su bombín de la cara hasta que el ojo mágico quedó al descubierto. Tío Vernon dio un paso atrás horrorizado y se chocó contra un carrito de equipaje. – Sí, debo decir que sí lo parece Dursley. – Dio la espalda a tío Vernon para dirigirse a Harry – Bueno Potter, avísanos si nos necesitas. Y si no oímos de ti en más de tres día consecutivos te enviaremos a alguien para que eche un vistazo…Tía Petunia dio un gemido. No podía ser más evidente que acababa de pensar lo que los vecinos pensarían si vieran a alguna de esas personas en su jardín.- Adiós entonces, Potter – dijo Moody, apoyando su mano callosa en el hombro de Harry por un momento- Cuídate – dijo Lupin tranquilamente – Nos mantendremos en contacto.- Harry, te sacaremos de allí tan pronto como podamos – susurró la señora Weasley abrazándole de nuevo- Nos vemos pronto – dijo Ron ansiosamente, estrechando la mano de Harry- Muy pronto – dijo Hermione seriamente – Te lo prometemosHarry asintió. De alguna manera no podía encontrar palabras para decirles lo que significaba para él que estuvieran apoyándole, a su lado. En vez de eso sonrió, levantó una mano en despedida, se giró y se dirigió fuera de la estación hacia la calle iluminada por los rayos del sol, con tío Vernon, tía Petunia y Dudley apresurándose en su camino.


FIN

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