miércoles, enero 18, 2006

Capitulo 29











Capitulo 29
Orientación vocacional



-¿Pero por qué no has continuado con las lecciones de Oclumencia?- preguntó Hermione, frunciendo el ceño.

- Ya te lo he dicho- murmuró Harry-. Snape considera que puedo continuar por mí mismo ahora que ya tengo las bases.

- ¿Así que dejaste de tener sueños extraños?- insistió Hermione escépticamente.

- Más o menos - contestó Harry, sin mirarla.

- Pues bien, pienso que Snape no debería detenerse hasta que esté absolutamente seguro que los puedes controlar- opinó Hermione con indignación-. Harry, creo que deberías volver y preguntarle.....

No- replicó Harry enérgicamente-. Sólo déjalo así , Hermione. ¿Está bien?.

Era el primer día de las vacaciones de Semana Santa y Hermione, como era su costumbre, había gastado gran parte del día preparando los horarios de repaso de los tres. Harry y Ron habían dejado que los hiciese; era más fácil que discutir con ella y, en todo caso, podrían serles de ayuda.

Ron se había alarmado al descubrir que quedaban sólo seis semanas para que comenzaran los exámenes.

-¿Cómo puede tomarte de sorpresa?- demandó Hermione, mientras golpeaba ligeramente con su varita cada pequeño cuadrado del horario de Ron, de forma que brillara con un color diferente de acuerdo a la materia.

- No lo sé- se excusó Ron-. Han sucedido un montón de cosas.

- Bueno, aquí tienes- Hermione le entregó su horario-. A ver si prestas atención a lo que debes hacer.

Ron miro el horario con algo de pesimismo, pero entonces se le iluminó la cara.

-¡Me has dado una tarde libre a la semana!

- Es para la práctica de Quidditch- puntualizó Hermione.

La sonrisa se desvaneció de la cara de Ron.

- ¿Para qué?-preguntó sin ánimo-.Tenemos tanta posibilidad de ganar la Copa de Quidditch este año como de que mi padre se convierta en Ministro de Magia.

Hermione no contestó; estaba mirando a Harry, que contemplaba inexpresivamente la pared opuesta de la sala común mientras Crookshanks le daba ligeros zarpazos, intentando que le rascara sus orejas.

- ¿Qué te pasa, Harry?

- ¿Qué?- contestó él rápidamente-. Nada.

Tomó su copia de Teoría Defensiva Mágica y fingió estar buscando algo en el índice. Crookshanks lo dejó como caso perdido y se escabulló bajo la silla de Hermione.

- Vi a Cho más temprano- comentó Hermione tentativamente-. Se veía realmente desgraciada ... ¿discutieron de nuevo?.

-¿Qué? ... oh, si- balbuceó Harry, aprovechando agradecido la excusa.

-¿Sobre qué?.

-Por esa soplona amiga suya, Marieta- explicó Harry.

- Si, bien !No te culpo!- explotó Ron airadamente, deteniendo la revisión de su horario-. Si no hubiese sido por ella ...

Ron vociferó un discurso contra Marieta Edgecombe que Harry encontró muy útil; todo lo que tenía que hacer era parecer enfadado, asentir y decir “sí” y “eso es correcto” cuando Ron tomaba aliento, dejando su mente libre para pensar insistentemente, sintiéndose cada vez más miserablemente, en lo que había visto en el Pensadero

Sentía que los recuerdos lo estaban devorando por dentro. Había estado seguro que sus padres habían sido personas maravillosas y nunca había tenido la más ligera dificultad para desconfiar de las calumnias que Snape lanzaba sobre el carácter de su padre. ¿Acaso no había personas como Hagrid y Sirius que le contaban cuan maravilloso había sido? “Si, bien, mira lo que parecía Sirius”, dijo una fastidiosa voz dentro de su cabeza .... “se veía perverso, ¿no es así?. Sí, había escuchado una vez a la Profesora McGonagall decir que su padre y Sirius habían sido los perturbadores de la escuela, pero los describió como los predecesores de los gemelos Weasley, y Harry no podía imaginar a Fred y George colocando patas arriba a alguien por puro gusto ... No, a menos que realmente lo odiaran ... Tal vez a Malfoy o alguien que en verdad se lo mereciera.

Harry había intentado pensar que Snape se merecía haber sufrido la humillación a manos de James; pero no había preguntado Lily, ‘¿ que es lo que te ha echo?’. Y no había respondido James, ‘el solo hecho de existir, si sabes lo que quiero decir’. ¿Acaso James no había empezado todo simplemente por que Sirius estaba aburrido?. Harry recordaba a Lupin contando en Grimmauld Place que Dumbledore lo hizo prefecto con la esperanza de que ejerciera cierto control sobre James y Sirius... pero en el Pensadero se había quedado sentado dejando que todo sucediera...

Harry se recordó a si mismo que Lily había intervenido; su madre había sido decente. Sin embargo, el recuerdo de la expresión en su rostro cuando le gritó a James le perturbaba mas que cualquier otra cosa; claramente le aborrecía, y Harry simplemente no podía comprender cómo habían terminado casados. Una o dos veces incluso se preguntó si James no la habría obligado a ello...

Durante casi cinco años la imagen de su padre había sido una fuente de consuelo, de inspiración. Siempre que alguien le decía que se parecía a James, resplandecía con orgullo interior. Y ahora... ahora se sentía distante y miserable al pensar en él.

El clima se hizo mas ventoso, brillante y cálido a medida que los días de Semana Santa pasaban, pero Harry, como el resto de los de quinto y séptimo año, estaban atrapados adentro, repasando, andando de un lado a otro de la biblioteca. Harry pretendía que la causa de su mal humor no era otra que la proximidad de los exámenes, y como sus compañeros de Griffindors estaban enfermos de estudiar, su excusa fue incuestionable.

- Harry, te estoy hablando, ¿puedes escucharme?

- ¿Huh?

Miro alrededor. Ginny Weasley, luciendo muy despeinada por el viento, se había acercado a la mesa de la biblioteca donde estaba sentado solo. Estaba muy avanzada la tarde del domingo: Hermione había regresado a la torre de Gryffindor a repasar Runas Antiguas, y Ron estaba entrenando Quidditch.

- Oh, hola- saludó Harry, acercando sus libros-. ¿No deberías estar en el entrenamiento?

-Terminó - explicó Ginny-. Ron tuvo que llevar a Jack Sloper hasta la enfermería.

-¿ Por qué?

-Bien, no estamos seguros, pero pensamos que se golpeó con su propio bate- suspiró ruidosamente-. En todo caso ... llegó un paquete, sólo que hasta ahora terminó de pasar el nuevo proceso de censura de Umbridge.

Colocó una caja envuelta en papel marrón sobre la mesa; había sido claramente abierto y descuidadamente re-envuelto. Una nota garabateada en tinta roja que lo cruzaba decía: “Inspeccionado y aprobado por la Gran Inquisidora de Hogwarts”

- Son los huevos de Pascua de mamá- explicó Ginny-. Hay uno para ti... Aquí tienes.

Le pasó un pequeño huevo de chocolate decorado con pequeñas snitches escarchadas que, según el empaque, contenía una bolsa de Fizzing Whizzbees . Harry lo miro por un momento; entonces, con horror, sintió un bulto subir a su garganta.

- Harry, ¿te encuentras bien?-. pregunto Ginny suavemente.

- Sí, estoy bien- gruñó ásperamente. El bulto en su garganta era doloroso. No podía comprender por qué un huevo de Pascua lo había hecho sentir así.

- Te ves realmente decaído últimamente- insistió Ginny-. Sabes, estoy segura que si hablas con Cho ...

-No es con Cho con quien quiero hablar- replicó bruscamente.

- ¿Con quien, entonces?- pregunto Ginny, observándolo fijamente.

- Yo...

Miro alrededor para estar seguro que nadie lo pudiera escuchar. Madam Pince estaba a algunos estantes de allí, sellando varios libros para una Hanna Abbott que lucía desesperada

- Deseo hablar con Sirius- murmuró-. Pero sé que no puedo.

Ginny continuó mirándolo pensativamente. Por hacer algo, más que porque realmente quisiera, Harry abrió el envoltorio de su huevo de Pascua, saco un gran pedazo y se lo llevo a la boca.

- Bien- dijo Ginny lentamente, tomando un pedazo también-, si realmente quieres hablar con Sirius, supongo que debemos pensar en una manera de hacerlo.

- Oh, vamos- declaró Harry apático-. ¿Con Umbridge vigilando las chimeneas y leyendo nuestro correo?

-Esa cosa que están desarrollando Fred y George- señaló pensativamente-, puede que se pueda pensar en algo si eres lo suficientemente valiente.

Harry la miro. Tal vez era el efecto del chocolate, Lupin siempre le había aconsejado comerlo después de algún encuentro con Dementores, o simplemente porque finalmente había expresado en voz alta los deseos que lo habían estado consumiendo durante una semana, pero se sentía algo más esperanzado.

- ¿QUE PIENSAN QUE ESTAN HACIENDO?

- Maldición- susurró Ginny, poniéndose de pie de un salto-. Lo olvide…

Madam Pince se abalanzaba sobre ellos, su arrugado rostro deformado por la rabia.

- ¡Chocolate en la biblioteca!- gritó-. Fuera, fuera, ¡¡¡¡FUERAAA!!!-. Y sacando su varita, hizo que los libros de Harry, la mochila y la botella de tinta los persiguieran fuera de la biblioteca, golpeándoles repetidamente en la cabeza mientras corrían.


*

Como para resaltar la importancia de los próximos exámenes, un montón de folletos y anuncios concernientes a las diferentes carreras mágicas aparecieron en las mesas de la Torre de Gryffindor poco antes del final de las vacaciones, conjuntamente con otro mensaje en el tablón de anuncios, que decía:

ORIENTACION VOCACIONAL

”Todos los alumnos de quinto año son requeridos para asistir a una entrevista con sus respectivos jefes de casa durante la primera semana de verano para discutir sobre sus futuras carreras. Los horarios individuales se enumeran abajo.”

Harry miro la lista y encontró que estaba citado a la oficina de la Profesora McGonagall a las dos y media del lunes, lo que significaba que tendría que faltar a la mayor parte de la clase de Adivinación. Como el resto de los estudiantes de quinto año, se había pasado una considerable parte del último fin de semana de Pascua , leyendo toda la información que les habían dejado sobre las posibles carreras a elegir.

- Bien, no me imagino de Sanador- comentó Ron la última tarde de sus vacaciones. Estaba sumergido en un folleto que llevaba el emblema San Mungo en la portada, un hueso y una varita entrecruzados-. Dice aquí que se necesita al menos el nivel "E" en los TIMOs de Pociones, Herbología, Transformaciones, Encantamientos y Defensa Contra las Artes Oscuras. Quiero decir...Caray.... no quieren nada, ¿verdad?.

- Bueno, es un trabajo de mucha responsabilidad, ¿no es así?- apuntó Hermione con tono ausente.

Ella estaba absorta en un folleto de brillantes colores rosas y naranjas, en donde el encabezado rezaba

‘¿PIENSAS QUE TE GUSTARIA TRABAJAR EN RELACIONES CON LOS MUGGLES?’

‘No necesitas muchas calificaciones para interactuar con los Muggles; solo tener un TIMOs en estudio Muggles: ¡Es mucho más importante tú entusiasmo, paciencia y buen sentido del humor!.

- Necesitas más que sentido del humor para interactuar con mi tío - comentó Harry sombriamente-. Un buen sentido para esquivar es mas importante-. Él iba por la mitad del folleto del Banco de Magos- Escuchen esto: “¿Buscas una carrera desafiante que involucre viajes, aventura y peligro, que impliquen bonificaciones substanciales?. Entonces considera trabajar en el Banco de Magos de Gringotts, quienes están reclutando constantemente a Rompedores de Maleficios con excelentes oportunidades en el extranjero… Eso sí, se requiere Aritmancia” ¡Tú lo puedes hacer, Hermione!.

- No me imagino en un banco, -expresó Hermione vagamente, ahora inmersa en: TODO LO QUE PUEDES CONSEGUIR SI ELIGES ENTRENAMIENTO EN SEGURIDAD DE TROLL


- Hey- murmuró una voz en el oído de Harry. Miro alrededor; Fred y George se habían acercado-. Ginny nos dijo algo acerca de ti- declaró Fred, subiendo sus piernas arriba de la mesa que estaba al frente de ellos y provocando que varios folletos del Ministerio de Magia se deslizaran al piso-. ¿Dice que necesitas hablar con Sirius?

- ¿ Qué?- preguntó Hermione agudamente, con las manos congeladas a mitad de camino a alcanzar FABRICA UNA EXPLOCIÓN EN EL DEPARTAMENTO DE ACCIDENTES Y CATRASTOFES MAGICAS -

- Sí ... -confirmó Harry, tratando de sonar casual-. Sí, pensé que me gustaría....

- No seas tan irracional- le advirtió Hermione, enderezándose y mirándolo como si no lo pudiera creer-. ¿Con Umbridge rastreando las chimeneas y registrando todas las lechuzas?.

- Bien, creemos que podemos encontrar una forma- intervino George, estirándose y sonriendo- Una manera simple de causar distracción. Ahora, ¿habrán notado que no hemos provocado alboroto durante las vacaciones de Pascua?

-¿Para qué, nos preguntamos, hacer disturbios en vacaciones? - señaló Fred-. De ningún modo, nos respondimos, y por supuesto, habríamos tenido que arruinar el repaso de las personas, y era la última cosa que queríamos hacer.

Hizo una pequeña inclinación de cabeza muy santurrona ante Hermione, quien parecía haber sido tomada por sorpresa.

-Pero mañana regresamos a la rutina habitual- continuó Fred rápidamente-. Y si causamos un alboroto, ¿por qué no hacerlo de tal manera que le permita a Harry poder hablar con Sirius?

- Si, pero aún así – Hermione tenía el aire de tratar de explicar algo muy simple a alguien muy obtuso-, aunque causen un tumulto, ¿como se supone que Harry va a hablar con él?

- La oficina de Umbridge- expresó Harry tranquilamente.

Lo había estado pensando durante dos semanas y no había encontrado otro alternativa. La propia Umbridge le había dicho que la única chimenea que no estaba vigilaba era la suya.

- ¿Estás ... loco?- preguntó Hermione con voz serena.

Ron había bajado su folleto sobre trabajos en el Cultivo de Hongos Comerciales y estaba observando la conversación cautelosamente.

-No lo creo- replicó Harry, encogiéndose de hombros.

-¿Y cómo se supone que vas a entrar allí en primer lugar?

Harry estaba listo para esa pregunta.

- La navaja de Sirius.

- ¿Perdón?

- La última Navidad Sirius me regaló una navaja que abre cualquier cerradura - explicó Harry-. Aunque haya encantado su puerta para que no funcione el hechizo de Alohomara , apuesto que con esto puedo ...

- ¿Qué piensas de esto? – exigió Hermione a Ron, y a Harry le recordó irresistiblemente a la Señora Weasley pidiendo ayuda a su esposo durante su primera cena en Grimmauld Place.

-No sé - contestó Ron, que parecía alarmado porque le habían pedido su opinión-. Si Harry lo quiere hacer, es su decisión, ¿no es así?.

- Hablas como un verdadero amigo y un Weasley- lo felicitó Fred, pegándole fuerte en la espalda-. Bien, entonces. Estábamos pensando hacerlo mañana, justo después de las clases, porque provocaría el máximo impacto si todo el mundo está por los pasillos... Harry, lo haremos en algún lugar alejado del ala Este, para mantenerla lejos de su oficina... calculo que deberíamos ser capaces de garantizarte..... ¿cuánto?.... ¿veinte minutos?- preguntó, mirando a George.

- Fácilmente, - afirmó el aludido.

- ¿Qué clase de distracción será? -preguntó Ron.

- Ya lo veras, pequeño hermano- murmuró Fred, cuando él y George se levantaban de nuevo-. Al menos si te paseas por el corredor de Gregorio el zalamero mañana alrededor de las cinco.

*

Harry despertó muy temprano al día siguiente, sintiéndose casi tan ansioso como la mañana de la audiencia disciplinaria en el Ministerio de Magia. No era sólo la perspectiva de abrir la oficina de Umbridge y usar su chimenea para hablar con Sirius lo que hacía que se sintiera nervioso, aunque ciertamente eso era bastante malo; sino que hoy, por casualidad, iba a ser la primera vez que se encontraría en un espacio cerrado muy cerca de Snape desde que lo había echado de su oficina.

Después de quedarse en la cama por algún tiempo considerando el día que tenía por delante, se levantó muy lentamente, fue hasta ventana que estaba al lado de la cama de Neville, y miró hacia fuera, a una mañana verdaderamente gloriosa. El cielo estaba muy claro, nebuloso, de un azul opalescente. Directamente delante de él, podía ver hacia la gran Haya donde su padre había atormentado a Snape. No estaba seguro de que su padrino le pudiera decir algo que compensara lo que había visto en el Pensadero, pero estaba desesperado por escuchar al propio Sirius contar lo que había sucedido, conocer cualquier factor mitigante que pudiera encontrar, cualquier excusa del comportamiento de su padre ...

Algo atrapo su atención : un movimiento en el borde del bosque Prohibido. Entrecerró los ojos por el sol y vio a Hagrid emerger de entre los árboles. Parecía que estaba cojeando. Mientras lo observaba, Hagrid se tambaleo en la puerta de su cabaña y desapareció en su interior. Harry escudriñó la cabaña durante varios minutos. Su amigo no volvió a salir de nuevo, pero comenzó a desprenderse humo de la chimenea, así que no debía estar muy mal herido si había sido capaz de prender el fuego.

Se alejó de la ventana, se dirigió hacía su baúl y comenzó a vestirse.

Con la perspectiva de forzar la entrada a la oficina de Umbridge por delante, nunca esperó que el día fuera tranquilo, aunque tuvo que ignorar los intentos casi continuos de Hermione para disuadirlo de lo que estaba planeando hacer a las cinco de la tarde. Por primera vez ella no prestaba atención al profesor Binns en la clase de Historia de la Magia, manteniendo un continuo murmullo de reproche que Harry trataba de ignorar con mucha dificultad.

- …y si te captura allí, aparte de que te va a expulsar, será capaz de suponer que estabas hablando con Hocicos y esta vez te forzará a beber el Veritaserum y responder sus preguntas...

- Hermione, - exclamó Ron indignado-, ¿vas a parar de molestar a Harry y escuchar a Binns, o voy a tener que tomar mis propios apuntes?

- ¡Toma apuntes para variar, eso no te va a matar!

Para el tiempo que llegaron a las mazmorras, ni Harry ni Ron le hablaban a Hermione. Sin inmutarse, aprovecho su silencio para mantener un flujo ininterrumpido de terribles advertencias, todas pronunciadas en voz baja en un vehemente siseo que hizo que Seamus perdiera casi cinco minutos verificando que su caldero no tuviera fugas.

Snape, mientras tanto, parecía haber decidido actuar con si Harry fuera invisible. Este estaba, de hecho, muy habituado a esta táctica, pues era una de las favoritas de su tío Vernon y en conjunto estaba muy agradecido por no tener que sufrir algo peor. En realidad, comparado con lo que usualmente tenía que soportar de Snape, el modo en que se burlaba y recalcaba su desprecio, encontró en la nueva actitud algo de mejora, y estaba complacido al darse cuenta que cuando lo dejó en paz fue capaz de preparar su Poción Vigorizante con mayor facilidad. Al final de la clase recogió parte de la poción en un frasco, tapándolo con un corcho y la llevó hasta el escritorio de Snape para su calificación, pensando que al menos podría rasguñar una "E".

Apenas se estaba alejando cuando escucho un ruido de algo que se hacía pedazos. Malfoy dio un alarido de felicidad. Harry giró en redondo. Su muestra de la poción estaba echa pedazos en el piso y Snape la examinaba con una mirada de oculta satisfacción.

- Ups- dijo suavemente-. Otro cero, entonces, Potter.

Harry estaba demasiado indignado para hablar. Camino a grandes zancadas de regreso a su caldero, pensando en llenar otro frasco y forzar a Snape a aceptarlo, pero para su horror observó que el resto del contenido había desaparecido.

- !Lo siento¡ - se disculpó Hermione, con las manos sobre la boca-. ¡Estoy realmente apenada, Harry. Pensé que habías terminado, así que lo limpié!

Harry no fue capaz de contestar. Cuando sonó la campana, corrió fuera de la mazmorra sin siquiera mirar hacia atrás, y se aseguró de sentarse entre Neville y Seamus durante el almuerzo para que de ningún modo Hermione pudiera empezar a fastidiarlo nuevamente por usar la oficina de Umbridge.

Estaba de tan mal humor a la hora de la clase de Adivinación que olvido su cita con la Profesora McGonagall, recordándolo sólo cuando Ron le preguntó por qué no estaba en su oficina. Se lanzó a toda carrera escaleras arriba, llegando sin aliento con apenas unos minutos de retraso.

-Lo siento, profesora- jadeó, mientras cerraba la puerta-. Lo olvide.

-No importa, Potter- le contestó con rapidez, pero al tiempo que hablaba, alguien más resoplo en la esquina. Harry miro alrededor.

La profesora Umbridge estaba sentada allí, un portapapeles sobre sus rodillas, un recargado adorno alrededor del cuello y una sonrisa terriblemente presumida en la cara.

- Siéntate, Potter – lo invitó la Profesora McGonagall con sequedad. Sus manos temblaban levemente cuando entremezcló varios folletos que tenía sobre su escritorio.

Harry se sentó dándole la espalda a Umbridge y prefirió fingir que no escuchaba su pluma rasguñando en el portapapeles.

- Bien, Potter, esta reunión es para hablar de cualquier idea que tengas sobre tu carrera futura, y para ayudarte a decidir las materias con las que debes continuar durante el sexto y séptimo año, - comenzó la Profesora McGonagall-. ¿Has pensado sobre lo que te gustaría hacer después que salgas de Hogwarts?

- Err ..- vaciló Harry.

Estaba encontrando el ruido de la pluma detrás de él muy molesto.

- ¿Sí?, - la Profesora McGonagall animó a Harry.

- Bien, había pensado, quizás, ser un Auror - murmuró Harry.

-Necesitas altas clarificaciones para eso - expresó la Profesora McGonagall, sacando un pequeño folleto oscuro del fondo del amasijo de papeles que estaba sobre su escritorio y abriéndolo-. Según veo, se requiere como mínimo cinco EXTASIS y nada por debajo del nivel de " Excede Expectativas". Además se requiere pasar por rigurosas pruebas de carácter y de aptitud en la oficina de los Aurores. Es una carrera difícil, Potter, solo aceptan a los mejores. De hecho, creo que nadie ha entrado en los últimos tres años.

En ese momento la Profesora Umbridge carraspeó, aunque intentó hacerlo lo más quedamente posible. La Profesora McGonagall la ignoró.

- ¿Imagino que querrás saber que materias debes tomar?- continuó, tratado de hablar un poco más alto que antes.

- Sí - confirmó Harry-. ¿Defensa Contra las Artes Oscuras, supongo?.

- Naturalmente-contestó la Profesora McGonagall sucintamente-.También te podría aconsejar ...

La Profesora Umbridge carraspeó nuevamente, esta vez un poco más fuerte. La Profesora McGonagall cerró por un momento los ojos, los abrió nuevamente, y continuó como si nada hubiese sucedido.

- Podría aconsejarte también transformaciones, porque los Aurores necesitan frecuentemente transformar o destransformar en su trabajo. Y debo decirte, Potter, que no acepto estudiantes en mis clases de EXTASIS a menos que hayan logrado " Excede Expectativas " o más alto en el nivel de Magia ordinaria. En este momento estás promediando " Aceptable ", así que necesitarás ponerte a trabajar muy duro para los exámenes para tener la posibilidad de continuar. También deberías tomar Encantamientos y Pociones. Sí, Potter, Pociones- agregó con un simple parpadeo y una sonrisa-. Los venenos y sus antídotos son un estudio esencial para los Aurores. Y debo decirte que el Profesor Snape se rehúsa absolutamente a tomar estudiantes que no consiguen sobresaliente en sus TIMOs, así que ...

La profesora Umbridge tosió mucho mas fuerte.

- ¿Puedo ofrecerte una pastillas contra la tos, Dolores? - preguntó la Profesora McGonagall cortante, sin mirarla.

- Oh, no, muchas gracias- rechazó Umbridge, con la risa tonta que Harry tanto odiaba-. Sólo me preguntaba si te podía hacer una leve interrupción, Minerva.

- Supongo que encontrarás la manera de hacerlo- se resignó la Profesora McGonagall apretando los dientes.

-Sólo me estaba preguntando si el Señor Potter tiene el carácter suficiente para ser un Auror- comentó la Profesora Umbridge dulcemente.

-¿De verdad?- replicó la Profesora McGonagall altivamente-. Bien, Potter- continuó, como si no hubiera sido interrumpida-, si ésta es tu ambición, te aconsejaría que te concentres fuertemente en Transformaciones y Pociones. Veo que el profesor Flitwick te ha dado entre "Aceptable" y "Excede Expectativas" para los dos últimos años, así que tu trabajo en Encantamientos parece satisfactorio. En cuanto a Defensa Contra las Artes Oscuras, tus notas han sido generalmente altas, en especial el Profesor Lupin pensó que ... ¿estás segura que no necesitas una pastilla para la tos, Dolores?.

- Oh, no la necesito, gracias, Minerva – sonrió tontamente la Profesora Umbridge, quien acababa de toser muy fuerte-. Sólo me preguntaba si habías visto sus resultados más recientes de Defensa Contra Las Artes Oscuras delante de ti. Estoy bastante segura que te dejé una nota al respecto.

-¿Qué, ésta cosa? - preguntó la Profesora McGonagall con un tono de asco, mientras sacaba una hoja de pergamino rosa de la carpeta de Harry. La miro, sus cejas levemente alzadas, luego la regresó a la carpeta sin hacer ningún comentario.

-Si, como te estaba diciendo, Potter, el Profesor Lupin pensaba que demostrabas una aptitud pronunciada para la materia, y obviamente para un Auror …..

-¿No entendiste mi nota, Minerva?- preguntó la Profesora Umbridge con tono dulzón, olvidándose de toser.

-Por supuesto que la entendí- respondió la Profesora McGonagall, con los dientes tan apretados que las palabras salieron un poco amortiguas.

- Bien, entonces, estoy confundida … me temo que no hayas comprendido completamente pues le sigues dando falsas esperanzas al Señor Potter ...

-¿Falsas esperanzas?- repitió la Profesora McGonagall, todavía negándose a mirarla-. Ha logrado las mas altas calificaciones en todas sus pruebas de Defensa Contra Las Artes Oscuras.

- Estoy terriblemente apenada en tener que contradecirte, Minerva, pero como puedes ver en mi nota, Harry ha estado alcanzando muy pobres resultados en las clases conmigo...

-Pensaba que esto era bastante evidente- aclaró la Profesora McGonagall, volviéndose finalmente para mirar a Umbridge directamente a los ojos-. Ha logrado las más altas calificaciones en todas las pruebas de Defensa Contra Las Artes Oscuras con un profesor competente.

La sonrisa de la Profesora Umbridge desapareció tan repentinamente como si hubieran soplado una bombilla. Se sentó en la silla, dio vuelta la hoja de su portapapeles y comenzó a garabatear muy rápido, sus abultados ojos yendo de un lado a otro. La Profesora McGonagall volvió a girar hacia Harry, las ventanas de su nariz flameaban, sus ojos ardían.

-¿Alguna pregunta, Potter?

-Si, -dijo Harry-. ¿Qué clase de pruebas realiza el Ministerio para medir el carácter y la aptitud, si se tienen los suficientes EXTASIS?

-Bien, necesitarás demostrar habilidad para reaccionar bajo presión- explicó la Profesora McGonagall-, perseverancia y dedicación, por que el entrenamiento de Auror toma tres años adicionales, por no mencionar grandes habilidades en Prácticas de Defensa . Esto significa mucho más estudio después de dejar la escuela, así que a menos que estés dispuesto a...

-Pienso que también descubrirás- interrumpió Umbridge, con voz muy fría ahora- que el Ministerio mira los registros de los solicitantes que aplican para ser Auror. Su historial criminal.

- ...a menos que estés dispuesto a tomar más exámenes después de Hogwarts, realmente deberías elegir otro ...

- Lo que significa que este muchacho tiene tanta oportunidad de entrar como Auror como la que tiene Dumbledore de regresar a esta escuela.

-Una oportunidad muy buena, entonces- aseveró la Profesora McGonagall.

-Potter tiene antecedentes criminales- replicó Umbridge en voz alta.

- Potter está libre de todos los cargos- reaccionó McGonagall, en voz más alta aún.

La Profesora Umbridge se puso de pie. Era tan baja que eso no representaba mucha diferencia, pero su comportamiento irritante y bobalicón había dado paso a una fuerte furia que hizo que su flácida cara tomara una apariencia extrañamente siniestra.

-¡Potter no tiene ninguna oportunidad de convertirse en Auror!

La Profesora McGonagall también se puso en pie, y en su caso fue un cambio mucho más impresionante; se elevó sobre la Profesora Umbridge.

-¡Potter- declaró en todo altisonante-, te ayudaré a convertirte en Auror aunque sea lo último que haga! ¡Aunque tenga que entrenarte cada noche, me aseguraré que logres los resultados requeridos!

-¡El Ministro de Magia nunca empleará a Harry Potter! -dijo Umbridge alzando la voz furiosa.

-¡Puede haber un Ministro nuevo cuando Potter esté listo para unírseles!- gritó la Profesora McGonagall.

-¡Aha !- chilló la Profesora Umbridge, señalando con un dedo regordete a McGonagall-.¡Sí! ¡Sí, sí, sí! ¡Por supuesto! ¿Eso es lo que quieres, no es verdad, Minerva McGonagall? ¡Quieres que Cornelius Fudge sea substituido por Albus Dumbledore! Piensas que entonces estarás en mi puesto: ¡Secretaria Mayor del Ministro y Directora del colegio!

-Estás delirando- espetó la Profesora McGonagall desdeñosa-.Potter, esto concluye nuestra orientación vocacional.

Harry colgó su mochila sobre su hombro y salió corriendo del cuarto, sin atreverse a mirar a la Profesora Umbridge. Podía escuchar como continuaban su discusión durante todo el camino de regreso a lo largo del corredor.

***

La Profesora Umbridge todavía respiraba como si acabara de correr una gran carrera cuando entró de una zancada en su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras esa tarde.

-Espero que hayas pensado mejor lo que estás planeando hacer, Harry - murmuro Hermione en el momento que abrían sus libros en el capitulo treinta y uno, No Represalia y Negociación-. Umbridge está de un humor realmente malo hoy…

De vez en cuando la profesora dirigía una mirada ceñuda hacia Harry, quien mantenía su cabeza agachada, clavando los ojos en el libro de Teoría Mágica Defensiva, sin enfocar la vista, pensando...

Podía imaginar la reacción de la Profesora McGonagall si lo atrapaban traspasando ilegalmente la oficina de la Profesora Umbridge apenas unas horas después que lo había defendido... Nada le impedía regresar a la Torre de Gryffindor y esperar que en algún momento durante el próximo verano, tuviera la oportunidad para preguntar a Sirius por la escena que había presenciado en el Pensadero... Nada, excepto que el pensar en tomar esta decisión le hacía sentir como si una masa de plomo cayera en su estómago... y también estaba el asunto de Fred y George, que ya habían planeado todo para desviar la atención, sin mencionar el cuchillo que Sirius le había dado, que ahora estaba en su cartera junto con la vieja capa de invisibilidad de su padre.

Pero el hecho seguía siendo que si lo atrapaban...

-¡Dumbledore se sacrifico por ti, para que siguieras en la escuela, Harry! - susurró Hermione, levantando el libro para ocultar su rostro de Umbrigde-. ¡Y si haces que te echen hoy, todo eso habrá sido en vano!

Podía abandonar el plan, y simplemente seguir viviendo con el recuerdo de lo que había hecho su padre ese día de verano, veinte años atrás.....

Y entonces recordó a Sirius, en la chimenea de la sala común.

“Eres menos parecido a tu padre de lo que yo pensaba... el riesgo es lo que habría hecho que esto fuera divertido para James...”

¿Pero seguía deseando ser como su padre?

-Harry, no lo hagas, por favor no lo hagas… - repetía Hermione con voz angustiada, cuando sonó la campana al final de la clase.

No contestó; no sabia lo que iba a hacer.

Ron parecía determinado a no dar ni su opinión ni su consejo; no podía mirar a Harry, aunque cuando Hermione abrió la boca una vez más para tratar de disuadirlo, sugirió en voz baja:

–¡Dale un descanso, ¿si? Puede tomar sus propias decisiones.

El corazón de Harry latía muy fuerte cuando salió del salón de clases. Estaba a la mitad del largo corredor cuando escucho los inconfundibles sonidos de la distracción algo amortiguados por la distancia; se escuchaban gritos y alaridos que provenían de algún lugar allá arriba. La gente que rodeaba a Harry mientras salían de clases se paraban en seco y miraban hacia el techo, temerosos.

Umbrigde salió de su salón de clases tan rápido como se lo permitían sus cortas piernas; empuñando su varita, apresurándose en dirección contraria. Era ahora o nunca.

-Harry, por favor- Imploró Hermione débilmente.

Pero había tomado una decisión; asegurando su mochila sobre su hombro hecho a correr, zigzagueando entre los estudiantes que corrían en dirección contraria para ver que era todo ese alboroto que ocurría en el ala este.

Harry alcanzó el pasillo de la oficina de Umbrigde y lo encontró desierto. Ocultándose apresuradamente tras una armadura cuyo yelmo crujió al girar a mirarlo, abrió de un tirón su mochila, aferró el cuchillo que Sirius le había regalado y la capa de invisibilidad, y se deslizó lenta y cuidadosamente por detrás de la armadura y a lo largo del corredor, hasta que alcanzó la puerta de la oficina.

Inserto la hoja del cuchillo mágico en la rendija de la puerta, y la movió suavemente hacia arriba y hacia abajo, después la retiró. Hubo un minúsculo chasquido y la puerta se abrió. Se zambulló dentro de la oficina, cerró rápidamente detrás de él y miró alrededor.

Nada se movía, excepto los horribles gatitos que seguían retozando en los grabados de la pared sobre las escobas confiscadas.

Harry se quitó la capa y caminó a grandes pasos hacia la chimenea, encontrando lo que buscaba en pocos segundos: una caja pequeña que contenía brillantes polvos flu

Se agachó delante de la rejilla vacía, sus manos temblando. Nunca lo había hecho antes, aunque pensaba que sabía como funcionaba. Metiendo su cabeza en la chimenea, tomo una pizca de polvo y lo arrojó sobre los leños que se apilaban pulcramente más allá y los cuales estallaron en llamas verde esmeralda.

-Numero doce de Grimmauld Place- pronunció Harry en voz alta y clara.

Fue una de las sensaciones más curiosas que había experimentado jamás. Había viajado con polvos Floo con anterioridad, por supuesto, pero entonces había sido todo su cuerpo el que había girado una y otra vez en las llamas, a través de la red de chimeneas de la comunidad mágica del país. En esta oportunidad, sus rodillas permanecieron firmes sobre el duro piso de la oficina de Umbridge, y únicamente su cabeza fue lanzada a través del fuego esmeralda…

Y entonces, tan abruptamente, como había comenzado, el movimiento se detuvo. Se sentía enfermo y como si llevara una bufanda excepcionalmente caliente alrededor de su cabeza. Harry abrió los ojos para encontrarse con que estaba mirando hacia fuera por la chimenea de la cocina, hacia una mesa larga, de madera, donde un hombre sentado leía absorto un pergamino.

-¿Sirius?

El hombre dio un salto y miró alrededor. No era Sirius, era Lupin.

-¡Harry!- exclamó mirándolo horrorizado-.¿Qué estás… qué ha ocurrido, está todo bien?

-Todo bien, sí - confirmó Harry-. Sólo que me preguntaba… digo, si podría tener una charla con Sirius.

-Le llamaré- dijo Lupin poniéndose en pie, todavía mirándolo perplejo-. Fue arriba a buscar a Kreacher, parece ser que se esconde en el ático otra vez…

Y Harry lo vio salir corriendo de la cocina. Ahora no distinguía otra cosa que la silla y las patas de la mesa. Se preguntaba por qué Sirius nunca había mencionado cuan incómodo era el hablar a través del fuego; Sus rodillas se quejaban dolorosamente por su prolongado contacto con el duro piso de piedra de la oficina de Umbridge.

Un momento más tarde, Lupin regresó con Sirius pisándole los talones.

-¿Qué ocurre? - preguntó Sirius con urgencia, apartando de sus ojos su largo pelo oscuro y agachándose hasta el suelo delante del fuego, a fin de que él y Harry estuvieran al mismo nivel. Lupin se arrodilló también, mirándolo muy preocupado-. ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?

-No- los tranquilizó Harry- no es nada… Sólo quería hablar… acerca… de mi padre.

Intercambiaron una mirada de sorpresa, pero Harry no tenía tiempo de sentirse incómodo o avergonzado; sus rodillas le estaban doliendo cada vez mas y calculó que ya habrían pasado cinco minutos desde que comenzó la distracción. George sólo le había garantizado veinte minutos. Por consiguiente, se zambulló inmediatamente en la historia de lo que había visto en el Pensadero.

Cuando terminó, nadie habló durante un momento. Luego Lupin comentó en voz baja:

-No me gustaría que juzgases a tu padre por lo que viste allí, Harry. Solo tenía quince años…

-Yo tengo quince años - reclamó Harry acaloradamente.

-Mira, Harry - murmuró Sirius apaciguador- James y Snape se odiaron mutuamente desde el primer momento en que se vieron, era sólo una de esas cosas, puedes entenderlo ¿verdad? Pienso que James era todo lo que Snape quería ser......popular, bueno en Quidditch......bueno en todo. Y Snape era sólo un pequeño bicho raro, quien tenía puestos sus ojos en las Artes Oscuras, y James..... no importa lo que hayas visto en ese recuerdo........siempre odió las Artes Oscuras.

-Sí- exclamó Harry- pero atacó a Snape sin ninguna buena razón, sólo porque… pues bien, porque le dijiste que estabas aburrido-. concluyó, con un leve tono de disculpa en su voz.

-No me enorgullezco de eso -declaró Sirius rápidamente.

Lupin miró de lado a Sirius, entonces dijo:

-Mira, tienes que comprender que tu padre y Sirius eran los mejores en la escuela en cualquier cosa que hicieran… todos pensaban que eran geniales.......sólo que a veces tenían demasiado entusiasmo… iban un poco…

-Quiere decir que algunas veces éramos muy arrogantes - explicó Sirius.

Lupin sonrió.

-Siempre estaba despeinándose- comentó Harry con una voz dolorida.

Sirius y Lupin se rieron.

-Me había olvidado que solía hacer eso, - recordó Sirius con cariño.

-¿Estaba jugando con la Snitch?- preguntó Lupin ansiosamente.

-Si - afirmó Harry, un tanto perplejo mientras Sirius y Lupin lo recordaban. –bueno… yo pensaba que era un poco idiota.

-¡Por supuesto que era un poco idiota! - exclamó Sirius sonriendo-. ¡Todos éramos idiotas! Bien, lunático no tanto… - concluyó mirando a Lupin.

Pero Lupin negó con la cabeza.

-Alguna vez les dije que dejaran en paz a Snape? -preguntó-. ¿Tuve alguna vez las agallas de decirte que lo que hacías no estaba bien?

-Sí, bueno - dijo Sirius - hacías que nos avergonzáramos de nosotros mismos algunas veces… eso es algo…

-Y… - insistió Harry tenazmente, determinado a decir todo lo que estaba en su mente ahora que estaba aquí - ¡miraba a las chicas del el lago, esperando que lo mirasen!

-Oh, vale, siempre se hacía el tonto si Lily pasaba por ahí - aclaró Sirius, encogiéndose de hombros – No podía dejar de pavonearse cuando estaba cerca.

-¿Cómo fue que se casó con él?- preguntó Harry con tristeza. -¡Le odiaba!

-Nah…, no lo odiaba - aseveró Sirius.

-Empezó a salir con él en el séptimo año- agregó Lupin.

-Una vez que James hubo agachado su cabeza un poco -se burló Sirius.

-Y dejado de meterse con la gente sólo para divertirse- dijo Lupin.

-¿Incluso Snape?- preguntó Harry.

-Bien- musitó Lupin lentamente - Snape era un caso especial. Quiero decir que nunca perdió una oportunidad para maldecir a James así que realmente no se podía esperar que tu padre lo aceptara sin rechistar, ¿verdad?

-¿Y mi madre estaba de acuerdo con eso?

-Para ser sinceros, no sabía mucho acerca de eso- confesó Sirius-. Es decir, James no lo llevaba a sus citas ni lo maldecía en frente de ella.

Sirius miró con el ceño fruncido a Harry , quien todavía lucía poco convencido.

-Mira- le dijo-. tu padre fue el mejor amigo que alguna vez tuve y era una buena persona. Un gran número de personas hacen el idiota a los quince. Él lo superó.

-Sí, está bien…- aceptó Harry-. Sólo que nunca pensé que sentiría lástima por Snape.

-Ahora que lo mencionas - inquirió Lupin, con una arruga débil entre sus cejas-. ¿Cómo reaccionó Snape cuando te encontró observando todo esto?

-Me dijo que no me enseñaría Oclumencia nuevamente- contestó Harry con indiferencia-. Como si eso fuera una gran decepción…

-¿Él QUÉ?- gritó Sirius causando que Harry diera un salto y aspirara una bocanada de cenizas.

-¿Estás hablando en serio, Harry?- preguntó Lupin de inmediato. -¿Ha dejado de darte las lecciones?

-Sí - confirmó Harry asombrado por lo que consideraba una reacción exagerada-. Pero está bien, no me importa, incluso es un alivio…

-¡Voy para allá a decirle unas palabras a Snape! - gritó Sirius con furia y realmente intentó ponerse de pie, pero Lupin le empujó hacia atrás de nuevo.

-¡Si alguien va a decir algo a Snape seré yo! – aseveró con firmeza-. Pero Harry, ante todo, debes regresar con Snape y decirle que no es quien para detener las lecciones… cuando Dumbledore se entere…

-¡No le puedo decir eso, me mataría!- replicó Harry, indignado-. No lo viste cuándo salimos del Pensadero.

-¡Harry, para ti no hay nada tan importante como aprender bien Oclumencia! - declaró Lupin severamente-.¿Me entiendes? ¡Ninguna cosa!

-Está bien, está bien… -concilió Harry completamente perturbado por no decir exasperado-. Lo haré… lo intentaré, le diré algo… excepto que no será…

Guardó silencio. Podía escuchar pasos distantes.

-¿Está Kreacher bajando las escaleras?

-No- contestó Sirius, mirando detrás de él-. Debe ser alguien allí.

El corazón de Harry se saltó varios latidos.

-¡Es mejor que me vaya!- habló precipitadamente y sacó su cabeza de la chimenea de Grimmauld Place. Por un momento su cabeza pareció retorcerse sobre sus hombros; entonces se encontró arrodillado ante el fuego de Umbridge viendo las llamas esmeralda titilar y extinguirse.

-¡Rápido, rápido!… - escuchó una voz jadeante mascullar justo al otro lado de la puerta de la oficina-. ¡Ah, ella dejó esto abierto…

Harry se sumergió en la capa de invisibilidad y justo terminaba de cubrirse con ella cuando Filch irrumpió en la oficina. Se le veía absolutamente complacido acerca de algo y hablaba febrilmente consigo mismo mientras atravesaba el cuarto, abriendo una gaveta en el escritorio de Umbridge y empezando a rebuscar entre los papeles en su interior.

-La Aprobación para Azotar… Aprobación para Azotar… por fin puedo hacerlo… se han tardado años en aceptarlo…

Sacó un pergamino, lo besó y caminó hacia la puerta arrastrando los pies, apretándolo firmemente contra su pecho.

Harry se puso en pie, asegurándose que llevaba su mochila y que la capa de invisibilidad le cubría completamente, giró hacia la puerta abierta y salió corriendo de la oficina después de Filch, quien cojeaba más rápido de lo que Harry alguna vez le había visto.

Una vez que se hubo alejado de la oficina de Umbridge, pensó que estaba lo suficientemente a salvo como para hacerse visible otra vez. Se quitó de un golpe la capa, la guardó en su mochila y corrió hacia adelante. Había un gran griterío y movimiento en el Vestíbulo de Entrada. Bajó corriendo por la escalera de mármol y encontró que la mayor parte de la escuela estaba allí.

Era justo como la noche en que Trelawney había sido despedida. Los estudiantes estaban de pie alrededor de los muros formando un gran anillo (alguno de ellos, advirtió Harry, estaban cubiertos de una sustancia muy parecida a Stinksap); maestros y fantasmas se encontraban también entre la multitud. Destacando entre los espectadores estaban los miembros del Escuadrón Inquisitorial, quienes lucían excepcionalmente complacidos con ellos mismos, y Peeves , quien estaba revoloteando sobre sus cabezas y miraba hacia abajo a Fred y George, ambos parados en el medio del salón, con la mirada inconfundible de dos personas que acaban de ser atrapadas…

-¡Entonces…! - exclamó Umbridge triunfalmente. Harry notó que estaba parada solamente algunas escaleras delante de él y un poco por encima de sus presas-. ¿Así que piensan que es divertido convertir un pasillo de la escuela en un pantano, verdad?

-Bastante divertido, sí- confirmó Fred contemplándola sin la más leve señal de miedo.

Filtch dio codazos en su camino hacia Umbridge, casi llorando de felicidad.

-Conseguí el formulario, Directora- expresó roncamente, ondeando el pergamino que Harry le había visto tomar de su escritorio-. Conseguí el formulario y tengo los látigos esperando… Oh, déjeme hacerlo ahora…

-Muy bien, Argus- concordó ella-. Ustedes dos- continuó, contemplando a Fred y George- están a punto de aprender lo que les sucede a los malhechores en mi escuela.

-¿Sabe qué?- se burló Fred-. No creo que lo hagamos.

Se giró hacia su gemelo.

-George- le dijo- creo que se acabo nuestro periodo de educación.

-Si, pienso lo mismo- declaró George animado.

-¿Crees que es tiempo de probar nuestros talentos en el mundo real?

-Definitivamente.

Y antes que Umbridge pudiera decir una sola palabra, levantaron sus varitas y exclamaron conjuntamente:

-¡Accio escobas!

Harry escuchó un fuerte estruendo en algun lugar lejano. Mirando hacia su izquierda, se agachó justo a tiempo. Las escobas de Fred y George, una de ellas todavía arrastrando la pesada cadena y la clavija de hierro con la cual Umbridge las había sujetado al muro, se lanzaban a lo largo del corredor hacia sus dueños; giraron a la izquierda, bajaron las escaleras a toda velocidad y se detuvieron delante de los gemelos, con la cadena traqueteando ruidosamente en el enlosado piso de piedra.

-No nos veremos- espetó Fred a la Profesora Umbridge, balanceando la pierna sobre el palo de su escoba.

-Si, no se moleste por mantenerse en contacto- agregó George, montando en la suya.

Fred miró a los estudiantes reunidos, silenciosos, vigilantes.

-Quien quiera comprar un eficaz Pantano Portátil, como hemos demostrado en el piso superior, venga al noventa y tres del Callejón Diagon, “Bromas Mágicas Wesley”- exclamó en voz alta-. ¡Nuestros nuevos locales!

-Descuentos especiales para los estudiantes de Hogwarts que juren que van a usar nuestros productos para deshacerse de ese viejo murciélago -añadió George, señalando a la Profesora Umbridge.

-¡DETÉNGANLOS!- chilló Umbridge, pero ya era demasiado tarde. Cuando el Escuadrón Inquisitorial se acercó, Fred y George despegaron del suelo, y salieron disparados a cinco pies en el aire, con la clavija de hierro meciéndose peligrosamente debajo. Fred miro a través del Vestíbulo al espíritu burlón que flotaba sobre la multitud.

-Convierte su vida en un infierno por nosotros, Peeves.

Y Peeves, a quién Harry nunca antes había visto acatar una orden de un estudiante, hizo un barrido con el sombrero acampanado en un saludo cuando Fred y George dieron media vuelta ante el aplauso tumultuoso de los estudiantes allá abajo y aceleraron saliendo a través de las puertas abiertas hacia una gloriosa puesta de sol.


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