domingo, enero 22, 2006

CAPÍTULO 25



CAPÍTULO 25

El escarabajo controlado







La pregunta de Harry fue respondida la mañana siguiente. Cuando Hermione recibió el diario El Profeta lo alisó, durante un momento miró detenidamente la primera plana y soltó un aullido, que hizo que todos los que estaban alrededor la miraran fijamente.

-¿Qué? - preguntaron Harry y Ron a la vez.

Por toda respuesta, extendió el periódico sobre la mesa delante de ellos y señaló diez fotografías en blanco y negro que ocupaban la totalidad de la primera plana, nueve mostrando el rostro de magos y la décima, el de un bruja. Algunas de las personas de las fotografías se burlaban silenciosamente; otros daban palmaditas con los dedos en el marco de sus cuadros, con apariencia insolente. Cada retrato tenía un “pie de foto” con el nombre y el crimen por el cual esa persona había sido enviada a Azkaban.Antonin Dolohov, ponía la leyenda debajo de un mago con un alargado rostro pálido y deforme, que sonreía burlonamente a Harry, Convicto por los brutales asesinatos de Gideon y Fabian Prewett.

Algernon Rookwood, se leía bajo un hombre picado de viruela, con el cabello grasiento, que se apoyaba contra el borde de su cuadro, con apariencia aburrida, Convicto de filtrar información secreta del Ministerio de Magia a Quien-No-Debe-Ser-Nombrado.
Pero los ojos de Harry fueron atraídos por la foto de la bruja. Su rostro le había llamado la atención desde el momento en que había visto la página. Tenía un largo y oscuro cabello que en el retrato lucía descuidado y desgreñado, aunque él lo había visto liso, espeso y brillante. Alzaba la vista hacia él con los ojos pesados, una sonrisa arrogante y desdeñosa jugueteando en su delgado rostro. Igual que Sirius ,conservaba vestigios de su atractivo, pero algo....quizás Azkaban......había consumido la mayor parte de su belleza.Bellatrix Lestrange, Convicta por la tortura e incapacitación permanente de Frank y Alice Longbottom.
Hermione le dio un codazo a Harry y señaló hacia los titulares encima de las fotografías, que Harry, concentrado en Bellatrix, no había leído todavía.FUGA EN MASA DE AZKABANEL MINISTERIO TEME QUE BLACK ESTÉ REAGRUPANDO
A LOS VIEJOS MORTÍFAGOS-¿Black?- exclamó Harry en voz alta-. ¿No......?
-¡Shhh! - susurró Hermione desesperadamente-. ¡No tan alto..... sólo lee!Anoche, a última hora, el Ministerio de Magia anunció la realización de una fuga masiva en Azkaban.
En una entrevista con los reporteros en su oficina privada, Cornelius Fudge, Ministro de Magia, confirmó que diez prisioneros de máxima seguridad escaparon a primeras horas de la tarde de ayer y que ya ha informado al Primer Ministro Muggle de la naturaleza peligrosa de estos individuos.
"Nos encontramos, desgraciadamente, en la misma posición que hace dos años y medio, cuando el asesino Sirius Black escapó," comentó Fudge la pasada noche. "Tampoco dudamos de que ambas evasiones estén relacionadas. Una fuga de esta magnitud sugiere ayuda exterior, y debemos recordar que Black, como la primera persona que alguna vez ha escapado de Azkaban, está en la posición ideal para ayudar a otros que quisieran seguir sus pasos. Pensamos que es probable que estos individuos, que incluyen a la prima de Black, Bellatrix Lestrange, se han reunido alrededor de éste como su cabecilla. Estamos, sin embargo, haciendo todo lo posible para capturar a los criminales, y rogamos a la comunidad mágica que estén en alerta y sean cautos. Y no se acerquen a ninguno de estos individuos por ningún motivo.-Ahí lo tienes, Harry- señaló Ron atemorizado-. Por eso estaba tan contento anoche.
-No puedo creerlo- gruñó Harry-. ¿Fudge está culpando a Sirius de la fuga?
-¿Qué otras opciones tiene?- comentó Hermione amargamente-. Difícilmente puede decir "discúlpenme, Dumbledore me advirtió que esto podía pasar, los guardianes de Azkaban, se han unido a Lord Voldemort y ahora los peores partidarios de Voldemort también se han escapado". Deja de lloriquear Ron- advirtió a su amigo, luego continuó-. Es decir, que ha perdido seis meses diciéndole a todo el mundo que tú y Dumbledore erais unos mentirosos, ¿cierto?
Hermione abrió el periódico y empezó a leer el artículo mientras Harry miraba alrededor del Gran Comedor. No podía entender por qué sus compañeros no parecían asustados o al menos discutían sobre las importantes noticias de la primera plana, pero muy pocos recibían el periódico cada día como Hermione . Todos estaban allí, hablando sobre las tareas y el Quidditch y quien sabe sobre qué otras tonterías, cuando fuera de esas paredes, otros diez Mortífagos habían engrosado las filas de Voldemort.Echó un vistazo hacia arriba, a la mesa de los profesores. Allí la historia era diferente: Dumbledore y la Profesora McGonagall estaban sumidos en su conversación, ambos con expresiones extremadamente serias. La Profesora Sprout tenía El Profeta apoyado contra un bote de salsa de tomate y leía la primera plana con tal concentración que no notaba el suave goteo de la yema de huevo cayendo sobre su regazo desde su cuchara inmóvil. Entretanto, al otro extremo de la mesa, la Profesora Umbridge estaba oculta tras un tazón de avena. Por una vez sus saltones ojos de sapo no barrían el Gran Comedor en busca de estudiantes que se comportaran mal. Fruncía el ceño mientras tragaba su comida y de vez en cuando lanzaba una mirada malévola hacia el lugar donde Dumbledore y McGonagall hablaban tan intensamente.
-¡Caramba!- exclamó Hermione asombrada, todavía mirando fijamente el periódico.
-¿Qué pasa ahora?- preguntó Harry rápidamente, intranquilo.
-Es. . . horrible- tembló Hermione. Dobló la página diez del periódico hacia atrás y se lo pasó a Harry y Ron.TRAGICO FALLECIMIENTO DE UN TRABAJADOR DEL MINISTERIOEl Hospital de San Mungo prometió una investigación completa la pasada noche, después que un trabajador del Ministerio de Magia, Broderich Bode , de 49 años, fue descubierto muerto en su cama, estrangulado por una planta. Los Curanderos llamados al sitio fueron incapaces de reanimar al Señor Bode, quien había sido herido en un accidente de trabajo algunas semanas antes de su muerte.
La Curandera Miriam Strout, quien estaba a cargo del Señor Bode en el momento del incidente, fue suspendida con sueldo completo y no estaba disponible ayer, pero un Mago representante del hospital dio una declaración:
”El Hospital San Mungo está profundamente apenado por la muerte del Señor Bode, cuya salud estaba mejorando de forma sostenida antes de este trágico accidente.
Tenemos normas muy estrictas acerca de la decoración permitida en nuestros pabellones pero, al parecer, la Curandera Strout, ocupada en medio de las Navidades , pasó por alto el peligro de dejar la planta en la mesilla del Señor Bode. Como su lenguaje y movilidad había mejorado, la doctora Strout alentó al Señor Bode a cuidar la planta por si mismo, inconsciente de que no era una inocente Flitterbloom, sino un Lazo del Diablo ,la cual, al ser tocada por el paciente, lo estranguló instantáneamente.
San Mungo aún es incapaz de explicar la presencia de la planta en la sala y ruega que cualquier bruja o mago que tenga información al respecto nos la haga llegar"
-Bode. . .- masculló Ron-. Bode. Me suena. . .'
-Nosotros lo vimos- susurró Hermione-. En San Mungo, ¿recuerdan? Estaba enfrente de la cama Lockhart , justo allí, mirando al techo. Y vimos cuando llegó el Lazo del Diablo. Ella.....la Curandera....dijo que era un regalo de navidad.
Harry miró nuevamente el artículo. Un sentimiento de horror subía cual bilis a su garganta.
-¿Cómo no reconocimos el Lazo del Diablo? Lo hemos visto antes de. . . podíamos haber evitado que esto ocurriera.
-¿Quien espera que un Lazo del Diablo llegue a un hospital disfrazado como una maceta?- opinó Ron en voz alta-. ¡No es nuestra culpa!! ¡Quienquiera que se lo enviara tiene la culpa! Deben ser unos completos inútiles, ¿por qué no revisaron lo que estaban comprando?
-¡Oh, vamos, Ron!- habló Hermione temblorosa-. No conozco a nadie que pueda colocar un Lazo del Diablo en una maceta y no darse cuenta de que trataría de matar a quienquiera que la tocara. Esto.....esto es un asesinato. . . un asesinato ingenioso, además. . . si la planta se envió anónimamente,¿cómo alguien podría enterarse de quién lo hizo?
Harry no estaba pensando en El Lazo del Diablo . Recordaba el descenso en el ascensor al noveno piso del Ministerio el día de su audiencia y al hombre con rostro descolorido que había subido en el nivel del Atrium.
-Yo conocí a Bode- comentó despacio-. Lo vi en el Ministerio con tu padre.
Ron abrió la boca.
¡He escuchado a papá hablar sobre él en casa! Era un Inefable que trabajaba en el Departamento de Misterios!
Se miraron un momento, entonces Hermione tiró el periódico a un lado, cerrándolo , mirando furiosa la portada con las fotos de los diez Mortífagos fugados, hasta que cayó a sus pies.
-¿Dónde vas?- preguntó Ron, sobresaltado.
-A enviar una carta- contestó Hermione, balanceando su bolso sobre su hombro.- Esto... pues, no sé si... pero vale la pena intentarlo... y soy la única que puede.
-Odió cuando hace eso- refunfuñó Ron, mientras Harry y él se levantaban de la mesa e iniciaban su propio, lento camino para salir del Gran Corredor-. ¿La mataría decirnos en lo que anda por una vez? Le tomaría unos diez segundos más......¡eh, Hagrid!
Hagrid estaba parado al lado las puertas a la entrada del Gran Comedor, esperando que la muchedumbre de Ravenclaws pasara. Todavía estaba tan fuertemente lesionado como el día que había regresado de su misión con los gigantes y tenía una herida nueva justo cruzando el puente de su nariz.
-Hola- saludó, tratando de formar una sonrisa pero generando sólo algún tipo de mueca de dolor.

-¿Estás bien, Hagrid?- preguntó Harry, siguiéndole mientras se movía pesadamente detrás de los Ravenclaws.
-Bien, bien- contestó Hagrid asintiendo con una débil apariencia de vivacidad; agitó una mano y estuvo a punto de golpear a una asustada Profesora Vector quien pasaba en ese momento-. Sólo ocupado, ya saben, lo habitual.Preparando lecciones....consiguiendo una pareja de salamandras......y estoy a prueba- masculló.
-¿Estás a prueba?- preguntó Ron con voz muy alta, de manera que muchos de los estudiantes que pasaban se le quedaron mirando con curiosidad-. Lo siento......quise decir.....¿estás a prueba?- susurró.

-Si- balbuceó Hagrid-.No esperaba otra cosa, a decir verdad. Sí, podía no haber continuado en esto, esa inspección no fue demasiado bien, ya saben. . . de cualquier manera- suspiró profundamente- Bien, me voy a frotar un poco más fuerte el Chile en las salamandras o sus colas colgaran fuera la próxima vez. Nos vemos, Harry....Ron.Se alejó caminando con pesadez, traspasó las puertas de la entrada y bajó los escalones de piedra hacia la tierra húmeda. Harry lo observó partir, preguntándose cuantas malas noticias adicionales sería capaz de soportar.

***

El hecho de que Hagrid estaba a prueba fue del conocimiento general en la escuela pocos días después, pero para indignación de Harry, difícilmente alguien parecía estar alterado por esto; es más, alguna gente, y Draco Malfoy sobresalía entre ellos, parecía realmente alegre. En cuanto a la extravagante muerte de un oscuro empleado del Ministerio en San Mungo, Harry, Ron y Hermione parecían ser las únicas personas que sabían o se preocupaban. Ahora sólo había un tema de conversación en los corredores: los diez Mortífagos fugados, cuya historia había sido finalmente filtrada hacia la escuela por aquellas pocas personas que habían leído el periódico. Se rumoreaba que alguno de los prófugos habían sido reconocido en Hogsmeade, donde se suponía estaban escondidos en la Casa de los Gritos y desde allí iban a invadir Hogwarts, justo como Sirius Black había hecho una vez

Aquellos que provenían de familias de magos habían crecido escuchando pronunciar los nombres de esos Mortífagos casi con tanto temor como el de Voldemort; los crímenes que habían cometido durante el reinado de terror de Voldemort eran legendarias; algunos estudiantes de Hogwarts eran parientes de sus victimas y ahora estos jóvenes se encontraban siendo objetos involuntarios de alguna clase de fama macabra, que se evidenciaba cuando caminaban por los corredores. Susan Bones, cuyo tío, tía y primos habían sido asesinados por uno de los diez, comentó con tristeza durante una clase de Herbología que ahora tenia una buena idea de lo que se sentía ser Harry.
-No sé cómo lo soportas....es horrible- musitó con aspereza, arrojando una gran cantidad de estiércol de dragón sobre su semillero de Screechsnap, provocando que se retorcieran y chillaran molestas.
Era cierto que Harry era objeto de muchos de los renovados murmullos y lo señalaban por los pasillos en esos días, aunque notaba una leve diferencia en el tono de las voces que susurraban. Ahora mas que hostiles sonaban curiosas, y en una o dos oportunidades estuvo seguro de haber captado fragmentos de conversación que sugerían que los oradores no estaban satisfechos con la versión de El Profeta sobre cómo y por qué diez Mortífagos habían logrado escapar de la fortaleza de Azkaban. En su confusión y miedo, estos escépticos parecían estar virando hacia la única otra explicación disponible para ellos: la que Harry y Dumbledore habían estado exponiendo desde el año anterior.

Y el estado de ánimo de los estudiantes no era el único que había cambiado. Ahora era bastante común tropezarse con dos o tres profesores hablando en bajos y urgentes susurros por los pasillos, interrumpiendo sus conversaciones en el momento que veían que los estudiantes se aproximaban.-Obviamente ya no pueden hablar libremente en la sala de profesores- comentó Hermione en voz baja, cuando en compañía de Harry y Ron pasaron frente a los profesores McGonagall, Flitwick y Sprout reunidos afuera del salón de Encantamientos-, no con Umbrigde ahí.
-¿Crees que saben algo nuevo?- preguntó Ron mirando por encima de su hombro a los tres profesores.

-Si lo hacen no nos vamos a enterar, ¿cierto?- señaló Harry airadamente-. No después del Decreto..... ¿que numero es ahora?

Nuevas noticias habían aparecido en el tablón de anuncios de su casa la mañana siguiente de recibir la noticia sobre la fuga de Azkaban:
POR ORDENES DEL ALTO INQUISIDOR DE HOGWARTS.
Por este medio, los Profesores están inhabilitados para dar a los estudiantes cualquier información que no esté estrictamente relacionada con los temas que se les paga por enseñar.
Lo anterior es de acuerdo con el Decreto Educacional Numero Veintiséis.firmado: Dolores Jane Umbrigde. Alto inquisidor.

Este último Decreto había sido el tema de una gran cantidad de bromas entre los estudiantes, Lee Jordan había señalado a Umbrigde que de acuerdo a los términos de las nuevas reglas, ella no estaba autorizada para decirle a Fred y a George que no jugaran Snap Explosivo en el fondo del aula.

-¡El Snap Explosivo no tiene nada que ver con Defensa Contra las Artes Oscuras, Profesora!¡Esa no es información que concierna a su tema!
Cuando Harry volvió a ver a Lee, el dorso de su mano estaba sangrando de mala manera. Le recomendó la esencia de Murtlap.

Harry había pensado que la fuga de Azkaban habría humillado un tanto a Umbrigde, que pudiera haber estado avergonzada de la catástrofe que había ocurrido justo bajo la nariz de su querido Fudge. Parecía, sin embargo, que esto sólo había contribuido a intensificar su furioso deseo de conducir cada aspecto de la vida en Hogwarts bajo su control personal. Parecía determinada por lo menos a despedir a alguien lo mas pronto posible, la pregunta era quién se iría primero, la Profesora Trelawney o Hagrid.
Cada lección de Adivinación y Cuidado de Criaturas Mágicas era ahora dictada en presencia de Umbrigde y su sujetapapeles. Acechaba a través del fuego, en el cuarto densamente perfumado de la torre, interrumpiendo a la Profesora Trelawney, quien cada vez más histérica hablaba con dificultad, preguntándole sobre Ornithomancia y Heptomología , insistiendo en que predecía las respuestas de los estudiantes antes de que las dieran, y exigiéndole demostrara su habilidad con la bola de cristal , las hojas de te y las runas de piedra alternadamente. Harry pensó que la profesora Trelawney podría derrumbarse bajo esta presión. La había encontrado varias veces por los pasillos, lo cual era un comportamiento muy inusual pues generalmente permanecía en su habitación de la torre, murmurando violentamente para si misma, restregando sus manos y lanzando aterradas miradas sobre sus hombros, y todo el tiempo emitiendo un olor de jerez cocinado. Si Harry no hubiera estado tan preocupado por Hagrid se habría apesadumbrado por ella........ pero si uno de ellos iba a ser expulsado de su trabajo, Harry sólo tenía una opción sobre quien debía quedarse.

Desafortunadamente, Harry no veía que Hagrid estuviera haciendo una mejor demostración que Trelawney. Aunque parecía estar siguiendo los consejos de Hermione y no les había mostrado nada más atemorizante que un Crup, una criatura que sólo se diferenciaba de un terrier Jack Russell en que tenía la cola bífida, desde antes de Navidad parecía haber perdido su brío. Estaba extrañamente distraído y nervioso durante las lecciones, perdiendo el hilo de lo que estaba hablando en clase, contestando incorrectamente a las preguntas, y mirando ansiosamente hacia Umbrigde a cada momento, También estaba más distante con Harry, Ron y Hermione de lo que había estado nunca, y les prohibió visitarlo después que oscureciera.
-Si ella los atrapa, sí, todos nuestros cuellos peligran- declaró rotundamente y con el deseo de no hacer nada que pudiera comprometer su trabajo todavía más, ellos se abstuvieron de ir a su cabaña en las noches.
A Harry le parecía que Umbridge estaba firmemente determinada a privarlo de todo lo que hacía que vivir en Hogwarts mereciera la pena: las visitas a casa de Hagrid, las cartas de Sirius, su Saeta de Fuego, y el Quiditch. Tomaría revancha de la única manera que podía hacerlo, redoblando los esfuerzos en el AD.

Harry estaba satisfecho de ver que todos, incluso Zacharias Smith, estaban animados a trabajar mas duro que nunca, ante la noticia de que los diez Mortífagos fugados seguían desaparecidos, pero en nadie se notaba tanto esta mejora como en Neville. La noticia de que los atacantes de sus padres habían escapado logró un extraño e incluso ligeramente alarmante cambio en él. No había mencionado su encuentro con Ron, Hermione y Harry en el pabellón cerrado de San Mungo y, siguiendo su ejemplo, ellos tampoco lo habían mencionado. Ninguno había dicho nada acerca de la fuga de Bellatrix y sus compañeros torturadores. De hecho, ya Neville apenas hablaba durante las reuniones del AD, pero trabajaba implacablemente en cada nuevo Maleficio y Contra-Maleficio que Harry les enseñaba, su cara regordeta arrugada en la concentración, aparentemente indiferente a lesiones o accidentes, y trabajando mas duramente que cualquier otra persona en la habitación. Mejoraba tan rápido que era bastante inquietante, y cuando Harry les enseñó el Hechizo Protector, un medio para desviar maldiciones de poca importancia de modo que rebotaran sobre el atacante, únicamente Hermione dominó el encantamiento con mayor rapidez que Neville.A Harry le hubiera gustado hacer algo que le permitiera progresar en Oclumencia tanto como Neville lo hacía durante las reuniones de AD . Las sesiones de Harry con Snape, que habían comenzado bastante mal, no estaban mejorando. Al contrario, Harry pensaba que estaban empeorando con cada sesión.
Antes de comenzar A estudiar Oclumencia su cicatriz le había pinchado ocasionalmente, generalmente durante la noche, seguido de alguno de esos extraños destellos de los pensamientos de Voldemort o de los cambios de humor que él experimentaba de vez en cuando. Ahora, sin embargo, su cicatriz difícilmente dejaba de arder, y a menudo sentía sacudidas de disgusto o alegría que no estaban relacionadas con lo que le estaba pasando en ese momento, y siempre venían acompañados por una punzada particularmente dolorosa de su cicatriz. Tenía la horrible impresión de que estaba girando lentamente en alguna clase de material aéreo que estaba sincronizado con las más ligeras fluctuaciones del humor de Voldemor, y estaba seguro que wste aumento de sensibilidad coincidía con su primera lección de Oclumencia con Snape.Y lo que era peor, ahora casi todas las noches soñaba que caminaba a lo largo de un corredor hacia la entrada del Departamento de Misterios, sueños que siempre culminaban con él parado anhelante delante de la sencilla puerta negra.
-Quizás es algo así como estar enfermo- sugirió Hermione, luciendo preocupada cuando Harry confió en ella y Ron-. Algo así como la fiebre. Tiende a empeorar antes de mejorar.
-Las lecciones con Snape lo están empeorando- declaró Harry rotundamente-. ¡Me pongo enfermo con el ardor de mi cicatriz y ya estoy aburrido de caminar por ese corredor cada noche!- Harry frotó su frente enfadado-. Sólo deseo que la puerta se abra, me enferma estar de pié delante de ella.
-Esto no es cosa de broma- exclamó Hermione abruptamente- . Dumbledore no quiere que tengas sueños con ese corredor, o no le habría pedido a Snape que te enseñara Oclumencia. Solo tienes que trabajar un poco mas duro con tus lecciones.
-¡Estoy trabajando!- replicó Harry, irritado-. Inténtalo alguna vez, Snape tratando de entrar en tu cabeza, ¡no es cosa de risa, ¿sabes?!
-Quizás. . .- intervino Ron lentamente.
-¿Quizás qué?- preguntó Hermione, bruscamente.
-Quizás no es culpa de Harry que no pueda cerrar su mente- opinó Ron misteriosamente.
-¿Qué es lo que quieres decir?- insistió Hermione.
-Bien, quizás Snape no trata verdaderamente de ayudar a Harry. . .
Harry y Hermione le miraron fijamente. Ron les regresó la mirada, misteriosa y significativamente.
-Quizás- repitió, bajando aún más la voz- está intentando abrir la mente de Harry un poco más... . . para facilitárselo a Ya-Saben-Quie......
-Cállate, Ron- lo interrumpió Hermione enfadada-. ¿Cuantas veces hemos sospechado deSnape y hemos tenido razón? Dumbledore confía en él, trabaja para la Orden, eso debe ser suficiente.
-Era un Mortífago- replicó Ron obstinadamente-. Y nunca hemos visto pruebas de que realmente cambiara de lado...
-Dumbledore se fía de él- insistió Hermione-. 'Y si no podemos confiar en Dumbledore, no podremos confiar en nadie.
***
Con tantas preocupaciones y tanto que hacer, cantidades sorprendentes de tarea que frecuentemente mantenía a los de quinto año trabajando hasta pasada la media noche, las sesiones secretas de AD y las clases regulares con Snape, Enero parecía haber pasado alarmantemente rápido. Antes que Harry se diera cuenta, Febrero había llegado, trayendo con él un clima húmedo y caliente y la perspectiva de la segunda visita del año a Hogsmeade . Harry había tenido poco tiempo para conversar con Cho desde que acordaron visitar el pueblo juntos, pero de repente se encontró con que tenía que encarar pasar todo el día de San Valentín en su compañía.En la mañana del día catorce, se vistió con particular esmero. Ron y él llegaron a desayunar justo cuando arribaba las lechuzas del correo. Hedwig no estaba allí , aunque Harry no la esperaba , pero, al tiempo que se sentaban, Hermione tomaba una carta del pico de una desconocida lechuza marrón.
-¡Justo a tiempo! Si no llega a venir hoy. . .- exclamó, mientras ávidamente rasgaba el sobre y sacaba un pequeño pedazo de pergamino. Sus ojos volaron de izquierda a derecha mientras leía el mensaje y una expresión torvamente complacida se expandió por su rostro..
-Escucha, Harry- habló, levantando la vista hacia él- Esto es muy importante. ¿Crees que podrías reunirte conmigo en las Tres Escobas alrededor del mediodía?
-Bien. . . no sé- contestó Harry vacilando-. Cho puede estar esperando que pase todo el día con ella. Nunca hablamos de lo que íbamos a hacer.
-Pues tráela si es necesario- propuso Hermione con urgencia- ¿Pero vendrás?? '
-Bueno, está bien... pero ¿por qué?-No tengo tiempo para contártelo ahora. Tengo que responder esto de inmediato.
Y salió a toda prisa del Gran Comedor, con la carta en una mano y un pedazo de tostada en la otra.
-¿Vienes?- le preguntó Harry a Ron, pero éste agitó la cabeza malhumorado.
-No puedo ir a Hogsmeade de ninguna manera; Angelina quiere que pasemos todo el día entrenando. Como si eso fuera a ayudar; somos el peor equipo que alguna vez he visto. Deberías ver a Sloper y Kirke, son patéticos, incluso peores que yo- lanzó un gran suspiro-. No entiendo por qué Angelina no permitió que renunciara.
-Porque eres bueno cuando estás en forma, por eso- declaró Harry con irritación.Encontraba muy difícil simpatizar con el aprieto de Ron, cuando él habría dado casi cualquier cosa por jugar el próximo partido contra Hufflepuff. Ron pareció notar el tono de Harry, porque no hizo mención del Quidditch nuevamente durante desayuno, y hubo algo de frialdad en la manera en que se despidieron poco después. Ron partió hacia el campo de Quidditch y Harry, después de intentar aplastar su pelo mirando su reflejo en el reverso de una cuchara, salió solo al Vestíbulo de Entrada para encontrarse con Cho, sintiéndose muy aprehensivo y preguntándose de qué diablos iban a hablar.Ella estaba esperándole delante de las dos grandes puertas de roble de la entrada, luciendo muy guapa con el pelo recogido en una larga cola de caballo. Harry sintió que sus pies eran demasiado grandes para su cuerpo mientras caminaba hacia ella y estaba repentinamente consciente de sus brazos y de cuan estúpido debería verse balanceándolos a ambos lados.-Hola- saludó Cho ligeramente sofocada.
-Hola- contestó Harry
Se miraron fijamente por un momento, y entonces Harry propuso:

-Bien......ehhe......¿vamos entonces?
-Oh _ sí. . .Se unieron al grupo de personas que firmaban el registro de Filch, capturando ocasionalmente la mirada del otro y sonriendo abiertamente, pero sin hablarse. Harry se sintió aliviado cuando salieron al aire fresco, encontrando más fácil caminar en silencio que sólo estar parado sintiéndose torpe. Era un día fresco, con un viento suave y cuando pasaron por el estadio de Quidditch divisó a Ron y a Ginny tomando sus posiciones y sintió una horrible punzada por no estar allí con ellos.
-¿Realmente lo extrañas, no es cierto?- preguntó Cho.
Él miro alrededor y vio que ella lo estaba observando.
-Sí- suspiró Harry- lo extraño.
-¿Recuerdas la primera vez que jugamos uno contra el otro, en el tercer año?- le preguntó.
-Sí- Harry estaba sonriendo abiertamente- me bloqueaste.
- Y Wood te dijo que no fueras un caballero y me tiraras de la escoba si tenías que hacerlo- recordó Cho sonriendo-. Escuché que fue contratado por el Orgullo de Portree, ¿es correcto?-No, está en el Puddlemere United; lo vi en la Copa Mundial el año pasado.
-Oh, yo te vi allí también, ¿recuerdas? Estábamos en el mismo campamento, era realmente bueno, ¿verdad?
Siguieron hablando del tema de la Copa Mundial de Quidditch durante todo el caminó hasta traspasar las puertas. Harry apenas podía creer lo fácil que era hablar con ella, no más difícil, de hecho, que hablar con Ron y Hermione, y empezaba a sentirse confiado y alegre cuando una gran pandilla de chicas de Slytherin los sobrepasaron, incluyendo a Pansy Parkinson.
-¡Potter y Chang!!- gritó Pansy, con un coro de risitas sarcásticas-. Urgh, Chang, No confío mucho en tu gusto….¡al menos Diggory era guapo!
Las chicas se apresuraron, hablando y gritando mientras apuntaban con muchas miradas exageradas hacia Harry y Cho, dejando un silencio embarazoso al partir. A Harry no se le ocurría nada más que decir sobre el Quidditch, y Cho, ligeramente sonrojada, estaba observando sus pies.
-Entonces….¿adónde quieres ir?- preguntó Harry cuando entraban a Hogsmeade. La calle principal estaba llena de estudiantes deambulando de arriba para abajo, mirando por las ventanas hacia el interior de las tiendas y jugueteando juntos en la calzada.- Oh…No me importa- Cho se encogió de hombros-. Urn.. ¿podemos sólo echarle un vistazo a las tiendas o algo así?
Vagaron hacia Dervish y Banges. Un gran cartel estaba puesto en la ventana y unos cuantos residentes del pueblo lo estaban mirando. Se movieron a un lado cuando Harry y Cho se acercaron y Harry se encontró mirando fijamente una vez más las fotos de los diez Mortífagos fugados. El cartel, “Por orden del Ministerio de Magia”, ofrecía mil Galeones de recompensa a cualquier bruja o mago con información que condujera a la recaptura de alguno de los convictos fotografiados.-Es gracioso, ¿no lo crees??- comentó Cho un voz baja, mirando los retratos de los Mortífagos-. ¿Recuerdas cuando ese Sirius Black escapó, y había Dementores en todo Hogsmeade buscándolo? Y ahora diez Mortífagos están desaparecidos y no hay Dementores en ninguna parte…- Sí- murmuró Harry, alejando sus anegados ojos de la cara de Bellatrix Lestrange y mirando arriba y abajo la Calle Principal-. Sí, eso es extraño.
No lamentaba que no hubieran Dementores cerca, pero ahora que lo pensaba, su ausencia era altamente significativa. No sólo había dejado a los Mortífagos escapar, sino que no se estaban molestando en buscarlos…. parecía como si realmente estuvieran fuera del control del Ministerio.Los diez Mortífagos prófugos estaban mirando fijamente desde cada ventana de las tiendas que Harry y Cho iban dejando atrás. Comenzó a llover mientras pasaban por Scrivenshaft's; frías, pesadas gotas de agua golpeaban la cara de Harry y la parte de atrás de su cuello.- Urn…¿quieres un café???- preguntó Cho tentativamente, en tanto la lluvia comenzaba a caer con más fuerza.
- Si, está bien- aceptó Harry, mirando alrededor.-¿Dónde?
- Oh, hay un lugar realmente agradable justo aquí arriba; ¿nunca has estado en Madam Puddifoot?- interrogó ella radiante, conduciéndolo a un lado del camino y entrando en una pequeña tienda de té que Harry nunca había notado con anterioridad. Era un pequeño lugar, húmedo y caluroso, donde todo parecía haber sido decorado con golosinas y lazos. Harry estaba recordando con desagrado la oficina de Umbridge.- Lindo, ¿verdad?- comentó Cho feliz.
- Er… si- mintió Harry.
- ¡Mira, lo decoró para el día de San Valentín!- exclamó Cho, señalando unos cuantosquerubines dorados que estaban revoloteando sobre cada una de las pequeñas mesas circulares, lanzando ocasionalmente confetti rosa sobre los ocupantes.
- Aaah…
Se sentaron en la última mesa disponible, al lado de la empañada ventana. Roger Davies, el capitán del equipo de Quidditch de Ravenclaw, estaba sentado alrededor de pie y medio más allá, acompañado por una bella chica rubia. Se estaban tomando de la mano. Ese gesto hizo que Harry se sintiera incómodo, especialmente cuando, al mirar alrededor de la tienda de té, vio que estaba repleto de parejas, todos tomados de la mano. Quizás Cho estaba esperando que le tomará la mano.- ¿Les puedo traer algo, queridos?- preguntó Madam Puddifoot, una mujer muy corpulenta con un brillante moño negro, apretujándose entre su mesa y la de Roger Davies con mucha dificultad.
- Dos cafés, por favor- pidió Cho.
En el tiempo que tardaron en llegar sus cafés, Roger Davies y su novia habíancomenzado a besarse sobre su tazón de azúcar. Harry deseó que no lo hubieran hecho; sentía que Davies estaba imponiendo una pauta con el cual Cho podría esperar que él compitiese. Sintió que su cara crecer ardía y trató de mirar fijamente a través de la ventana, pero estaba tan empañada que no podía ver las calles de afuera. Para posponer el momento en que tendría que mirar a Cho, fijo su mirada en el techo como si estuviera examinando la pintura y recibió un puñado de confetti en la cara de los querubines que revoloteaban.Luego de unos dolorosos minutos adicionales, Cho mencionó a Umbridge. Harry se aferró al tema con alivio y pasaron unos cuantos momentos felices burlándose de ella, pero el tema había sido tan comentado en las juntas de AD que no duró mucho tiempo. El silencio cayó nuevamente. Harry estaba muy consciente de los sonidos de succión que provenían de la mesa de al lado y buscó salvajemente algo más que decir.

- Er… escucha, ¿quisieras venir conmigo a las Tres Escobas a la hora del almuerzo? Me voy a encontrar con Hermione Granger allí.
Cho alzó sus cejas.
- ¿Te vas a reunir con Hermione Granger?¿Hoy?
- Si. Bueno, me lo pidió, así que pensé que podría. ¿Quieres venir conmigo? Me dijo que no importaba si ibas. - Oh….Vaya…eso fue muy amable de su parte.
Pero Cho no sonaba como si pensara que era amable en lo absoluto. Por el contrario, su tono era frío y de repente lució un tanto prohibitiva.Pasaron unos pocos minutos en un silencio total. Harry se tomó su café tan rápido que pronto necesitó una taza nueva. Al lado de ellos, Roger Davies y su novia parecían estar unidos con pegamento por los labios.
La mano de Cho estaba descansando sobre la mesa al lado de su café y Harry estaba sintiendo una creciente presión por tomarla. Sólo hazlo, se dijo a sí mismo, mientras una fuente mezcla de pánico y excitación brotaba dentro en su pecho, sólo alcánzala y tómala. Era sorprendente, cuanto más difícil resultaba extender su brazo 12 pulgadas y tocar su mano que atrapar una veloz Snitch en el aire…Pero justamente cuando movía sus manos hacia adelante, Cho retiró las propias de la mesa. Ahora ella estaba observando a Roger Davies besar a su novia con una expresión medianamente interesada.
- Me invitó a salir, ¿sabes’- comentó con voz tranquila- Un par de semanas atrás. Roger. Pero lo rechacé.
Harry, quién había aferrado el tazón de azúcar para disimular su repentino movimiento a través de la mesa, no podía pensar el por qué le estaba diciendo eso. Si deseaba estar sentada en la mesa de al lado siendo enérgicamente besada por Roger Davies, ¿por qué había aceptado salir con él?
No dijo nada. Su querubín lanzó otro puñado de confetti sobre ellos; algo de éste aterrizó en los últimos vestigios del frío café que Harry había estado a punto de beber.- Vine aquí con Cedric el año pasado- continuó Cho.
En el segundo o algo así que le había tomado entender lo que ella había dicho, las entrañas de Harry se habían convertido en un glaciar. No podía creer que quisiera hablar de Cedric ahora, mientras los rodeaban las parejas besándose y un querubín flotaba sobre sus cabezas.
La voz de Cho era un poco alta cuando habló nuevamente.
- ¿He estado tratando de preguntarte hace siglos… si Cedric… me.....me mencionó antes de morir?
Esto era el último tema sobre la tierra del cual Harry quería discutir, especialmente con Cho.
- Bueno…no- habló pausadamente-. No.. no hubo tiempo para que dijera nada. Erm…así que..que.... ¿pudiste ver mucho Quidditch en las vacaciones? Apoyas a los Tornados, ¿cierto?
Su voz sonaba falsamente vivaz y alegre. Vio con horror que los ojos de ella estaban anegados en lágrimas otra vez, tal y como lo habían estado en la última reunión de AD antes de Navidad.- Mira- declaró desesperadamente, inclinándose para que nadie más pudiese escuchar-. No hablemos de Cedric justo ahora… vamos a hablar de cualquier otra cosa.
Pero. aparentemente, decir esto fue algo completamente equivocado.
- Pensé- murmuró, las lágrimas cayendo sobre la mesa-. ¡Pensé que en….. entenderías! ¡Necesito hablar sobre eso! ¡Seguramente n-necesitas hablar de ello también! Quiero decir, lo viste pasar, ¿no es así??
Todo estaba yendo terriblemente mal; la novia de Roger Davies incluso se había despegado para mirar a Cho llorando.
- Bueno…he hablado de ello - susurró Harry -. Pero a Ron y Hermione.
- ¡Oh, has hablado con Hermione Grnger!- chilló ella, ahora su cara brillaba por las lágrimas. Varias parejas que se besaban se separaron para mirar-. ¡Pero no hablas conmigo! Q.....quizás sería mejor si sólo…sólo p.....pagáramos y fueras a encontrarte con Hermione G-Granger, como obviamente quieres!
Harry la miró fijamente, totalmente desconcertado, mientras ella tomaba unan servilleta con muchos adornos y limpiaba su brillante cara.
-¿Cho?- tanteó débilmente, deseando que Roger Davies aferrara a su novia y comenzará a besarla de nuevo para que dejaran de observarlos.

-¡Adelante, vete!- ahora lloraba en la servilleta. – No sé por qué me invitaste a salir en primer lugar si ibas a hacer arreglos para encontrarte con otras chicas justo después de mí…¿con cuantas vas a encontrarte después de Hermione?
- ¡No se trata de eso!- exclamó Harry, y estaba tan aliviado al entender finalmente la causa de su enfado que empezó a reír lo cual, se dio cuenta un segundo demasiado tarde, también fue un error.Cho se levantó de un brinco. Ahora la sala de té estaba en completo silencio y todos los estaban observando.

- Ya nos veremos, Harry- expresó ella dramáticamente, e hipando ligeramente se lanzó con violencia hacia la puerta, la abrió de golpe y se apuró hacia la lluvia torrencial.
-¡Cho!- llamó Harry, pero la puerta ya se había cerrado detrás de ella con un melodioso tintineo.
Hubo un silencio total en la casa de te. Todos los ojos estaban fijos en Harry. Éste lanzó un Galeón sobre la mesa, sacudió el confite rosa de su pelo, y siguió a la chica saliendo por la puerta.
Estaba lloviendo fuerte y ella no se veía por ninguna parte. Simplemente no entendía qué había pasado; media hora antes se la estaban pasando realmente bien.
-!Mujeres!- murmuró furiosamente, chapoteando por la calle lavada por la lluvia con las manos en los bolsillos-. ¿Para qué quería hablar de Cedric en todo caso? ¿Por qué siempre quiere sacar a relucir temas que hacen que actúe como una manguera humana?

Giró a la derecha, y forzó una fangosa carrera, y en unos minutos estaba girando hacia la entrada de las Tres Escobas. Sabía que era demasiado temprano para encontrarse Hermione, pero pensó que seguramente habría alguien aquí con quien pasar el tiempo. Sacudió su cabello mojado fuera de sus ojos y miró alrededor. Hagrid estaba sentado solo en una esquina, con expresión sombría.
-¡Hola, Hagrid!- lo saludó, cuando se hubo escurrido por entre las atestadas mesas y llevado una silla a su lado.
Hagrid saltó y miró a Harry como si apenas lo reconociera. Éste notó que tenía dos cortes frescos en su cara y varios moretones nuevos.
-Oh, eres tú, Harry- replicó Hagrid-. ¿Todo bien?
-Sí, estoy bien- mintió, pero ante la visión de este maltratado y apesadumbrado Hagrid, sintió que en realidad no tenía mucho de que quejarse- Er.....¿tú estás bien?

-¿Yo?- preguntó Hagrid-. Oh sí, estoy espléndido, Harry, espléndido.
Miró fijamente hacia las profundidades de su jarra de estaño, que era del tamaño de un gran balde, y suspiró. Harry no sabía que decirle. Se sentaron en silencio uno al lado del otro por un momento. Luego Hagrid expresó abruptamente:

-En el mismo bote, tú y yo, ¿no, Harry?
-Eh…..- murmuró Harry.
-Sí...lo he dicho antes...ambos como forasteros- aclaró Hagrid, asintiendo sabiamente-. Y ambos huérfanos. Sí... ambos huérfanos.
Tomó un gran trago de su jarra.
-Marca una diferencia, tener una familia decente- continuó-. Mí padre era decente. Y tus padres también. Si vivieran la vida sería diferente, ¿no?
- Sí .......supongo- dijo Harry con cautela. Hagrid parecía estar de un humor muy extraño.
- La familia- sentenció Hagrid lóbregamente.- No importa lo que se diga, la sangre es importante...
-Y enjugó una lágrima.
-¿ Hagrid- preguntó Harry, incapaz de detenerse-, dónde te estás haciendo todas esas heridas?
-¿Eh? - musitó Hagrid, sobresaltado-.¿Cu… cuáles… heridas?
-¡Todas esas!- indicó Harry, señalando la cara de Hagrid.
- Ah ... eso es sol......son tropezones y golpes normales- contestó restándole importancia-. Tengo un trabajo rudo…
Agotó su jarra, la dejó sobre la mesa y se puso en pie.
- Nos estamos viendo, Harry.....ten cuidado.Y moviéndose con pesadez salió de la cantina y desapareció en la lluvia torrencial. Harry lo observó partir, sintiéndose miserable. Hagrid era infeliz y estaba ocultando algo, pero parecía decidido a no aceptar ayuda. ¿Qué sucedía? Pero antes que pudiera pensar más sobre eso, oyó una voz que le llamaba.
-! Harry! ¡Harry, aquí!...Hermione le saludaba con la mano desde el otro lado de la habitación. Se levantó y se abrió paso hacia ella a través de la cantina atestada. Todavía se encontraba a unas mesas de distancia cuando se dio cuenta que no estaba sola. Estaba sentada en una mesa con la pareja más desigual que alguna vez pudo haber imaginado: Luna Lovegood y nada menos que Rita Skeeter, antigua periodista de El Profeta y una de las personas menos favoritas para Hermione en todo el mundo.
-¡Llegas temprano Harry!- exclamó Hermione, moviéndose para dejarle sitio para sentarse-. ¡Pensé que estarías con Cho, no te esperaba hasta dentro de otra hora al menos!
-¿Cho?- repitió Rita girándose de inmediato en su asiento para clavar ávidamente los ojos en Harry-.¿Una chica?
Tomó su bolso de piel de cocodrilo y buscó a tientas dentro de él.
-No es de su incumbencia si Harry está con cien chicas- Hermione habló serenamente-. Así es que aleje eso ahora mismo.
Rita había estado a punto de sacar una pluma verde ácido de su bolsa. Luciendo como si la hubieran obligado a tragarse un Stinksap, cerró de golpe su bolsa otra vez.
-¿Qué están haciendo aquí?—preguntó Harry, sentándose y trasladando la mirada de Rita a Luna y a Hermione.
-La Pequeña Señorita Perfecta estaba a punto de decírmelo cuando llegaste- replicó Rita, tomando un gran trago de su bebida-. ¿Supongo que tengo permiso para dirigirle la palabra?- espetó dirigiéndose a Hermione.
-Sí, supongo que puede- concedió la aludida fríamente.
El desempleo no le sentaba bien a Rita. El pelo que una vez había estado lleno de elaborados rizos ahora colgaba lacio y despeinado alrededor de su cara. La pintura escarlata de sus garras de dos pulgadas estaba astillada y faltaban un par de joyas falsas de sus lentes alados. Tomó otro gran trago de su bebida y preguntó por la esquina de su boca

-La chica ¿es bonita, Harry?
-Una palabra más acerca de la vida amorosa de Harry y el trato quedará roto, se lo prometo- declaró Hermione enfadada.
-¿Qué trato?- preguntó Rita, limpiándose la boca con el dorso de la mano-. No has mencionado un trato todavía, Señorita Sabelotodo, solamente me dijiste que viniera. Oh, un día de estos… -aspiró profundamente.
-Sí, sí, un día de estos usted escribirá más historias horribles acerca de Harry y de mí- comentó Hermione con indiferencia-.¿Por qué no busca a alguien a quien le importe?
-Han echado a correr un montón de horribles historias acerca de Harry este año sin mi ayuda- ironizó Rita, lanzándole una mirada de soslayo por encima del borde del vaso y agregando con un áspero susurro- ¿Cómo te hace sentir eso, Harry? ¿Traicionado? ¿Perturbado? ¿Incomprendido?
-Se siente furioso, claro está- intervino Hermione con una voz dura y clara-.-Porque le ha dicho la verdad al Ministerio de Magia pero el Ministro es demasiado idiota para creerlo.
-¿Así que realmente te ciñes a eso, que El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado ha regresado?- preguntó Rita, bajando su vaso y sometiendo a Harry a su penetrante mirada mientras sus dedos vagaban ansiosamente hacia el cierre del bolso de cocodrilo-. ¿Apoyas toda esa basura de Dumbledore quien está diciendo a todo el mundo que Tu-Ya-Sabes-Quien ha regresado y tú fuiste el único testigo?
-No fui el único testigo- gruñó Harry-. Había una docena de Mortífagos allí. ¿Quiere sus nombres?
-Me encantaría- suspiró Rita, buscando a tientas en su bolso otra vez y contemplando a Harry como si fuera lo más maravilloso que alguna vez hubiera visto-. Un titular muy temerario: "Potter Acusa......." Y el subtítulo, "Harry Potter da los nombres de Mortífagos que todavía siguen entre nosotros". Y luego, bajo una gran foto tuya, "el trastornado adolescente sobreviviente del ataque de Ustedes-Ya-Saben-Quien, Harry Potter, de quince años, el día de ayer cometió la barbaridad de acusar a respetables y prominentes miembros de la comunidad mágica de ser Mortífagos.......”
La pluma vuelapluma estaba ya en su mano y a medio camino de su boca cuando la expresión embelesada en su cara se apagó.
-Pero, por supuesto- continuó, bajando la pluma y atravesando con la mirada a Hermione-, a la Pequeña Señorita Perfecta no le gustaría que esta historia saliera a la luz, ¿no es así?
-De hecho- replicó Hermione dulcemente-, eso es exactamente lo que la Pequeña Señorita Perfecta quiere.
Rita la miró fijamente. Y también Harry. Luna, quien por su lado canturreaba soñadora “Wesley es nuestro rey”, bajo la respiración y removió su bebida con una cebolla de cóctel insertada en una varilla.
-¿Quieres que yo informe sobre lo qué él dice acerca de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado?-preguntó Rita a Hermione en voz baja.
-Sí, eso quiero- confirmó Hermione-. La historia verdadera. Todos los hechos. Exactamente como Harry los relatará. Le dará todos los detalles, le mencionará los nombres de los Mortifagos secretos que vio allí, le dirá qué aspecto tiene Voldemort ahora.....oh, conténgase- agregó desdeñosamente, tirando una servilleta a través de la mesa, pues, al oír el nombre de Voldemort, Rita había saltado en tan mala forma que se había volcado encima su vaso de whiskey de fuego.
Rita secó el frente de su mugriento impermeable, todavía mirando a Hermione, luego habló sin rodeos.

-El Profeta no imprimiría eso; por si no lo habías notado, nadie cree su falsa historia, todos piensan que está desvariando. Ahora, si me dejas escribir la historia desde ese ángulo...
-No necesitamos otra historia sobre cuan chiflado está Harry- replicó Hermione enojada-. ¡En verdad ya hemos tenido un montón de eso, gracias! ¡Quiero que tenga la oportunidad de decir la verdad!
-No hay mercado para una historia como esa- señaló Rita fríamente-Querrás decir que El Profeta no lo publicará porque Fudge no lo permite- puntualizó Hermione irritada
Rita lanzó a Hermione una larga y dura mirada. Luego, inclinándose sobre la mesa hacia ella, dijo en tono pragmático

-Bien, Fudge está apoyándose en El Profeta, pero viene a ser lo mismo. No imprimirán una historia que muestre a Harry bajo una buena luz. Nadie quiere leer eso. Va en contra del estado de ánimo del público. Esta última fuga de Azkaban ha dejado a la gente lo suficientemente preocupada. No quieren creer que Ustedes-Ya-Saben-Quien está de regreso.
-¿Así que el Diario El Profeta existe para decirle a la gente sólo lo que quieren oír, ¿es eso?—preguntó Hermione mordazmente.
Rita se enderezó nuevamente, sus cejas levantadas, y vació su vaso de whisky de fuego.
-El Profeta existe para venderse, chica tonta- dijo fríamente.
-Mi padre piensa que es un diario horrible- comentó Luna, interviniendo en la conversación inesperadamente. Sorbiendo su cóctel , contempló a Rita con sus enormes, protuberantes, casi desquiciados ojos- Él publica importantes historias que piensa que el público necesita saber. No se preocupa por ganar dinero.
Rita miró despectivamente a Luna.
-¿Supongo que tu padre edita algún estúpido boletín de prensa del pueblo?- comentó-. ¿Probablemente, Veinticinco Formas para Mezclarse con los Muggles y las fechas de la próxima Feria para venta de Moscas?
-No- contestó Luna, sumergiendo la cebollita de vuelta en su cóctel-. Es el jefe de redacción de El Sofista.
Rita bufó tan ruidosamente que la gente que estaba en una mesa cercana miraron alrededor alarmados.
- ¿Historias importantes que piensa que el público necesita saber, eh?- Remedó con sarcasmo-. Podría abonar mi jardín con el contenido de esa revistucha.
-Bueno, ésta es su oportunidad para elevar un poco su nivel, ¿verdad?- sugirió Hermione afablemente-. Luna dice que su padre estará encantado de publicar la entrevista de Harry. Es quién la va a publicar.
Rita clavó los ojos en ambas por un momento, luego dejó escapar una carcajada.
-¡El Sofista!-rió estridentemente-.¡Piensas que la gente le tomará en serio si es publicado en El Sofista!
-Alguna gente no- aceptó Hermione con voz plana-. Pero la versión de El Profeta de la fuga de Azkaban tenía algunos vacíos profundos. Pienso que mucha gente se preguntará si no hay una mejor explicación de lo que pasó y si hay una historia alternativa disponible, incluso si es publicada en un… - lanzó una mirada de reojo a Luna- en una......bien, digamos revista inusual… creo que serán lo bastante acuciosos como para leerla.
Rita no dijo nada por un buen rato, pero miraba a Hermione astutamente, inclinando la cabeza ligeramente hacia un lado.
-Bien, digamos por un momento que lo haré- comentó abruptamente-.¿Qué clase de retribución voy a conseguir?
-No creo que papá pague a los que escriben para la revista- dijo Luna entre sueños-Lo hacen porque es un honor y, claro está, para ver sus nombres impresos.
Rita Skeeter lucía como si el sabor del Stinksap estuviera fuertemente metido en su boca otra vez, mientras se giraba hacia Hermione.
-¿Se supone que haré esto gratis?
-Pues bien, sí- contestó Hermione serenamente, tomando un sorbo de su bebida-. En caso contrario, como muy bien sabe, informaré a las autoridades que es un Animago sin registrar. Claro que El Profeta le podría pagar bastante dinero, por un relato pormenorizado de la vida en el interior de Azkaban.
Rita se veía como si nada le hubiera gustado más que aferrar la sombrilla de papel que sobresalía de la bebida de Hermione y empujarla por su nariz.
-Supongo que no tengo otra opción, ¿verdad?- se rindió Rita, su voz estremeciéndose ligeramente. Abrió su bolso de cocodrilo una vez más, extrajo un trozo de pergamino, y levantó su pluma a vuelapluma.
-Papá estará encantado- Luna estaba radiante. Un músculo tembló en la mandíbula de Rita.
-Está bien, Harry- le animó Hermione girándose hacia él-. ¿Listo para decir la verdad al público?
-Supongo- expresó Harry, observando a Rita que balanceando la pluma a vuelapluma ya preparada sobre el pergamino entre ellos.
- Empecemos entonces, Rita- propuso Hermione serenamente, pescando una cereza del fondo de su vaso.

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